Alejandro es profesor y confía en la seguridad de AstraZeneca pero le preocupa qué pasará con la segunda dosis

Alejandro es profesor en un colegio de la capital. Tiene 53 años y se vacunó hace dos semanas en el Hospital Zendal. Es una de las 161.818 personas que recibieron la primera dosis de la vacuna Astrazeneca que se ha administrado en el estadio Metropolitano y el Hospital Zendal a profesores, bomberos, policías, personal de protección civil, farmacéuticos o fisoterapeutas, entre otros. Todos ellos menores de 55 años y sin que se haya detectado ningún tipo de reacción grave.

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“Ha ido todo bien, no he tenido si síntomas, ni efectos secundarios, sin ningún problema”, cuenta Alejandro a COPE. Sí conoce casos de algunos compañeros de su colegio que han tenido algún tipo de reacción leve y también su hermana, profesora en un instituto de Tres Cantos que “tuvo fiebre y dolor de cabeza, como una especie de COVID exprés que solo le duró una noche”, explica recordando que reconoció los mismos síntomas que él tuvo cuando pasó la COVID-19 hace un año. En el caso de su hermana “al día siguiente ya estaba bien”.

Reconoce que se ha preocupado “pero no en exceso” con las noticias sobre la vacuna AstraZeneca aunque confía en su seguridad “porque si nos la han puesto a un millón de personas y solo ha habido un caso grave no es muy significativo”.

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Pero lo que realmente le preocupa de lo que pasará con la segunda dosis que, en su caso estaba prevista para finales de mayo o principios de junio. “¿Nos la van a poner, no los

la van a poner, nos vamos a quedar a la mitad?”, se pregunta. Lamenta que “a veces parece que somos una especie de cobayas con las que están experimentando por no haber podido desarrollar los protocolos con los años de ensayo de laboratorio necesario”. Pero reconoce que “la urgencia” ha marcado los tiempos y que “no hay que dramatizar, tenemos que vacunarnos”.

De momento, las vacunaciones con Astrazeneca en la región se han paralizado.