Cinco sacerdotes rezan un responso diario en el Palacio de Hielo

La pista de patinaje se convierte en una ‘gran morgue’ 

Cinco sacerdotes rezan un responso diario en el Palacio de Hielo

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Vivimos momentos en España muy duros. Son ya tantas las personas fallecidas, que los crematorios de Madrid están desbordados. Por eso, el Palacio de Hielo se ha convertido en la ‘la gran morgue’. El Palacio de Hielo es una pista de 1.800 metros cuadrados en el que se han comenzado a llevar cantidad de cadáveres de personas fallecidas por el COVID-19. La temperatura de la pista de hielo es de cinco grados bajo cero, los cuerpos esperaran allí, a ser incinerados hasta que se pueda. Son muchos las personas, que no pueden despedirse de sus familiares o amigos fallecidos. Por eso, cinco sacerdotes rezarán un responso diario a todos aquellos fallecidos que no han podido ser incinerados.

En COPE hemos hablado con uno de ellos, Vicente Esplugues. “Está siendo muy duro, la primera vez que entre en el Palacio de Hielo se me caían las lágrimas al ver todo lleno de personas fallecidas, es la realidad ya no vista desde la pantalla, lo estaba viendo con mis propios ojos, pero hay una paz serena al saber que estamos en las manos de dios” afirmaba Vicente.

Por las mañanas a las 11 de la mañana, se acerca con su coche al Palacio de Hielo, se pone su mascarilla, sus guantes de nitrilo, su estola morada en el cuello, lee la palabra de Dios y bendice los féretros con agua bendita. “Buscamos dar consuelo a todas las familias para que sientan que sus familiares están acompañados, que hay una oración por ellos, y qué gozarán del eterno descanso. Es un granito de arena, en medio de esta masa de dolor, intentamos iluminar desde la fe esta situación”.

Sacerdotes como Vicente rezan por los familiares. Vicente asegura que está siendo una experiencia muy dura, pero que a él, le reconforta mucho, porque sabe que está haciendo lo que debe de hacer. Porque la Iglesia no abandona en estos momentos a la humanidad, sino que la acompaña en la fe.