Qué síntomas físicos te advierten de que sufres síndrome postvacacional

El nivel de satisfacción laboral, el tiempo que duran las vacaciones o cómo se produzca la reincorporación son algunos de los factores que más influyen

¿Cómo puedes evitar el síndrome postvacacional?

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Las vacaciones son un momentos de desconexión y relajación. Sin embargo, agosto está a punto de terminar y el regreso al trabajo está a la vuelta de la esquina. Por ello, es muy probable que muchas personas comiencen a tener síntomas de lo que se conoce como síndrome postvacacional. 

El síndrome postvacacional no es una patología como tal, sino un trastorno adaptativo. La persona que lo sufre tiene una sintomatología similar al estrés cuando, al final de un periodo de descanso más extenso de lo habitual, no se ve capaz de responder al alto número de demandas que supone la vuelta a la rutina o el regreso a su vida laboral, según explica el blog Muy Saludable.

“Hay una serie de factores que influyen”, ha explicado Natalia Harto, psicóloga en Aesthesis, a cope.es. Entre estos motivos “están el nivel de satisfacción laboral, el tiempo que duran las vacaciones, cómo se produzca la reincorporación al trabajo…”.

“Las vacaciones las convertimos en una meta y, cuando las alcanzamos, la vuelta se nos puede hacer muy dura. Por supuesto, para quienes están insatisfechos con el trabajo o quienes tienen una gran desmotivación resulta más complicado. Además, no podemos olvidarnos de quienes sufren el Síndrome de Burnout, son personas que tienen un nivel de estrés laboral muy importante, están muy quemadas con el trabajo que realizan y volver otra vez a esa dinámica supone que pueda aparecer el síndrome postvacacional”, ha detallado Harto.

En cuanto a los síntomas que padece una persona que sufre este síndrome hay “síntomas físicos: cansancio, falta de apetito, problemas intestinales, sobre todo náuseas, y alteración del ritmo de sueño. En cuanto a los síntomas a nivel psíquico nos encontramos con sentimientos de melancolía, irritabilidad, angustia, inquietud, falta de motivación para realizar el trabajo y dificultades a la hora de concentrarse en otras áreas de la vida, falta de interés por actividades que en un principio pueden resultar agradables como, por ejemplo, salir con amigos o realizar algún hobby”, ha enumerado la psicóloga.

Harto ha aconsejado seguir una serie de recomendaciones para conseguir que esa vuelta al trabajo sea lo menos dura posible. Entre estas sugerencias está “un tiempo de transición para poder adaptarse a la vuelta, volver a ese ritmo de comidas, de sueño… A lo largo de las vacaciones no tenemos un calendario o una rutina, esto es lógico. Pero si podemos, unos días antes de volver, debemos ir incorporando este ritmo”. 

También “puede ayudar no incorporarse un lunes porque la semana se hace más cuesta arriba. Si nos incorporamos el primer día de la semana puede que se nos haga muy larga, mientras que, si nos incorporamos un miércoles, ya son solo tres días y luego está el fin de semana”. Además, es bueno  incorporarse paulatinamente al nivel de exigencia, “no ponernos muchas metas laborales desde el primer día, sino ir poniéndonos objetivos poco a poco”.

Por último, la psicóloga ha destacado que “las vacaciones tienen un aliciente porque sabemos que es algo esperado y que va a durar un tiempo determinado. Durante este tiempo reseteamos, estamos un tiempo desconectados de nuestro entorno laboral y reponemos fuerzas para luego retomar el trabajo. Si nos pasamos todo el tiempo de vacaciones, en definitiva, estamos perdiendo un poco el sentido vital. Un periodo prolongado de vacaciones puede suponer que no tengamos metas, nos desconectemos de objetivos que a lo mejor son para nosotros fundamentales. Si esto ocurre, podemos encontrarnos un poco perdidos y sin saber muy bien qué hacer con nuestro tiempo”.