Un año de la España que resistió en los balcones "como junco que se dobla, pero siempre sigue en pie"

Durante 98 días, España se convirtió en una gran corrala que se llenó de aplausos en agradecimiento al trabajo de los profesionales esenciales

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Marcelino Abad

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Fue un sábado 14 de marzo, a última hora, cuando el Gobierno declaró el estado de alarma para contener la pandemia del coronavirus. Entonces nadie se esperaba que este periodo excepcional de limitaciones a las relaciones sociales, a la movilidad y a la actividad se extendería durante 98 días, hasta el domingo 21 de junio.

Por entonces, el Gobierno solo lo había declarado por 15 días, pero varias ciudades, entre ellas Sevilla, empezaron a suspender actos como la Semana Santa. Por primera vez desde la II República las calles de la capital hispalense no vieron salir los pasos de la Pasión debido a una decisión "tan dolorosa como justificada" por los contagios, dijo entonces el Arzobispado y el Consejo de Hermandades y Cofradías.

Con los hospitales al borde del colapso y los contagios sin dar tregua, los ciudadanos tomaron más consciencia que nunca de la importancia de la Sanidad. España se convirtió en una gran corrala que llenó las ventanas y balcones de aplausos en agradecimiento al trabajo de los profesionales sanitarios, que ya empezaban a dar muestras de cansancio, y de otros trabajadores esenciales como los de los supermercados, los encargados de recoger la basura o los miembros de las Fuerzas Armadas. Un gesto que se repitió cada día a las 20:00 horas con la canción “Resistiré” del Dúo Dinámico de banda sonora.

CALLES VACIADAS DE PERSONAS Y HOSPITALES IMPROVISADOS

“Erguidos frente a todo, como el junco que se dobla, pero siempre sigue en pie” resistimos, aunque el virus cada día dejaba un paisaje más propio de la guerra que de la década que debía comenzar a florecer. Las UCI se quedaron sin camas, hubo que improvisar hospitales de campaña en apenas horas, como el de Ifema, uno de los símbolos de la pandemia en Madrid, o morgues en lugares que antes eran espacios donde las familias iban a disfrutar del ocio, como la pista de patinaje sobre hielo de la capital, en la que descansaron decenas de cadáveres a los que nadie pudo velar.

Con las calles vacías y los establecimientos no esenciales cerrados, la Unidad Militar de Emergencias (UME) se movilizó para desinfectar los lugares con más carga vírica como aeropuertos, cárceles o residencias de mayores. Los militares trasladaron a los enfermos de un hospital a otro y custodiaron los cadáveres de los que día a día nos decían adiós para siempre hasta alcanzar la cifra de 71.436 decesos oficiales. La "Operación Balmis” hizo honor así al médico militar español Francisco Javier de Balmis, del que tomó su nombre por ser el responsable de la expedición que llevó la vacuna de la viruela a América y Filipinas en el siglo XIX.

Con el cierre de los colegios, los alumnos también vieron cómo la Selectividad se retrasaba, así como las elecciones en Galicia y el País Vasco, que finalmente se celebraron en julio entre geles hidroalcohólicos y mascarillas.

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LA NUEVA NORMALIDAD

Poco a poco, con la población confinada la curva de contagios comenzó a aplanarse y a la altura del 28 de abril el Gobierno aprobó su plan de desescalada con cuatro fases, distintas velocidades según islas y provincias, y una duración prevista de entre seis y ocho semanas.

El primero de mayo el hospital de Ifema cerró sus puertas tras 40 días y casi 4.000 pacientes atendidos y el día dos miles de personas se lanzaron a la calle en la primera jornada de salidas generalizadas para pasear o hacer deporte, organizadas por edades y franjas horarias.

Poco a poco comenzó la apertura de los establecimientos, primero peluquerías, pequeños comercios con cita previa y restaurantes con comida para llevar, y después grandes superficies como centros comerciales.

El 19 de junio, a poco más de un día del término del estado de alarma, el número de fallecidos por covid-19 se elevaba ya a 28.315 muertos oficiales. España entraba así en la “nueva normalidad”.