Lidia sale a la calle 14 meses después

Lidia llevaba 14 meses sin salir de su casa porque el ascensor de su edificio no funcionaba. Está en silla de ruedas. Por fin ha vuelto a escuchar el sonido de los pájaros.

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Las buenas noticias escasean tanto que contarlas parece una hazaña particular. Hace unos días un equipo de COPE entró en casa de Juan y de Lidia para contar su historia. Lidia tiene 60 años y hace cinco sufrió un ictus que la dejó en silla de ruedas. Vive con Juan, su marido, en un piso de cuarenta metros del Instituto de la Vivienda de la Comunidad de Madrid (IVIMA) del barrio de Valdebernardo. Hace algo más de un año okuparon su edificio. La comunidad se dejó de pagar y la luz se fue dentro del bloque. Tampoco funcionaba el ascensor.

Han pasado 14 meses desde que Lidia no salía a la calle. Juan se encarga de ella y atiende todos sus cuidados, pero le operaron del corazón hace unos años y no es capaz de coger a Lidia y bajarla hasta la calle por las escaleras. “14 meses ahí sentada”, dice Juan, con mucha pena dentro. El ictus también afectó al cerebro de Lidia y apenas tiene conversación. Estaba muy deprimida. Juan cuenta que el SAMMUR tuvo que venir una vez a ingresarla en el hospital por un episodio depresivo muy severo. “Dice que se quiere ir de aquí, pero yo le digo que esto es temporal, que se va a arreglar”. Lidia murmulla que no tiene sentido vivir así, estando encerrada.

Es un honor que COPE haya puesto un granito de arena para que Lidia se dejase de sentir tan desgraciada. Ya tienen ascensor. Juan bajó un día como todos los demás a sacar a los perros a las ocho de la mañana cuando vio a Julián, el ascensorista, “ha venido tantas veces que ya le conozco”. Le dijo que estaba poniendo el ascensor a punto. “Subí corriendo a despertar a Lidia y me dijo que la vistiera ya, corriendo, no quería ni desayunar”.

Ahora salen un rato por las mañanas y otro a última hora de la tarde. Pasean, se sientan en un banco, en una terraza, van a Faunia a ver a los animales. Quieren irse los sábados a la sierra, coger el coche y salir del barrio. Lo primero que hicieron fue bajar con los perros y tomarse un vermouth, “para celebrar”, dice Lidia. “No apreciamos las cosas cuando las tenemos, salir a la calle, ir a un centro comercial... ahora lo queremos hacer todo”, nos cuenta Juan.

La primera vez que el equipo de COPE fue a ver a Lidia estaba apagada, desmejorada, físicamente muy cansada. No tenía conversación, le costaba mucho hablar. Esa casa se mantenía con el buen humor de Juan. La segunda vez, Lidia estaba sentada en su sillón, erguida, participando en la charla, mirándonos. Parecía otra persona, más activa y más feliz. “Estoy muy contenta”, repetía constantemente.

“Hemos ganado la batalla, pero no la guerra”, dice Juan. Están en trámites para cambiarse de vivienda con el IVIMA porque el piso solo tiene cuarenta metros cuadrados y les cuesta mucho moverse con la silla. Lidia necesita a Juan para cualquier cosa, “con lo que a ella le gusta cocinar y no puede ni ir a la cocina”. Ese proceso es largo y quizás dure algo más de un año. Pero parece que avanza y que les concederán el cambio. Los okupas siguen en el edificio y el día a día sigue siendo muy complicado. Necesitan más soluciones.

Herrera en COPE

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Con Carlos Herrera

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