Quince jóvenes de Tres Cantos viajarán de misión a Costa Rica para disfrutar de unas vacaciones solidarias

Tras un año de parón por la pandemia, los viajes de misiones vuelven a ser la opción de muchos madrileños para disfrutar del ansiado periodo vacacional.

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Miriam y Lourdes, dos jóvenes madrileñas que este verano viajarán a Costa Rica como misioneras.

Luis Manuel Rafael

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No todo es irse a la playa o hacer turismo en alguna gran ciudad. También hay otras alernativas para disfrutar de las merecidas vacaciones veraniegas. Una de ellas es irse de misionero a un país menos desarrollado. Con ello no se consigue sólo conocer un pais sino tambien ayudar a quienes más lo necesitan.

Pues eso mismo es lo que van a hacer 15 jóvenes madrileños de Tres Cantos. El próximo 10 de agosto se marchan durante 20 días a Costa Rica para pasar allí su periodo vacacional. Se irán al interior del país, a la selva, donde se encuentra una de las zonas más pobres de todo Centroamérica. Allí les espera el padre Pablo, sacerdote madrileño que desarrolla su labor como misionero, y al que ayudarán a facilitar la vida de los indígenas costarricenses con tareas tales como el reparto de alimentos o en las labores de la eucaristía.

El año pasado, la pandemia y las restricciones a la movilidad internacional obligaron a posponer estos viajes pero ahora, a medida que la vacunación avanza, más madrileños vuelven a apostar por este tipo de vacaciones solidarias.

Uno de los quince jóvenes que viajará a Costa Rica es Lourdes. Ella es abogada. Tiene 29 años y es la primera vez que realiza una iniciativa de este tipo. "Siempre he tenido ganas de hacer un viaje así, pero este año se ha juntado todo. La posibilidad de hacerlo, tiempo, y también dinero para sufragar los gastos". La pandemia, asegura que no ha sido un obstáculo, aunque en el mes de mayo, cuando la situación se puso complicada en este país, tuvo dudas de si, finalmente, podrían viajar.

Más experiencia tiene Lourdes. Ella ha sido quien ha convencido a Miriam de atreverse a viajar a Costa Rica. En su caso, ésta será su cuarto viaje como misionera, una experiencia que asegura, le ha cambiado la vida. "Todo el mundo debería hacer este tipo de viajes al menos una vez en la vida. Irte de misiones es un regalo. Es una forma de mirar al otro y darte cuenta de todo lo que tienes".