'Línea Editorial'

Sin falsas alarmas

Como han señalado las resoluciones del Parlamento Europeo, el sistema establecido por el Acuerdo de Dublín que descarga todo el peso en el primer país de llegada debe ser modificado.

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La cumbre informal sobre inmigración que se ha celebrado en las últimas horas ha puesto de manifiesto varias cosas. Aunque no se han adoptado todavía medidas concretas, se ha podido dialogar en un clima de confianza. Se ha hecho evidente que la reforma del sistema de asilo, pendiente desde 2016, debe tener en cuenta que los países del sur somos los que estamos realizando más esfuerzos. Como han señalado las resoluciones del Parlamento Europeo, el sistema establecido por el Acuerdo de Dublín que descarga todo el peso en el primer país de llegada debe ser modificado.

En cualquier caso, como ha indicado el Presidente Macron, estamos en una crisis más pensada que real. A pesar de lo que ha sucedido en los últimos días, las cifras de llegadas de inmigrantes a través del Mediterráneo son mucho menores que las del año pasado y están muy lejanas del gran pico de 2015. Son las urgencias políticas nacionales y la instrumentalización de la inmigración, especialmente en Italia y en Alemania, lo que nos ha llevado a la situación en la que estamos. El rechazo al inmigrante que se extiende en una parte de Europa es provocado no por una saturación sino por un sentimiento de frustración. Frustración por el modo en el que hemos salido de la crisis y por la falta de referentes de significado. La crisis migratoria, en última instancia, no la provocan los migrantes sino la falta de sentido con la que se les mira.

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