Madrid - Publicado el - Actualizado
1 min lectura
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, y el primer ministro israelí Netanyahu, han sacado toda su artillería contra la última resolución del Consejo de Seguridad sobre los asentamientos israelíes en Cisjordania. La resolución, aprobada el pasado viernes con el voto a favor de España y la abstención de Estados Unidos condena dichos asentamientos.En contra del principio de los Acuerdos de Oslo- paz por territorios- el Estado de Israel ha permitido cuando no alentado durante los últimos años la política de los colonos que ocupan territorio palestino. Son ya 600.000 los que viven en una zona que, según el derecho internacional, no es de soberanía israelí. El movimiento de ocupación de los colonos no es ni mucho menos secundado por todos los israelíes sino por un sector radical. El Tribunal Supremo de Israel ha ordenado, sin ir más lejos, que se desmantelara la colonia de Amona construida en Cisjordania. El problema es que Netanyahu se apoya en los más extremistas para continuar en el poder.Israel tiene derecho a una vida en paz, sin la amenaza permanente del terrorismo. Pero la política de los asentamientos, la arbitrariedad de los controles, la asfixia de ciudades como Hebrón o Belén, son la peor política imaginable, porque alimenta a los sectores más radicales de los palestinos.