El coronavirus hace mella en el mercado laboral madrileño

El paro sube un 3,08% y se pierden más de 52.000 afiliados a la Seguridad Social

Álvaro Coutelenq

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No es la caída tremenda de Andalucía, el palo que se llevan regiones turísticas como Valencia o Canarias, pero los datos del paro registrado en Madrid sí suponen un duro revés para la primera economía nacional.

En Marzo se han apuntado a las antiguas oficinas del INEM 10.864 personas. Es una subida del 3,08%. El total de desempleados en la Comunidad de Madrid se queda en 363.760 personas. Y aquí no contamos a los miles de madrileños acogidos ya a un ERTE por esta crisis del coronavirus. Esos trabajadores no se consideran "PARO REGISTRADO".

En términos interanuales, el paro sube en 10.023 desempleados, un 2,83% más con respecto marzo de 2019. Para hacerse una idea, ese marzo de 2019, hace un año, en Madrid el paro bajó en más de 26.315 personas.

Peor es el dato de afiliación, el que mide la creación de empleo. Se han perdido en la región el pasado marzo 52.065 empleos. Hace un año, se crearon 17.618 puestos de trabajo. 

Los datos de paro y afiliación a la Seguridad Social conocidos hoy reflejan todavía parcialmente, en opinión de CEIM Confederación Empresarial de Madrid-CEOE, la realidad económica provocada por la paralización de gran parte del tejido productivo.

El presidente de la patronal madrileña CEIM, Miguel Garrido, “estamos ante una crisis sin precedentes en cuanto a su causa, rapidez y extensión a todos los sectores, algunos de ellos absolutamente paralizados, como el turismo, la construcción, el comercio textil, la hostelería o la cultura”.

Para los empresarios madrileños, es pronto para calibrar la extensión del impacto en el empleo, puesto que “será durante este mes de abril cuando se conozca realmente la cifra de trabajadores afectados por expedientes de regulación temporal de empleo y, más a medio plazo, las empresas, fundamentalmente pymes y autónomos, que se verán abocados a desaparecer”.

Ante este escenario desconocido, piden dotar de seguridad jurídica y certidumbre, en la medida de lo posible, a las empresas y trabajadores. Por eso lamentan que a nivel nacional se haya obviado el diálogo social, desaprovechando así sus ventajas en cuanto a espacio de negociación de mejores soluciones, consenso e impacto más rápido de las medidas.