Madrid - Publicado el - Actualizado
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A pesar del anuncio de la derrota del Daesh en su último bastión sirio, en las últimas horas se han seguido produciendo bombardeos de la coalición internacional en Al Baguz. Es sin duda una gran noticia vencer al califato del terror proclamado por este grupo terrorista en el verano de 2014. La escisión de Al Qaeda que se convirtió en el Daesh, llegó a tener 60.000 combatientes, muchos de ellos llegados de diversos rincones del planeta. Por primera vez en la historia reciente uno de los grupos terroristas más sanguinarios conseguía controlar un amplio espacio en el norte de Irak y en el este de Siria. En los últimos casi cinco años ha protagonizado varios genocidios, ha causado decenas de miles de muertos y ha provocado fracturas étnicas, sociales y religiosas que requerirán decenios para ser cerradas.
La victoria militar, importante sin duda, no puede hacernos olvidar los grandes retos pendientes. Uno de los más inmediatos es qué hacer con los 20.000 combatientes del ISIS detenidos en Iraq y los 7.000 prisioneros de guerra que han hecho en las últimas semanas los kurdos en Siria. Muchos de ellos son de otros países y no poco europeos. Es necesario hacer un trabajo dentro del islam sunní para que el radicalismo alimentado durante años en la zona no se traduzca en un nuevo rebrote de otra fórmula yidahista. Los líderes de las comunidades musulmanas tienen la responsabilidad de erradicar el Daesh de los corazones.