La carestía de los alimentos empobrece la dieta de los más vulnerables

Los expertos consultados por COPE temen que la situación se agrave porque los productos más saludables se han disparado más que los que no deben ser parte habitual de la dieta

Carmen Labayen

Publicado el - Actualizado

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Con una subida del 14%, los precios de los alimentos están por encima de la inflación media (10,5 por ciento en agosto de 2022) y las previsiones económicas apuntan a que van a seguir así durante meses. Una carestía con mayor impacto en las familias más vulnerables que ya antes de la espiral inflacionista acumulaban las mayores tasas de sobrepeso y obesidad. Los expertos consultados por COPE temen que la situación se agrave y todo porque los productos más saludables se han disparado más que los que no deben ser parte habitual de nuestra dieta.

El encarecimiento de leche (+26 por ciento), huevos (+22 por ciento), carne de ave (+17 por ciento) o yogur (+17 por ciento) triplica el de productos bastante menos saludables como el chocolate (+4,9 por ciento) los refrescos (+6,8 por ciento) o los cereales azucarados (7,1 por ciento) empujando a las familias con menos recursos económicos a una dieta familiar cada vez más pobre.

Carmen tiene 49 años y una hija y en este hogar monoparental la inflación ha obligado a cambiar más de un hábito “embutidos los compro de peor calidad o menos cantidad para hacer el bocata y también cereales o pan de molde para el desayuno y poco más. Y fruta podemos comer, pero menos variada, casi exclusivamente manzana, plátano y naranja porque la de temporada está demasiado cara. Compro más patatas y legumbres y a las lentejas ya no le echo tantas cosas por ejemplo no le pongo ni pimientos ni tomate, vas a los básicos, pero por el camino te dejas nutrientes y vitaminas”.

En la familia de Claudia, de 42 años, han dejado de comprar pescado y en la de Pablo con 36 “el aceite se ha convertido en un producto de lujo”. Para Lola, que tiene 55 e hijos mayores, ha sido, en cambio, la oportunidad de eliminar de la cesta de la compra los procesados que también han subido un 9,7 por ciento de media en agosto y de optar por elaboraciones caseras tanto de platos salados como dulces. El recurso a las marcas blancas y optar por productos de menor calidad que anteriormente son algunas de las soluciones más recurrentes.

Los endocrinos creen que la obesidad y el sobrepeso van a ir a más

Ya antes de que hiciera irrupción la espiral inflacionista, la tasa de obesidad infantil y juvenil superaba el 14 por ciento en España (la tercera más alta de la Unión Europea según la Organización Mundial de la Salud) y la de adultos estaba instalada en el 16 por ciento. A ello hay que sumarle otro 23 por ciento de niños y adolescentes con sobrepeso y el 37 por ciento de adultos. Un problema que los expertos consultados por COPE consideran se va a agravar y sumarse al exceso de peso acumulado durante la pandemia hasta hacer que casi 4 de cada 10 niños tengan exceso de peso y lo mismo en más de la mitad de la población adulta.

“Con las frutas y las verduras encareciéndose, lo lógico es que haya más sobrepeso y obesidad. De hecho, ya es una realidad que a menor nivel socioeconómico mayor es también la tasa de obesidad” explica en COPE Susana Monereo, especialista en endocrinología y nutrición y secretaria de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO).

Para Ana de Holanda, coordinadora de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) “no siempre comer sano es más caro, pero si es cierto que limita algunas opciones. Es cuestión de ir encontrando alternativas poco a poco. La inflación está claro que no favorece para nada que mejore la situación de sobrepeso, pero hay que mirar las opciones que están en nuestra mano porque lo que si sale muy caro es tener obesidad”.

Y es que según subraya esta endocrinóloga sufrir obesidad en la infancia condena a la mayoría a tenerla también de mayores: “un niño expuesto a mucha bollería y a muchos ultraprocesados durante la infancia y que tenga problemas de peso es muy probable que no pueda alcanzar un normo peso en la edad adulta, algo que se debe a las modificaciones genéticas por factores ambientales como una alimentación inadecuada y que se llaman cambios epigenéticos”.

El principal problema es el azúcar

Un consumo excesivo de azúcar, que también se ha encarecido un 10,7 por ciento, pero con un precio base bastante más accesible que la mayoría de los alimentos, está detrás de muchos de los problemas de sobrepeso y de obesidad en el mundo “un auténtico tsunami que estábamos viendo venir y que ya está aquí” subraya Monereo.

En opinión de esta experta: “el error especialmente en el desayuno y en la merienda es el azúcar que se puede dar al niño en forma de cereales, de polvo de cacao o galletas. Debemos sustituir todos estos productos por cereales sin azúcar. En esas comidas lo mejor es darles leche, pan con pavo, queso fresco, atún o huevo y también la fruta, mil veces mejor que cualquier producto envasado o precocinado”.

“Los niños son más vulnerables porque son más sensibles a los estímulos los colorines que tienen muchos productos y tienen predilección por los sabores dulces que generan una cierta adicción. Son en realidad el reflejo de lo que está pasando también en la sociedad adulta y es nuestra incapacidad de equilibrar lo que comemos con lo que gastamos”.

Para De Holanda “está muy asentado un principio muy incorrecto y es que los niños pueden comer procesados y bollería porque luego lo van a quemar y esto no es correcto y puede generarles problemas de salud ya desde la infancia”.