Contratos formativos: la puerta de entrada de los jóvenes al mercado laboral

La reforma laboral ha cambiado las condiciones de los contratos de practicas y de Formación

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Sefi García

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

La reforma laboral ha cambiado las condiciones de los contratos de practicas y de Formación. Son casi las únicas modalidades de contratación que tienen duración determinada y la puerta de entrada de los más jóvenes al mundo laboral. Vamos a explorar las novedades que presentan y los requisitos para poder acceder a ellos.

Desde el 30 de marzo, ambos son contactaros de formación, es decir, ideados para combinar el trabajo efectivo con clases teóricas, y requieren además de un tutor designado por la empresa.

El gobierno ha ampliado a los 30 años la posibilidad de formalizar el contrato. Es una de las novedades más interesantes, según nos cuenta Pilar Llacer, experta en Recursos Humanos. Llacer explica que “estamos en un mercado en el que cada vez más los jóvenes tienen necesidad de hacer grados, master o post grados que les permiten llegar a unas mejores condiciones de trabajo, por eso la ampliación permite que jóvenes que se incorporaran al mercado de trabajo con un contrato de estas modalidades puedan volver a tener sucesivos contratos de este tipo, y que los que quieren seguir formándose tengan acceso al mercado laboral”.

El contrato en practicas requiere de una formación previa. Está destinado a titulados superiores, técnicos superiores o de frado medio de FP.

Antes del cambio legislativo podía hacerse durante 5 años tras haber fializado la titulación. La reforma ha acortado los plazos y solo se podrá hacer en los tres años siguientes a haber conseguido la formación. También se acorta en tiempo de contratación: antes del 30 de marzo era de dos años y ahora el tiempo máximo es de un año en la misma empresa y un mínimo de 6 meses, aunque podrá formalizarse en otras compañías.

No tiene bonificación, se podrá hacer a tiempo parcial o a tiempo completo y el salario que perciba el contratado no puede ser inferior al mínimo profesional.

El contrato de Formación, conocido ahora como de Formación en Alternancia, no requiere de una titulación previa, porque el objetivo es proporcionársela.

Es ideal para jóvenes sin estudios previos. Aquí si ha habido cambios sustanciales: antes se podía hacer hasta 3 años. Con la nueva normativa no puede pasar de 2 años, y el mínimo son tres meses. Los porcentajes de formación y trabajo efectivo, también cambian: antes de la reforma eran del 75% el primer año y el 85% el segundo. Ahora el primer año debe tener un 65% de trabajo efectivo el primer año.

El salario de los contratados en esta modalidad, va en consonancia con el porcentaje de tiempo trabajado, pero como en el anterior, no podrá ser inferior al salario Mínimo Profesional.

Esta modalidad sí está muy bonificada: el 100% de los seguros sociales para empresas de menos de 250 trabajadores y del 75% para las que tengan más plantilla. Además se bonifican las clases teóricas al 100%.

Menos contratos formativos

A pesar de que casi un tercio de los jóvenes españoles están desempleados, los contratos formativos han ido decayendo desde 2.019. En el año pre pandemia se formalizaron casi 40.000. En el 2.021, 24.666. En el primer cuatrimestre de este año, hay caído un 37%. Valentin Bote de Randstad Research, la razón hay que buscarla en “el momento coyuntural que vivimos, por la situación económica, pero seguramente, en el segundo semestre de este año y en el 2.023, probablemente se recupere la normalidad, y las cifras de esta modalidad de contrato laboral, ideal para los jóvenes que no tienen formación más allá de la ESO, y que son entre el 25 y el 29%”.

Las cifras casi coinciden con el paro juvenil en España.

Tras la pandemia, tan solo se recuperó el 23% del empleo perdido entre los jóvenes y casi el 90% en los mayores de 40 años.

Otra cosa es el impacto que tienen estos contratos formativos cuando finalizan: algunas fuentes lo sitúan en el 11% previo a la reforma.

Pilar Llacer, la experta en recursos humanos aconseja a las empresas “que pongan en marcha mecanismos para que se quede el mejor talento, porque los jóvenes tienen una gran rotacion voluntaria. Una de las formas de conservar talento es hacer contratos fijos, pero también las condiciones”.

Hay que dar tiempo para comprobar cómo funcionan estas modalidades de contrato laboral que son la puerta de entrada a los jóvenes al mercado laboral.