El crimen de Marta del Castillo, un caso abierto tras diez años

Un caso que el Juzgado de Instrucción 4 de Sevilla mantiene abierto por si nuevas pruebas llevan al cuerpo

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Agencia EFE

Publicado el - Actualizado

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El crimen de Marta del Castillo, perpetrado por Miguel Carcaño el 24 de enero del 2009 y condenado por ello a 21 años, es pese a haberse juzgado a los 5 investigados -3 absueltos y 2 condenados- un caso que el Juzgado de Instrucción 4 de Sevilla mantiene abierto por si nuevas pruebas llevan al cuerpo.

Lo acordó así el juez, Francisco de Asís Molina, que procesó a Carcaño, su hermano Francisco Javier Delgado, la novia de este, María García Mendaro, y Samuel Benítez, amigo del autor confeso y único condenado, todos juzgados en 2011 por la Audiencia de Sevilla.

En ese juzgado, que hoy dirige Álvaro Martín, sigue abierta esa pieza por si aparece cualquier indicio o pista que justifique ordenar nuevas actuaciones, principalmente para localizar el cadáver de la joven, ya que Antonio del Castillo y Eva Casanueva siguen sin poder enterrar a su hija tras una decáda y múltiples búsquedas.

La última pública fue por iniciativa policial en mayo del 2017 en una finca bajo la SE-30 y en febrero de ese año, el juez Molina ordenó buscar en la dársena del Guadalquivir, entre los puentes de la Barqueta y del Alamillo, tras aportar el padre de Marta el informe de un técnico que usó un georradar.

El río que cruza Sevilla ha sido rastreado varias veces en muchos tramos, pues la primera versión de Carcaño es que la arrojaron a él, pero también un vertedero en Alcalá de Guadaíra -porque luego dijo que la tiró a un contenedor junto a su piso, donde la mató- o la finca Majaloba en La Rinconada, que señaló a la Policía.

Según confirmaron desde el TSJA, de momento no se ha recibido nada de interés que pudiera motivar alguna actuación.

Durante años han llegado al juzgado, la Policía o a la familia desde cartas de videntes a supuestos testigos señalando puntos y el padre de Marta viajó a la cárcel de Herrera de la Mancha para pedir a Carcaño, incluso le ofreció dinero, que diga dónde está su hija.

El quinto investigado por el crimen, Francisco Javier García, El Cuco, era menor en el momento de los hechos por lo que fue enjuiciado meses antes que el resto en el Juzgado de Menores 1 de Sevilla, y condenado por encubrimiento a dos años y 11 meses de internamiento en un centro, ya cumplidos (una televisión nacional lo ha localizado instalado en Francia).

El hecho de que se celebraran dos juicios -con distintos acusados- lleva a la familia a denunciar "contradicciones" entre el relato de lo ocurrido de ambas sentencias y pedir repetir el juicio.

Para ello han convocado una manifestación el próximo día 26 en Sevilla a la que asistirán familiares de víctimas como Sandra Palo, Diana Quer o la pequeña Mari Luz Cortés, con quienes ya aunaron voluntades por la prisión permanente revisable.

El abuelo de Marta, José Antonio Casanueva, registró esta semana un escrito al fiscal jefe de Sevilla, Luis Fernández Arévalo, con esa petición, que ya hizo sin éxito a su antecesora, la hoy fiscal jefe del Estado, María José Segarra.

La propia abogada de la familia, Inmaculada Torres, admite que sin nuevas pruebas no es posible jurídicamente repetir un proceso cuya sentencia es firme, ratificada por el TSJA y el Supremo (añadió 15 meses de pena a Carcaño por el sufrimiento ocasionado a los padres de Marta con sus versiones y silencios).

Sus esperanzas están puestas en la investigación abierta en el Juzgado de Instrucción 2 de Sevilla contra el Cuco y su madre por falso testimonio en el juicio, cuando declararon que su hijo estaba en la cama a la 1.30 horas de la madrugada del crimen.

La condena al Cuco considera probado que ayudó a sacar el cuerpo de Marta del piso de Carcaño entre las 1.00 y las 1.30 mientras que según la sentencia de Carcaño este la sacó, junto a otros no identificados, entre las 10.00 y las 10.30, dejando con ello fuera la presencia allí de su hermano y la novia de este para ayudarle.

Un hilo del que la familia de la joven insiste en tirar al creer que los cuatro absueltos estuvieron implicados en la muerte de su hija, cuyos restos sueñan con que aparezcan algún día.