Guardería en el juzgado o cómo hacer que los niños disfruten en un lugar hostil

Madrid estrena un proyecto pionero que busca hacer menos traumática la visita de los menores que son víctimas, directa o indirectamente, de la violencia doméstica.

Luis Manuel Rafael

Publicado el - Actualizado

2 min lectura

El pequeño 'Rubén' ha tenido que acompañar a su madre al Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Madrid. Por suerte, no ha tenido que estar presente en el proceso. En su lugar, ha estado jugando en la 'guardería' del edificio, como si nada pasara.

Un proyecto piloto, pionero en España, busca dar solución a las madres que están involucradas en un proceso judicial y no tienen donde dejar a sus hijos, haciendo que la experiencia de los menores en el lugar sea menos traumática.

"Hasta aqui acuden niños posibles víctimas de violencia doméstica o acompañando a un familiar que está sufriendo esa violencia", explica Adriana Lainez, directora del programa 'Fundación Solidaria' y responsable de la atención de los niños.

El objetivo es que los niños no estén por los pasillos, atendidos por funcionarios o, directamente, presenciando una testificación o un juicio. "Los Juzgados de Violencia sobre la Mujer no son espacios especialmente amables. Si a eso le añades la situación familiar que vive un menor y el motivo por el que está aquí, es muy probable que la visita les pueda afectar de forma negativa", expone Lainez.

El lugar está perfectamente equipado para el disfrute de los pequeños. Hay columpios en la entrada. En el interior, una habitación decorada e insonorizada al estilo de una guardería, con espacio de lactancia, cambiador de pañales o microondas, hace que nos olvidemos de que en las habitaciones contiguas se juzgan casos de violencia contra las mujeres.

Los niños que acuden a la sala tienen entre 0 y 14 años. Los mas mayores, conscientes de por qué están allí, son quienes peor lo pasan. "Una vez un niño me dijo que estaba aquí porque su papá se había portado mal con su mamá", explica Alba, una de las monitoras.

En mes y medio, 50 menores de entre 0 y 14 años han pasado por este lugar. De hecho, no se descarta que esta iniciativa pueda ampliarse a más juzgados. La despedida, cuenta Alba, siempre es un momento especial. "Siempre se van con un gracias y diciendo que es un servicio que hacía falta. Es mucho mejor que estén aquí a que estén en un pasillo".