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Los niños navegan a edades cada vez más tempranas. A los siete años se inician en Internet y según el estudio 'Entre Selfies y Whatsapps' que ha coordinado la Universidad del País Vasco, los 8 años es la edad a las que acceden a su primer móvil y cada vez es más frecuente que ese terminal sea directamente un smartphone, algo que es una realidad para los menores que ahora tienen 9 y 10 años.
Tener un teléfono inteligente lleva aparejado que 4 de cada 10 niños de 10 y 11 años tengan perfiles en redes sociales a pesar de que muchas de esta plataforma limitan la presencia de menores de 14 y en ocasiones de 16.
Hay oportunidades
Aunque no está exento de riesgos, los autores del informe consideran que el acceso a la web edades cada vez más tempranas presenta también oportunidades.
Según Maialen Garmendia, directora de investigación en la Universidad del País Vasco, lo positivo de ese inicio precoz es que “permite generar unos hábitos de supervisión desde que son muy niños e ir pautando su comportamiento y ponerles una serie de reglas y que se habitúen a esas normas. En cambio, sería mucho más difícil intervenir en el uso que hace un adolescente de las redes sociales o de Internet”.
Y es que ha crecido la concienciación de los peligros de la web entre mayores y pequeños, la mediación de los padres es cada vez mayor y también las habilidades y precauciones de los menores. Un mayor uso tecnológico implica es cierto más riesgos pero la exposición a ellos no ha aumentado en proporción, subrayan los autores, a la proliferación de móviles.
Pero también riesgos
El principal peligro es el acoso escolar a menudo combinado con el ciberacoso que sufren según el estudio 3 de cada diez menores y que se ha duplicado en los últimos 7 años. Pero lo más llamativo son los mensajes sexuales, los reciben, atención, 3 de cada 10 niños menores de 16 años y los envían más las chicas, sobre todo fotos sexis y sugerentes, que chicos cuyos mensajes son más explícitos. Según Garmendia, lo que ocurre 2es que son ellos los que lo piden más y ellas los envían, pero los femeninos son mensajes menos explícitos y también menos comprometedores".
Según el estudio, 9 de cada 10 menores son conscientes del potencial riesgo que supone el envío de este tipo de imágenes que después se pueden utilizar como chantaje o como forma de acoso entre iguales.
Además según recoge 'Entre selfies y Whatsapps', el 11 por ciento de los menores de 16 años contacta con personas que han conocido online y 3 de cada 10 menores han visto mensajes potencialmente dañinos al navegar en Internet.
Otro peligro el uso excesivo. Más de la mitad de los menores siente un fuerte impulso de comprobar su teléfono, 4 de cada 10 se aburren cuando no se pueden conectar y el 7 por ciento admite que ha dejado incluso de comer o dormir por navegar en Internet.
El uso excesivo, señalan los expertos, no equivale a adicción pero hay jóvenes y también adultos realmente “enganchados”.