¿Cómo ha transformado por completo el confinamiento el mundo de la droga?

Desde la proclamación del estado de alarma, los precios han subido y hay mayores complicaciones para el consumo y la distribución

¿Cómo ha transformado por completo el confinamiento el mundo de la droga?

Millán Cámara

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

La droga no ha abandonado su cariz de lacra, por si alguien se lo preguntaba en estos momentos de estado de alarma y confinamiento por el coronavirus. Ni mucho menos: es un problema que continúa latente, aunque con matices. Por ejemplo, el precio de las sustancias, que se ha encarecido al haber muchas más dificultades para conseguirlas y distribuirlas.

Las drogas 'de salón' se revalorizan

Es lo que ha ocurrido con el hachís y la marihuana, que ya cuestan entre el doble y el triple que antes de que la pandemia lo cambiase todo. Estas drogas ‘de salón’ son las que se revalorizan y pueblan los almacenes en estos momentos. No se puede decir lo mismo de las drogas más asociadas a los ambientes festivos, como la cocaína y la heroína.

Sus rutas de tráfico habitual se han visto interrumpidas por la nueva situación. A pesar de todo, la demanda de heroína se mantiene. No así la de cocaína, aunque la importación está en suspenso en ambos casos. Lo mismo ocurre con la exportación de marihuana, con grandes cantidades de esta a las que no se les consigue dar salida en territorios como Cataluña.

Tanto Policía como Guardia Civil no han bajado los brazos ni un ápice en lo que respecta a los delitos relativos a las drogas. Sólo hay que hacer un pequeño seguimiento informativo reciente para tener constancia de ello: dos detenidos en Algeciras por transportar 300 kilos de drogas, otros dos en Zaragoza al ser sorprendidos en plena venta, unas cuantas detenciones en Andalucía e incautaciones tanto allí como en Melilla, el desmantelamiento de tres bares dedicados al menudeo en Talavera de la Reina… Y un largo etcétera.

¿Cómo se delinque ahora con las drogas?

Los grupos de Whatsapp ya funcionaban como mecanismo de compraventa de sustancias. No han dejado de hacerlo ahora, aunque sí brillan por su ausencia los ‘camellos’ jóvenes en las calles, que quizá podían operar de forma menos llamativa antes. Los paseos a los perros y las salidas para ir a la compra o realizar otras gestiones son los momentos que algunos aprovechan, en esta situación, para hacerse con droga.

Hay otra forma de acceder a ella que puede cobrar fuerza en estos momentos: vía riders. En esta crisis, ya ha habido alguna detención que ha afectado a ciertos repartidores que transportaban sustancias entre sus mercancías. Sin ellos saberlo. O, al menos, eso alegaban. Otros, al tomar conciencia de que iban a repartir droga, decidían no arriesgarse y acababan tirándola a la basura.

Hay trabajadores de las empresas de reparto a domicilio que incluso vulneran la política de sus empresas y abren los paquetes que tienen que entregar para no asumir riesgos innecesarios. Puede que en un futuro se cree un canal de comunicación con la Policía que ayude en aquellos casos en los que, por sorpresa, haya droga de por medio.

Espacios para personas con adicciones

La situación es muy crítica para los adictos. Sobre todo, para aquellos que viven en la indigencia. Si a su problema para conseguir dosis se añade la falta de hogar y/o la pobreza, la ecuación es todavía más difícil de resolver. De ahí iniciativas como la que emprendió hace unos días Barcelona.

El Ayuntamiento de la Ciudad Condal fue el primero a nivel estatal en habilitar un espacio de 70 plazas para que personas sin techo y con adicciones tengan un hogar durante el confinamiento. Está en un albergue cercano a la estación de Sants y ofrece cama, comida, aseo y refugio a sus usuarios, que también pueden consumir droga allí bajo supervisión. Las medidas de seguridad (guantes, mascarilla y desinfectante) están garantizadas.

Son sólo algunas pinceladas de una realidad que, como ocurre en otros sectores, nunca se ha visto antes. Y de la que, por desgracia, algunos intentarán sacar partido.