Carlos, enfermo de leucemia que hizo el Camino de Santiago en el hospital: "Me levanté y me puse a andar"
Esta semana ha terminado de recorrer la ruta del Camino Primitivo, de 313 kilómetros. Ahora que ha abandonado el hospital quiere recorrerlo realmente
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El Camino de Santiago ha batido récords este año. Más de 279.000 personas han recibido su compostelana en este 2022. Es la mejor cifra de peregrinos en año Xacobeo, superando los 272.000 de 2010. Pero de entre todos los certificados que se han expedido este año, hay uno que se sale de lo habitual. Es el de Carlos Álvarez de Toledo. Él recibió la compostelana por recorrer el Camino de Santiago en los pasillos del hospital donde estaba ingresado.
Carlos ha tenido que vivir tres etapas en el hospital por sufrir una leucemia. Desde marzo de este año hasta este fin de semana. Pero es una persona deportista y amante del Camino, por lo que decidió superar estas dificultades para cumplir su sueño: recorrer la ruta del Camino Primitivo de 313 kilómetros, que sale de Oviedo. Esta semana ha conseguido completarlo. Es la segunda vez que completa el Camino desde que le detectaron la enfermedad.
La primera vez que ingresó, Carlos reconoce que empezó a “lamerse las heridas“, pero se convenció para no deprimirse diciendo: “déjate de tonterías”. “Me levanté y me puse a andar”, confiesa. Así fue como comenzó su primera peregrinación, recorriendo los 780 kilómetros del Camino Francés pero dentro de las cuatro paredes del hospital. Lo acabó al final de su segundo ingreso.
Está en una zona de inmunodeprimidos, porque el tratamiento deja a los enfermos sin defensas. No podían salir de las habitaciones, pero él recibió un trato especial. “La enfermera me dejó”, explica, porque consiguió transmitirle “que era importante” para él.
Unos amigos se enteraron de su hazaña y le explicaron su experiencia a unos de los sacerdotes encargados de expedir la compostelana. Estos párrocos decidieron otorgarle el certificado convencidos por esta historia. Antes de su tercer paso por el hospital, fue a la capital gallega a “rezar, a oír misa, a confesarme y a comulgar” y “a ganar el jubileo”.
Todo ello en un pasillo de 14 metros con cuatro habitaciones a cada lado y una cristalera al fondo. Transita 1.400 veces al día ese corredor entre idas y venidas para completar los diez kilómetros de cada etapa.
Pero la enfermedad no pasa desapercibida. “Hay días que te encuentras mal; no puedo, es que mi cuerpo no me da”, reconoce Carlos. Y a veces teme que las cosas “no salgan todo lo bien que se espera”, porque el trasplante de médula es una operación “compleja”. “Miedo sí que tienes”, asume el peregrino. Sin embargo, lo que más le ha ayudado ha sido el apoyo de su mujer. Pero también ser “católico practicante” y cree que la labor de los sacerdotes que han ido a visitarle ha sido crucial para mantener sus ánimos. Ahora que ha abandonado el hospital, tiene la intención de recorrer realmente el Camino de Santiago: disfrutar de la peregrinación que recorrió en el hospital pero ahora fuera de esas cuatro paredes.