A prisión los dos detenidos en Vinaroz y Mérida por su relación con el yihadismo
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu ha dictado prisión para el joven marroquí detenido el pasado viernes en Vinaroz (Castellón) acusado de colaborar con la célula yihadista responsable de los atentados terroristas cometidos el pasado agosto en Barcelona y Cambrils (Tarragona).
El arrestado ha pasado a disposición judicial este lunes y, según han informado fuentes de la Audiencia Nacional, se ha negado a declarar ante el juez Andreu, que le ha enviado a prisión por un delito de colaboración con banda armada.
Según el auto del juez, el detenido mantenía relación con al menos dos de los principales miembros de la célula yihadista que atentó en Barcelona y Cambrils, quienes compraron con su documentación los componentes para fabricar el explosivo conocido como la madre de Satán.
Por otra parte, la jueza de la Audiencia Nacional Carmen Lamela ha enviado a prisión al presunto yihadista arrestado el pasado viernes en Mérida (Badajoz) por integrar supuestamente el aparato tecnológico de I+D+i del Dáesh, para el que buscaba drones, y por participar en la financiación de la organización terrorista.
El arrestado, de 34 años y nacionalidad bangladesí, ha pasado esta mañana a disposición de la titular del Juzgado de Instrucción número 3 de la Audiencia Nacional, quien ha dictado prisión provisional y sin fianza para él por los delitos de colaboración y financiación de organización terrorista.
A este hombre se le considera "una pieza clave" dentro del denominado Batallón de Desarrollo Tecnológico del Dáesh, considerado por los expertos antiterroristas uno de los "brazos más secretos y sofisticados" del grupo terrorista. Su hermano mayor lideró esa rama tecnológica desde Siria hasta su fallecimiento en Raqqa a finales e 2015.
Según la investigación, el arrestado constituía "el último reducto de una célula oculta tras un entramado legal de empresas que llevaba desde 2014 realizando transferencias económicas sospechosas de sufragar acciones terroristas, así como de apoyar el envío de material tecnológico de doble uso".
El bangladesí se ocultaba tras un complejo entramado de empresas especializadas en soporte informático para liderar una célula que financiaba acciones terroristas y buscaba material tecnológico, incluidos drones, para enviarlos a Siria con fines armamentísticos.
Se instaló en España a finales de 2015 para ocultarse en el país después de que se desarticularan las filiales de sus empresas en Reino Unido y Bangladesh que, según los investigadores, funcionaban como tapaderas para ocultar el origen y el destino de los fondos que manejaban.
Una vez en España, el detenido intentó reconstruir ese entramado bajo otro nombre para no ser detectado, pero se valía de la misma red comercial de proveedores, contactos y clientes de las sociedades desmanteladas.
Comenzó a radicalizarse en 2014, al igual que varios miembros de su familia, un proceso que supuso la marcha del mayor de los hermanos a Siria, donde por su experiencia como ingeniero se convirtió en el líder del Batallón Tecnológico y "hombre fuerte" de Dáesh.
En la operación policial que culminó con su arresto, las fuerzas de seguridad de Bangladesh también detuvieron en ese país a 11 personas relacionadas con este presunto yihadista, entre ellas su padre y su hermano.