Olaia Castresana: la joven etarra que murió al manipular una bomba y cómo acabó con Otegi en los juzgados

El 24 de julio de 2001, hace 20 años, Olaia Castresana, una terrorista de ETA, fallecía en Torrevieja, Alicante, después de que la bomba que estaba manipulando y preparando explotase. 7 personas, entre ellas 4 niños, resultaron heridas. Las paredes del apartamento en el que se encontraba quedaron destrozadas, y el cuerpo de la mujer destrozado de cintura para arriba, salió disparado.

La Guardia Civil aseguró que Olaia llevaba tiempo en la Kale Borroka, y que este iba a ser su primer atentado como miembro de la banda terrorista. Sospechaban también que ya había actuado como informadora.

Olaia, de 22 años, trabajaba en una guardería antes de ingresar en ETA. Las malas compañías y su novio, Anart Oyarzabal, comenzaron a introducirla en los ambientes de las herriko tabernas. Desde entonces empezó a interesarse por la lucha armada, y junto con su novio, ingresó en ETA. Anart se fugó a Francia tras la muerte de su pareja, y fue detenido un año después en territorio galo.

La historia de Olaia es como la de decenas de miembros de ETA, que sufrieron un mortal accidente mientras manipulaban explosivos o armas de fuego. Pero su caso si que tuvo relevancia para uno de los activos políticos de la banda terrorista más importantes: Arnaldo Otegui.

El 30 de julio de 2001, 6 días después de su muerte, se celebró en el cementerio de Polloe, en San Sebastián, un homenaje a Olaia en el que estaban diversos miembros de Batasuna, entre ellos Otegui.

“A todos los gudaris que han caído en esa larga lucha por la autodeterminación, nuestro aplauso más caluroso. Sin vosotros no hubiera sido posible”. Con estas fervorosas palabras se dirigía Arnaldo Otegui a los presentes en el homenaje, y ensalzaba la figura de los terroristas de ETA.

Estas palabras provocaron que en 2007, la Audiencia Nacional juzgara al actual coordinador general de EH Bildu, por un delito de enaltecimiento del terrorismo. El fiscal Fernando Burgos solicitó una pena de prisión de 15 meses e inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo.

Durante el proceso, Otegui se defendió asegurando que él no enalteció el terrorismo, sino que solamente profirió un discurso político.

Finalmente, el fiscal retiro su acusación, por lo que Otegui quedó absuelto. Esto a pesar de que el tribunal que lo juzgó, advirtiera en su sentencia absolutoria que había pruebas suficientes para condenar al dirigente abertzale.