'Pelotazo' en la Ermita del Santo: los vecinos contra la construcción de 600 viviendas en el centro comercial

El promotor asegura en COPE que se crearán 4.000 empleos y que los beneficios redundarán en el barrio y en los servicios de los madrileños.

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Luis Manuel Rafael

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

'Pelotazo' a la vista en Puerta del Ángel y Los Cármenes. El Ayuntamiento de Madrid prepara los trámites para recalificar los 50.000 metros cuadrados donde se leventa ahora mismo el Centro Comercial la Ermita del Santo. En 2030, se levantarán dos torres de 21 y 28 plantas y 600 viviendas, algunas de lujo. Los vecinos se movilizan ya para tratar de detener la operación. El promotor, defiende en COPE, que los beneficios redundarán en todo el barrio.

Los antecedentes del proyecto se remontan a hace casi una década, bajo el mandato de Ana Botella. La llegada de Manuela Carmena a la alcaldía lo detuvo y ahora, se ha vuelto a retomar. El pasado mes de julio, la Junta de Gobierno del consistorio aprobó inicialmente una modificación del plan general para poder recalificar los terrenos, actualmente de uso deportivo, lo que va a multiplicar por cinco su valor.

Son más de 50 mil metros cuadrados de superficie. En la actualidad, se concentra un centro comercial, un teatro, un conocido 'karting' y numerosas superficies. El plan contempla la promoción de 600 viviendas, 160 protegidas, en bloques de entre seis y 12 alturas, además de dos torres de 28 y 21 plantas, que irán acompañados de 1.089 plazas de 'parking'.

Los vecinos se han movilizado tras conocer la noticia. Denuncian que este proyecto va a generar masificación, más trafico y va a colapsar los servicios publicos. "Es un barrio que está infradotado. Los colegios, los institutos, los centros de salud, están saturados. Con 600 viviendas más, habría más necesidades", expone Luis Antonio, uno de los vecinos. "La afectación es general. Todo. El tráfico aumentaría notablemente y eso que los accesos a la M-30 ya están colapsados", critica.

Para vecinos como Maite, el problema es que la nueva edificación no respeta la arquitectura del barrio y sufrirán la ausencia de luz solar. "Tenemos viviendas de los años 60. Si construyen esas dos 'moles' va a haber zonas, según las proyecciones que hemos hecho, que queden en sombra desde las 2 de la tarde", afirma.

Lo cierto es que el centro comercial 'Ermita' está lejos de ser lo que un día fue. Solo hay que darse una vuelta para comprobar que se trata de un espacio 'fantasma', más típico de una pelicula de terror. La mayoría de los negocios ha echado la persiana. Los pocos que permanecen abiertos -una bolera, un gimnasio, un 'karting' o varias franquicias de comida rápida- reconocen que el lugar está muerto. "Llevo 6 años aquí y esto es siempre así. No hay nadie. Nosotros sobrevivimos porque estamos frente a la calle", señala uno de los comerciantes.

Esa es la idea de la que parten los dueños de los terrenos. Darle vida al espacio. Los promotores defienden que esto es una operación buena para el barrio. Prometen 4 mil empleos.

"Tenemos una parcela que está obsoleta y que queremos que genere algo para la ciudad. Los ingresos van a ser para todos los madrileños", explica su portavoz, David Mallada. Preguntado por si buscan dar un "pelotazo", no lo niega. Dice que su empresa quiere "ganar dinero" y que eso es bueno para Madrid y para sus vecinos, que también se benefician con la operación.

Sobre las quejas vecinales, asegura que lo hacer dos torres tan altas ha sido cosa del ayuntamiento, de las normas urbanísticas, pudiendo así liberar espacio para otros servicios. De hecho, están dispuestos a hablar, a negociar, con los vecinos para ver qué dotaciones y servicios se pueden instalar. "No queremos hacer algo que absolutamente todo el mundo esté en contra. Nuestra opinión es que hay muchas cosas del proyecto en las que se les puede dar cabida a los vecinos. Cuando hablamos de plazas públicas, de servicios, de 'parkings'.. hay muchas cosas que se pueden mejorar", señala.

Como pronto, las obras no empezarían hasta 2026, con un plazo de ejecución de 4 años.