¿Cuál es la estrategia de Ciudadanos para hacerse con los votantes del PP y PSOE?

“Por primera vez en Cataluña ha ganado las elecciones un partido constitucionalista y ha sido Ciudadanos. Un partido que en sus primeras elecciones sacó tres diputados”. Inés Arrimadas comparecía con estas palabras nada más conocer los resultados de las pasadas elecciones autonómicas. Más de un millón de votos confirmaron los sondeos que los principales periódicos llevaban meses realizando sobre el ascenso de la formación en intención directa de voto, y que a la postre revalidó el CIS de enero. Albert Rivera es el político mejor valorado por los españoles y la formación que preside no deja de hacerse con los electores del PP y PSOE.

Con un discurso transversal capaz de llegar a la mayoría de la sociedad, edificado sobre cuestiones que aúnan como la lucha contra la corrupción o el independentismo, pero sin una posición clara en materias que confrontan como la prisión permanente revisable o el debate monarquía o república, la formación se sitúa como la tercera fuerza política de la nación. Y aunque vive una luna de miel, de momento le falta maceración para ganar las próximas elecciones generales.

Como explica el analista político Manuel Marín, adjunto al director del diario 'ABC', “Ciudadanos carece de estructura política a nivel nacional, no tiene representación en comunidades autónomas como Galicia o el País Vasco y el voto rural, que representa en torno al 40% del total, se le escapa. Es muy difícil que los resultados que obtuvieron en las elecciones de Cataluña se repitan a nivel nacional. E igual de improbable es que le retiren su apoyo al Gobierno en la actual legislatura para forzar nuevos comicios”.

UNA POLÍTICA REVERSIBLE QUE HUYE DE POSICIONAMIENTOS

Sin una sólida implantación, el éxito de la formación parece que tiene más que ver con el descrédito ajeno que con los méritos propios. Apenas acusa desgaste político porque nunca ha gobernado –aunque sí ha servido de bisagra a los partidos tradicionales- y su líder, Albert Rivera, no está tan enfangado como sus otros tres adversarios: el jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, deteriorado por la acción de gobierno y la corrupción; Pedro Sánchez, en proceso de liderar un PSOE en marejada tras las luchas de poder que se produjeron el año pasado; y Pablo Iglesias, que no ha respondido a las expectativas que generó el 15-M y ha convertido Podemos en un partido más con sus satélites territoriales acechando alrededor.

"La formación apenas acusa desgaste político porque nunca ha gobernado y su líder, Albert Rivera, no está tan enfangado como sus otros tres adversarios"

“El discurso de Ciudadanos se caracteriza porque se va modulando de forma oportunista según el estado de los acontecimientos. Defiende una política reversible basada en cuestiones de fácil consumo como la oposición a los aforamientos o la defensa de la regeneración política. Sin embargo, prefiere no pronunciarse sobre materias que segmentan a la población. Un ejemplo es el pacto de gobierno que Rivera firmó con Pedro Sánchez, en el que abogó por la derogación de la prisión permanente revisable”, señala Marín. Tras la aparición del cadáver de Diana Quer la formación se abstuvo en la votación para derogarla y defendió endurecer el acceso al tercer grado y los permisos penitenciarios.

“¿Han vuelto a pronunciarse sobre la maternidad subrogada?”, cuestiona el doctor en Ciencias Políticas Pablo Simón, miembro del grupo de debate 'Politikon' . “Desapareció porque es divisivo. Para ellos lo mejor es no hablar de ese tipo de políticas. En la medida en que no aborden temas posicionales más posibilidades tendrán de crecer, y como de momento no están a gobernar, no les preocupa defraudar a sus electores”, continúa.

“El discurso de Ciudadanos se modula de forma oportunista según el estado de los acontecimientos "

A LA CAZA DE VOTOS 

En 2005, cuando nació en Cataluña la plataforma cívica Ciutadans, germen de la formación, lo hizo con la vocación de ser una alternativa a la izquierda no nacionalista disconforme con el PSC del Tripartito de Maragall. Cuando el partido adquirió ámbito nacional y se transformó en Ciudadanos cambió el discurso antinacionalista por el de la regeneración política debido al hartazgo generalizado con los partidos tradicionales –circunstancia de la que también se aprovechó Podemos-. En consecuencia, los votantes a seducir pasaron de las filas del PSOE a las del PP, donde empezaron a calar con más intensidad coincidiendo con el pulso territorial de Cataluña.

“Que el año pasado Ciudadanos eliminara la socialdemocracia de su ideario para abrazar el liberalismo progresista se debe a su estrategia de penetrar en el electorado de los populares críticos con la corrupción y la crisis territorial -independencia, poder de las autonomías o cuestiones de idioma-. Para ellos el tema ideológico no es prioritario”, explica Simón, que manifiesta que “el votante tipo de Ciudadanos es una persona de entre 35 y 45 años, hombre o mujer, profesional liberal, trabajador autónomo o empresario con una posición acomodada que no ha sufrido en gran medida la crisis económica”.

Pero el caladero del PP no es el único del que se nutre Ciudadanos, también lo hace de los votantes del PSOE descontentos con la aproximación de Pedro Sánchez a los postulados de Podemos. “Esos electores al centro de la izquierda no votarían al PP por lo que para ellos representa, pero sí encuentran en Ciudadanos una alternativa de voto útil”, explica el politólogo.

"El votante de Ciudadanos es una persona de entre 35 y 45 años profesional liberal, autónomo o empresario con una posición acomodada que no ha sufrido en gran medida la crisis económica”

SE ENCIENDEN LAS ALARMAS EN GÉNOVA Y FERRAZ

Una cuestión que según el cronista parlamentario del diario 'ABC' Víctor Ruiz de Almirón, que cubre la información de Ciudadanos desde sus orígenes, ha activado las alarmas en Génova y Ferraz. “Solo hay que pensar en la Comisión de Investigación que impulsó el PP en el Senado y que se centra en las presuntas irregularidades en la financiación de Ciudadanos a raíz del informe del Tribunal de Cuentas. Para un partido que ha hecho de la lucha contra la corrupción su bandera, sembrar la duda ya es un golpe de efecto”.

“Pero el PSOE también trata de mirar al centro, aunque Pedro Sánchez se ha preocupado tanto por recuperar la izquierda que le va a resultar complicado reconquistar a los votantes más moderados”, explica el periodista, de ahí que intente escorar a Rivera a la derecha, sobre todo aprovechando su política de impuestos, “la más liberal de las cuatro”.

Con el fin del bipartidismo los ciudadanos han pasado de votar por partidos políticos a hacerlo por líderes. Ya no importa tanto la ideología o los programas de gobierno como la capacidad de ofrecer seguridad, estabilidad y confianza, aunque sea a base de políticas destiladas y discursos bienintencionados. Algo que a día de hoy premia en las encuestas a Ciudadanos y su presidente, Albert Rivera. Pero los sondeos pueden mudar en espejismo en la medida en que el resto de partidos cambie a sus embajadores o ponga nuevos temas de calado sobre el tablero, más allá de la política territorial y sus flecos. Algo en lo que el PP puede asumir la iniciativa dada su mayoría en ambas cámaras y su posición de Gobierno.