Miguel, el ciclista que ha aparcado la bici para regentar la frutería de sus padres

Son mayores, y para evitar riesgos por el coronavirus, ahora es él quien lleva el negocio familiar

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Estos días difíciles también encontramos historias con una lectura positiva. Historias como la de Miguel Silvestre. Es ciclista profesional y ha sacrificado su rutina por un motivo especial: el de ayudar a sus padres.

Ha aparcado la bici, se ha quitado el casco y se ha puesto un mandil para ocuparse del negocio familiar: una frutería en la madrileña calle de Felipe Campos. Miguel lleva por bandera que la familia es lo primero y por eso ha decidido cambiar los pedales y dar este paso. Sus padres son mayores, y como forman parte de uno de los grupos de riesgo, prefiere que se queden en casa para evitar la posibilidad de que se contagien. Ha contado a COPE que esto también es una manera de agradecerles todo lo que han hecho por él: “Todo ha salido gracias a esos escasos 30 metros cuadrados, así que yo creo que de bien nacido es ser agradecido, y devolverle a la tierra, lo que la tierra te ha dado, para mi volver aquí ha sido bonito y para mis padres también. Ellos siempre han tenido claro que mi vida estaba fuera de aquí porque yo siempre he sido bastante inquieto, pero bonito volver porque siempre he ido a los mejores colegios y a la mejor escuela que es esta frutería”.

Estos días, Miguel Silvestre tendría que estar regresando de participar en una prueba de ciclismo de montaña que se celebra anualmente en Sudáfrica. Dos días antes de coger el vuelo, decidió cancelar su participación por la que se venía encima. Ahora, sus entrenamientos han cambiado por completo, ha pasado a coger cajas, subir escaleras y dar servicios a amigos y clientes: “He hecho el recuento y al día estoy moviendo como unos 5.000 kilos de fruta, y la bici, la verdad es que llevo dos semanas sin tocarla. Siempre la tengo en mente pero no la echo de menos porque en la vida hay que priorizar. Me parecería incluso hasta egoísta estos días, dedicar un rato a montar en bici cuando sé que puedo ayudar más aquí o a esa vecina para que no le falte de nada”.

Ahora, como él dice, toca estar a las duras y a las maduras, para que todo vaya sobre ruedas.