3 de cada 10 hogares no pueden afrontar los gastos más básicos
La mitad recortan en alimentación y 6 de cada 10 en suministros
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3 de cada 10 hogares, unos seis millones de familias, tienen ingresos muy por debajo de lo que necesitarían para vivir en condiciones de vida dignas en España según el último informe que la Fundación FOESSA y Caritas.
Dentro de las familias vulnerables la mitad han recortado el presupuesto de alimentación y el 18 por ciento, casi medio millón de hogares, han prescindido del comedor escolar por no poder costearlo.
Son datos previos a la escalada de la inflación y tienen un claro impacto en estas familias en situación de precariedad en las que también la pandemia ha tenido graves consecuencias. Así y, según recoge el estudio “El coste de la ida y las estrategias familiares para abordarlo”, 7 de cada 10 familias vulnerables limitan el gasto en ropa y calzado y 6 de cada 10 recortan el consumo de electricidad, gas y agua.
“La pobreza es no tener libertad para elegir y decidir. Para estas familias esos recortes no son decisiones sino imposiciones marcadas por la privación, estrategias de supervivencia, con sus consecuencias negativas directas e indirectas con repercusiones en áreas como la salud o la educación. A falta de medidas de apoyo, se ven forzados a actuar por su cuenta y sus derechos y los de sus hijos se ven vulnerados” explica Thomas Ubrich miembro del equipo técnico de la Fundación Foessa.
En esta situación vive Nadia San Julián de 37 años y con un hijo de 4. Su sueldo de tan solo 200 euros al mes es el único de su familia. Unos ingresos más de 10 veces por debajo del mínimo que necesitarían para poder hacer frente a sus necesidades básicas.
“Mi marido no trabaja. Solo yo trabajo y dos horas por semana. Me está ayudando Cáritas. Y si no me dieran comida hablando sinceramente no comería. No pido mucho pido una vida normal y corriente y poder pagar las cosas bien y no tener que estar pidiendo ayuda, salir adelante. Vamos que no pido riqueza” explica en COPE Nadia.
Nadia sueña con ser parte del 44,8 por ciento de familias pueden costear todo lo necesario para vivir con dignidad en España: “yo quisiera que mi marido encuentre un trabajo y podamos estar bien para que puedan ayudar a otras familias. Salir de esto, pero no se sabe. Debemos tener fe y confiar en que de todo se sale”.
Entretanto el drástico aumento de los precios ha empeorado sus condiciones de vida de esta familia que vive en Alcalá de Henares “está todo caro incluso los filetes de pollo y en mi familia solo mi padre tiene una pensión y no pueden ayudarnos mucho. En Cáritas dos veces al mes nos dan lo necesario: legumbres, tomate, atún, Cola cao, productos de higiene y vales para comprar productos frescos. Algunas cosas como las legumbres nos duran más y para el resto jugamos con las cantidades”.
Grandes diferencias en función del tipo de familia y de la geografía
Una pareja con dos hijos adolescentes que residen en Madrid y no cuenta con 2.900 euros al mes es un hogar vulnerable. En el caso de Orense desciende a 2.400. En el caso de un hogar unipersonal en Barcelona, ser vulnerable supone vivir con menos de 1.400 euros mensuales frente a casi 1.000 euros en la ciudad de Cáceres Y otro ejemplo, para un hogar monoparental con dos niños menores de 12 años de edad supone vivir con menos de 2.200 euros en San Sebastián y cerca de 1.300 euros en Ciudad Real.
Para llegar a esta conclusión, el estudio propone la construcción del Presupuesto de Referencia para unas Condiciones de Vida Dignas (PRCVD). Se trata de un sistema de medición complementario, que permite abordar la pobreza no solo a partir de los ingresos disponibles sino relacionándolos concretamente con las necesidades básicas de cada hogar según su tipología y lugar de residencia. Incluye el coste de la alimentación, la vivienda, los suministros, el acceso a internet, la educación, el ocio, los gastos sanitarios y la atención a la dependencia. Se considera asfixiante la realidad de quienes cuentan con menos del 85 por ciento del presupuesto de referencia.
“Los hogares con graves dificultades para satisfacer sus necesidades básicas se encuentran, sobre todo, entre los que viven en alquiler, hogares con presencia de niños y niñas en edad de estudiar, personas con discapacidad o situación de dependencia, la existencia de deudas, la ausencia de ingresos estables y el desempleo de alguno o todos los miembros activos del hogar. Es crucial, además, considerar la brecha de género y el conjunto de dificultades añadidas que soportan los hogares encabezados por una mujer sola con la responsabilidad exclusiva de la crianza de los niños”, explica Ubrich.
80 de cada 100 euros para costear lo básico
La inflación constante de los últimos meses y la acusada incidencia de la misma en estos tres grupos de gastos está dibujando un escenario especialmente preocupante para las familias con menos recursos. Si antes de la crisis de la inflación, los hogares con ingresos inferiores a 1.500 euros mensuales destinaban a estas tres partidas 61 euros de cada cien euros que ingresaban, al terminar el año estarán dedicando 80 de cada cien.
Las familias en peor situación -con ingresos menores a los 1.000 euros- que antes de la crisis se veían obligados a dedicar casi el 70% de esa cantidad exclusivamente a vivienda y alimentación, al finalizar el año superarán los 80 euros de cada 100.
“La incertidumbre generada por la guerra en Ucrania, la evolución de los costes energéticos y las cifras de inflación observadas en los últimos meses han incrementado aún más el riesgo de enquistamiento o cronificación de estas situaciones de exclusión social”, señala la secretaria general de Cáritas Española Natalia Peiro.
Piden medidas inmediatas de urgencia y de prevención a medio plazo
“Tenemos una nueva oportunidad de actuar con medidas urgentes sobre las consecuencias, pero también sobre las causas estructurales de una realidad que perjudica siempre con más fuerza a los mismos. De nuevo desde FOESSA y Cáritas apelamos a más justicia social y a trabajar por el bien común empezando por los sectores más vulnerables de la sociedad”, subraya Peiro.
Cáritas Española considera necesario que las políticas públicas aborden la pobreza y la desigualdad desde una doble perspectiva: rescatando a las familias que más están sufriendo, pero también perfeccionando el sistema de protección social a largo plazo.
“Parece claro que las políticas sociales han de complementar los ingresos de los hogares cuando estos no son suficientes, facilitar el acceso a puestos de trabajo estables y de calidad de modo que se evite la precariedad laboral, y promover el acceso a una vivienda digna y adecuada, mediante una política pública de vivienda. También las políticas de inversión en sanidad, educación y atención a la dependencia resultan fundamentales para que los hogares en situación de carencia no se vean en una trampa de pobreza en la que las estrategias que se ven obligados a implementar en el corto plazo limitan su capacidad de salir de la pobreza en el medio y largo plazo”, concluye Ubrich.