El ahuehuete del Retiro: el origen mexicano del único árbol del Retiro que sobrevivió a la invasión francesa

El árbol más antiguo de Madrid vive una segunda juventud tras sobrevivir a los zarpazos de Filomena

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Ramón García Pelegrín

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Taxodium mucronatum. No es la fórmula mágica de la piedra filosofal ni tampoco un insulto de la época de los godos aquellos que sentaron sus reales entre nosotros hasta que los musulmanes tomaron al asalto la Ibérica en el 711. El taxodium mucronatum es el árbol más longevo de Madrid con una edad aproximada de 360 años que difícilmente alcanzaremos ni usted sufrido lector, ni yo no menos sufrido autor de estas líneas botánicas. Un árbol protegido por su carácter singular.

Para verlo no hay más que entrar en el famoso Parterre de los jardines del Buen Retiro, en el lado oeste del parque. El árbol de marras se encuentra muy cerca de la puerta de Felipe IV, en mitad del paseo de Alfonso XII. Muchos lo llaman ciprés calvo y se quedan tan anchos como el tronco de este árbol, pero en realidad de ciprés tiene poco; se trata de un ahuehuete, el árbol mariachi porque es el árbol nacional de México, una especie exótica que mantiene las hojas todo el año y que puede alcanzar los cincuenta metros de diámetro. Algunos ejemplares en México pueden llegar a vivir entre dos mil y seis mil años.

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¿Del siglo XVII o posterior?

El ahuehuete del Retiro podría datar de 1633. Más o menos de la misma época en que se construyó el Palacio del Buen Retiro, diseñado por el arquitecto Alonso Carbonel siguiendo las órdenes de Felipe IV, y se plantaron los primeros árboles. El ahuehuete podría proceder de las semillas enviadas por el obispo de Oaxaca (México) y que sirvieron para inaugurar una parte del Real Sitio en ese mismo siglo XVII.

Según reza en una placa junto al ejemplar, la existencia de ahuehuetes del siglo XVIII en Aranjuez, de anchura y altura superiores, hace pensar que quizá el del Retiro pueda datar de esa misma época. En ese caso, también sería uno de los árboles más antiguos de Madrid.

Ahora que conmemoramos doscientos y pico años del levantamiento popular contra la invasión napoleónica, cuenta la leyenda que este árbol portentoso sobrevivió a la tala de los invasores franceses. Al parecer, los artilleros recurrían al ahuehuete, durante la guerra de la Independencia, para disimular sus piezas de artillería dada la forma y reciedumbre de sus ramas.

Filomena maltrató a la mayoría de árboles que pueblan el Retiro e incluso aniquiló a mil. Pero no al alhuehuete, no al taxodium mucronatum que aguantó en pie como un jabato, un auténtico prodigio de la Naturaleza. El motivo, según los expertos, es que sus hojas son muy finas, por lo que se acumuló poca nieve sobre ellas.

En uno de mis largos paseos por el Retiro, encontré unos versos anónimos en el Parterre, dedicados a este árbol que lleva casi cuatrocientos años con nosotros. No me resisto a escribirlos.

Cuando ya nada importe

Cuando el futuro sea solo viento de ceniza

Cuando el olvido sea nuestro reino

Tú seguirás erguido y solo en el Retiro

Faro de sombra, luz de ensueño

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