Alcoholismo: Los números fríos de un problema de salud que va más allá del bebedor

Hacienda recaudó en el primer semestre del año casi 400 millones de euros más por la venta de alcohol con respecto al mismo periodo del año 21, casi el 50% más.

Sefi García

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

El consumo de bebidas alcohólicas provoca serias consecuencias en nuestro organismo, pero además en nuestro país nacen 5.000 niños al año con trastorno del espectro alcohólico fetal. Beber no solo impacta en el que consume: destroza familias y aumenta el riesgo de causar daños permanentes en los los hijos de madres que consumen.

Solo en el primer trimestre del año consumimos en nuestro país setecientos sesenta millones de litros de cerveza, y dieciocho millones de litros de lo que se conoce como alcohol puro. Las estadísticas nos cuentan que en España nos emborrachamos casi 11 días al año y que consumimos alcohol 101 días de media. Son datos de la encuesta global sobre alcohol y drogas. El ministerio de Sanidad desveló que el 93% de la población entre los 15 y los 64 años consume alcohol de manera habitual. Más números: alcohólicos anónimos cifra en tres millones los ciudadanos que deberían acudir a grupos de apoyo, es decir, que beben en exceso. Son un 7% de la población. Casi un 9% se bebe alguna copita a diario.

Relacionado con 200 enfermedades

Los médicos nos advierten que el consumo de alcohol está directamente relacionado con 200 enfermedades, y que el 10% de los pacientes ingresados en las unidades de medicina interna de los hospitales presentan un consumo de alcohol excesivo. Duro es padecer la enfermedad, pero sus consecuencias para el entorno son demoledoras.

Moserrat Doll es madre adoptiva de un niño de la Europa del Este. “Mi hijo tiene 16 años y dificultades de aprendizaje. Tiene muchísimas dificultades para leer, para que me entiendas, tiene un nivel P5”, es decir, lee como un niño de educación infantil. El alcohol que su madre biológica consumía afectó a la formación de una parte de su cerebro, a la corteza exterior y puede provocar daños en mayor o menor medida, desde dificultades en el aprendizaje a problemas de comportamiento, dificultades de la coordinación motriz, déficit de atención pobre memoria a corto plazo, dificultades de comprensión, para gestionar las emociones.... Monserrat forma parte de la Asociación de padres de niños afectados por SAF (Síndrome alcohólico fetal) donde se ayuda y guía a estas familias, porque la detección precoz y las terapias les ayuda a sobrellevar mejor su vida.

Es una llamada de atención importante porque en nuestro país, según datos médicos, 6 de cada 10 mujeres consumen alguna cantidad de alcohol durante el embarazo. Una llamada de atención teniendo en cuenta que no se ha determinado a paertir de qué cantidad ponemos en riesgo a nuestro hijo.

Un alcohólico en la familia

Te contamos más arriba que la Asociación de Alcoholicos Anónimos calcula que en España hay tres millones de personas que deberían ir a grupos de apoyo, es decir, son grandes bebedores. Son el 7% de la población, pero casi el 9% bebe a diario. El efecto en la familia cuando uno de sus miembros consume habitualmente bebidas alcoholicas es demoledor. La psicóloga Ana Altabás lo comprueba a diario en su consulta. “Crea tensión y estrés en todos los miembros. Altera la convivencia, la organización familiar, las costumbres, las actividades, la comunicación y las relaciones afectivas. Genera desconfianza, sentimientos de culpabilidad, temor, incertidumbre, frustración. Los sentimientos que predominan son negativos y esto supone un gran desgaste para todos. La inadecuada gestión de las emociones, y de los impulsos, desencadena los conflictos, y hace que aumenten las discusiones y la agresividad”.

Tres millones de familias que en su mayoría convierten este hecho en “un secreto de la familia del que nadie habla, por miedo o vergüenza... Si no se llega a tratar una de las consecuencias que tiene el consumo de alcohol es la destrucción de la vida familiar”.

El alcoholismo es una enfermedad que se puede tratar y curar, que requiere atención al enfermo y también a la familia. Pero deber ser el que consume el que “debe promover el cambio y responsabilizarse de su tratamiento” no explica la psicóloga. En entorno familiar y los especialistas están para ayudar, aunque reconoce que “la actitud que adoptan las personas cercanas, como los puede ser decisiva para acompañarle en el proceso de cambio y motivarle a seguir el tratamiento adecuado”. Interesarse por los problemas que le cusa el alcohol pero sin cargarle de culpa y mantener las costumbres y las normas de la familia son tics fundamentales para su recuperación, pero hay que echarle paciencia, recuerda Ana Altabás, porque la recuperación lleva su tiempo.