'Salimos sin molestar' vuelve al centro de Madrid para concienciar sobre el ruido nocturno

Se confunden con algún puesto animalista y aunque se hacen llamar gatos, nada tienen que ver con ellos. Son los miembros de la campaña 'Salimos sin molestar', que cada fin de semana, durante este mes de julio, están recorriendo los principales puntos de la capital para sensibilizar sobre los problemas de ruido que el ocio nocturno genera.

Su trabajo se basa en escuchar a los vecinos y mediar con clientes y hosteleros para que actúen de una forma responsable. Lo hemos comprobado este fin de semana en la Plaza de Olavide. Alberto, el coordinador, ya con varios años de experiencia en el proyecto, explica que su trabajo varía mucho en función del lugar. "Hay zonas y zonas. Las más complicadas son aquellas donde el ocio se descontrola y la gente va a hacer botellón". Según su experiencia, los locales de ocio suelen colaborar con ellos y no suelen ser los responsables de los altos niveles de ruido.

El equipo de 'Salimos sin molestar' lo componen, además de Alberto, seis mediadoras que se encargan recogen las principales demandas de los vecinos y explicar las principales medidas que facilitan la reducción del ruido. "La gente piensa que estamos para adoptar gatos pero cuando hablamos con ellos, se sorprenden". "No es lo mismo la gente joven que la gente mayor. Ellos son los que lo sufren y por tanto, están mas concienciados con este tema", dice. "No hay que generalizar, pero es muy dificil controlarlo. La gente tiene muchas ganas de salir de fiesta".

Los vecinos acogen de buen grado iniciativas como ésta. Muchos se acercan para interesarse por la campaña sin saber realmente sobre qué trata, pero al saberlo, rápidamente, empatizan con el problema.

Todos, en mayor o menos medida, sufren este problema. Por ejemplo, Belén quien denuncia la proliferación de terrazas. "Han ocupado aparcamientos. Donde antes habia 6 mesas, ahora hay el doble". Es la queja generalizada. En Madrid, en 2020, las terrazas han crecido un 82%. La pandemia ha trasladado el ocio noctuno del interior al exterior

Pedro, un joven que se encuentra paseando a su perro, sufre sueño ligero y tras el fin del Estado de Alarma, sus problemas han vuelto. Defiende que el problema no es de los hosteleros. "Ellos cumplen. El problema es cuando la gente a la calle, se ponen a fumar, a gritar...", asegura.