¿Te duele pensar? La ciencia por fin da respuesta a esta sensación

Este nuevo estudio demuestra la relación entre llevar a cabo un importante esfuerzo mental con sensaciones negativas

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El esfuerzo mental es incómodo para todos, pero no en la misma cantidad

Jesús Tobarra

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Todos hemos sentido cansancio después de una larga tarde preparándonos para un examen en el instituto y, aunque haya personas que parezca que tengan más facilidad para estudiar que otras, a todos nos cuesta un esfuerzo.

El cerebro es un músculo como cualquier otro, solo que la manera de ejercitarlo no es con pesas o corriendo en una cinta, sino poniéndolo a prueba y entrenándolo con nuevos desafíos como los que encontramos en el estudio o en pasatiempos del estilo de crucigramas o sudokus.

Cualquiera que se haya quejado de que le ha dolido pensar mucho sobre algo habrá recibido los comentarios burlones de compañeros y amigos llamándole "quejica". Sin embargo, un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de RadBoud, en los Países Bajos, ha demostrado que este esfuerzo mental es, efectivamente, molesto, por lo menos.

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La sensación de molestia se confunde con lo agradable de la recompensa

Confundiendo el proceso con la recompensa

Como explican los investigadores, el esfuerzo mental va a ser una molestia en casi la totalidad de los casos, pero, aun así, nosotros solos nos animamos a estudiar, a resolver acertijos o a enfrentarnos a retos que nos van a exigir un trabajo importante.

La explicación detrás de esto es la confusión con los sentimientos que experimentamos entre el momento de llevar a cabo el esfuerzo y la recompensa que obtenemos. Así, se puede interpretar que nos gusta estudiar por el mero hecho de querer recibir la recompensa del reconocimiento, por ejemplo.

No todos sufrimos lo mismo

Cada uno va a sentir más disgusto o menos en el momento de enfrentar el desafío. Además, no todos tenemos la misma manera de expresarnos y esto puede dar a entender que sufrimos de distinta manera.

En el caso de realizar un esfuerzo mental, los europeos y norteamericanos percibimos más el sentimiento desagradable que en los países asiáticos. Hay alguna que otra explicación detrás de esto, como la manera de educar a los más jóvenes en China o Japón.

Desde pequeños, dedican más tiempo a asistir a clases y estudiar, lo que puede haber hecho que se adapten a una mayor carga de trabajo o necesiten de esfuerzos cada vez mayores para sentir el desagrado que sentiría un europeo con una menor cantidad de tiempo.

¿Por qué hacer el esfuerzo "innecesario"?

Si sabemos que va a ser una experiencia que nos va a generar sensaciones negativas, por qué poner a prueba nuestro cerebro con actividades como el ajedrez, crucigramas o sudokus. La respuesta está en la comparación que podemos hacer con el esfuerzo físico.

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El esfuerzo mental es como el esfuerzo físico

Cuando practicamos algún deporte, hay un desgaste implícito. Sin embargo, la recompensa de realización o reconocimiento que recibimos es lo que nos impulsa a querer dar más de nosotros mismos. De esta manera, estamos haciendo el esfuerzo mental a pesar del esfuerzo, no debido a él o, dicho de otra manera, no porque sea algo que vayamos a disfrutar.

Si el proceso fuese también placentero, nos daría más igual el resultado, pero cuando nos esforzamos para intentar ganar una partida de ajedrez o aprobar un examen y terminamos perdiendo o suspendiendo, lo que sentimos es una gran frustración.

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