La Almudena, una Virgen milagrosa y de leyenda

9 de noviembre de 1085. El rey Alfonso VI El Bravo, ha convocado una procesión en los alrededores del Alcázar porque quiere buscar la imagen de una Virgen que se encontraba escondida en la vieja muralla desde hace trescientos años.

Al pasar junto a la Puerta de la Vega, un tramo de la muralla se viene abajo y allí, junto a un antiguo silo, con dos cirios encendidos al lado, aparece la imagen de la Virgen, una imagen ennegrecida por el humo de aquellos cirios que, milagrosamente, habían permanecido encendidos durante tres siglos.

Acababan de encontrar a la Virgen de la Almudena, desde entonces, patrona de Madrid.

Cuenta la leyenda que, antes, cuando el Cid, ya reconciliado con Alfonso VI y convertido en Capitán de Castilla, se encontraba en las afueras de Toledo esperando poder recuperar Madrid de la invasión musulmana, encontró a un leproso que había caído en una zanja. Cuando el Campeador le ayudó a salir vio, atónito, como aquel leproso se convertía en mujer y le indicaba el lugar por el que debía entrar en la ciudad. Cuando, haciéndole caso, El Cid y sus caballeros llegaron al lugar indicado, una de las torres se derrumbó silenciosamente y así pudieron entrar Madrid y reconquistarla.

Poco después, la única descendiente de un madrileño que había escondido la imagen de la Virgen en un hueco de la vieja muralla, se acercó al Cid para contarle el secreto que habían guardado durante generaciones en su familia, pero no consiguieron encontrar el escondite. Como el Campeador se marchó a Valencia para recuperar la ciudad de los invasores, fue el rey quien siguió la búsqueda hasta dar con ella aquel 9 de noviembre de 1085, en el lugar exacto en el que hoy se encuentra una imagen de la Almudena hecha en piedra.

Fotos: Luis Pérez Pujol

Un poco más arriba, en la Cuesta de la Vega, está la entrada independiente a la cripta, el primer edificio construido de la catedral.

La Catedral de la Almudena, cara a cara con el Palacio Real y con la Plaza de la Armería por medio es, después de muchos siglos de obras, una catedral bellísima en cuyo altar nos recibe la imagen más querida, la de la patrona de Madrid, pero que no es la original sino una copia del siglo XV, porque la original se había quemado en un incendio.

Recorrer la catedral, deleitarnos con sus murales, encomendarnos a La Almudena, recogernos en la cripta donde nos sorprende un “bosque” de capiteles todos diferentes, visitar su museo o subir a su torre para disfrutar de las impresionantes vistas sobre Madrid y la Casa de Campo, es todo un regalo.