7 de cada 10 parejas que piden ayuda consiguen recomponer la relación
Falta de comunicación, de confianza, dificultades sexuales e infidelidad, principales causas de ruptura
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Trabajar el autoconocimiento y la comunicación en terapia es fundamental para reconducir situaciones que van hacia el abismo. 7 de cada 10 parejas que piden ayuda lograr recomponer la relación. Las mayores dificultades en la convivencia son la falta de comunicación y/o de confianza, las dificultades sexuales y la infidelidad.
Algo más de 90.500 parejas pidieron la nulidad, la separación o el divorcio en 2021, un 13,2 por ciento más que el año anterior. Un matrimonio dura en España una media de casi 17 años pero 6 de cada 10 parejas terminan rompiendo, algo evitable en muchos casos con los apoyos adecuados.
‘‘Uno se va sintiendo mal y no sabe por qué. Lo primero que tienes que hacer es mirarte a sí mismo, ver qué estás sintiendo, ponerle nombre, aprender a gestionar emociones, saber identificar si se siente tristeza, enfado, miedo al abandono’’, explica Elena Arderius, psicóloga y directora del Centro de Acompañamiento a la Familia (CAIF) de la Universidad Francisco de Vitoria. Su equipo trabaja con cerca de 100 matrimonios y parejas al año que pasan por dificultades o que se han planteado la separación o divorcio.
Considera que la comunicación es la principal causa de ruptura. Su labor como profesional de la mediación es dar las herramientas que cada persona necesita para que puedan hacerse las preguntas oportunas, a que puedan expresarse y hablar sobre lo que creen que no está funcionando o sobre como se están sintiendo en esa relación.
La comunicación debe ser fluida, ‘‘pero por nuestro ritmo de vida y por cómo nos relacionamos, se han perdido los momentos de encuentro y comunicación con el otro. Por eso nuestro principal asunto de consulta es la falta de comunicación’’ explica Arderius.
De hecho, en septiembre y octubre las solicitudes de divorcio se disparan en los juzgados porque ‘‘el mayor tiempo de convivencia durante el verano propicia roces y enfrentamientos que durante el resto del año no se dan tanto porque no se convive tantas horas al día’’, explica Miguel Ángel Cuevas, abogado especializado en Derecho de Familia y miembro de Lefebvre.
Por su parte Fernando Vidal, profesor de psicología en la universidad Comillas, habla de la ‘Gran Desvinculación’: ‘‘lo asombroso es que las parejas duren, porque estando sometidos al estrés económico y urbano se debilitan los vínculos de las personas, compañeros de trabajo, vecinos, amistades, familia… La gente no quiere perder el amor, pero hay pocos medios y pocos apoyos para que el amor resista y el amor se rompe’’.
Para aprender a relacionarnos y reparar los daños en un contexto tan difícil, pedir ayuda psicólogica es fundamental. Sin embargo, en algunos casos separarse es beneficioso pero en todo caso el proceso no siempre es sencillo y dependerá si se hace de común acuerdo o no. Aquí entran en juego otros profesionales, los mediadores judiciales.
Los pasos para conseguir una ruptura beneficiosa
‘‘La mediación no es terapia, pero en ocasiones genera efectos terapéuticos. Aunque los matrimonios vienen con la idea de que se van a separar, alguna pareja se ha llegado a reconciliar o se han dado cuenta de que sus diferencias no eran tan insalvables. Pero no es el fin de la mediación judicial que busca el máximo acuerdo entre las partes antes del día del juicio’’, explica Emiliano Carretero, profesor de Derecho en resolución de conflictos y director del programa de mediación intrajudicial en la universidad Carlos III.
Una pareja que ha decidido divorciarse puede acudir a un mediador para salvar diferencias y conflictos, no ir a un juicio contencioso, y resolver la cuestión de mutuo acuerdo. ‘‘La idea es que la pareja sea capaz de construir acuerdos y solucionar sus problemas de manera constructiva, en primer lugar por el bien de sus hijos, que son los grandes damnificados. Un procedimiento de divorcio tiene un coste económico, temporal y emocional altísimo. Los acuerdos que consiguen las mediaciones garantizan que el proceso sea menos traumático para la pareja y la familia’’.
La práctica de mediación en España comenzó en 2001 y desde su experiencia, Emiliano Carretero garantiza que el índice de acuerdo de las parejas que acuden a la mediación es del 76%. ‘‘El problema es que mucha gente no conoce la mediación y deberían hacerlo para conseguir un divorcio responsable, es decir, que no sea un tercero, un juez, quien tenga que decidir cosas tan sensibles como quién se queda con los niños. La mediación da poder de decisión a estos asuntos’’.
Aunque es un procedimiento externo a los juicios, y los juristas observan la mediación con cierta distancia, ‘‘sabemos que hay satisfacción en asociaciones e instituciones públicas que colaboran en mediación familiar. Se muestran optimistas con el incremento de números de expedientes de mediación y el porcentaje que concluyen con éxito’’ puntualiza Miguel Ángel Cuevas.
La prevención para evitar la ruptura y un infierno en casa
Acudir a terapia para resolver los conflictos del día a día ‘‘es lo óptimo, y no esperar a último momento cuando ya la relación está muy deteriorada o rota, cuando se han dicho y hecho cosas muy dolorosas’’ afirma Elan Arderius. Una pareja predispuesta a salir de esa situación es más propensa a lograrlo.
Los problemas no resueltos generan estrés o ansiedad. Los niños, que son testigos de las discusiones de sus padres que no llegan a acuerdos viven en un ambiente desagradable, de conflicto. Pueden no entender la situación, requieren de una mayor atención porque necesitan sentirse queridos y no abandonados. ‘‘La dualidad de con quién viviré, quién ha sido el bueno y el malo es un desafío para ellos, pueden dar marcha atrás en destrezas y hasta en su propio crecimiento. Algunos vuelven a hacerse pis en la cama o tener pesadillas’’, explica Arderius.
Prevenir y discernir una ruptura o conseguir que, si es necesaria, haya acuerdo no evita que genere un proceso de duelo. Para no generar frustración y fracaso, y en última instancia problemas como la depresión. Recurrir a los profesionales en cualquiera de los casos es lo más recomendable.