Así es vivir una cuarentena de varios meses: "Ansiedad y dificultades para dormir"
Esta es la realidad de un pequeño porcentaje de españoles que viven aislamientos de más de diez días en una época en la que vuelven a subir los contagios
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La historia del coronavirus, nos deja diferentes anécdotas que todos pretenderíamos evitar en la gran mayoría de casos. Desde dificultades mayores a la hora de pasar la enfermedad, hasta evitar completamente cualquier tipo de síntoma. La COVID-19 ha dejado (y por desgracia, deja aún a día de hoy), gran variedad de incógnitas y dudas respecto a su sintomatología y a su tratamiento, pero el factor suerte juega también un papel fundamental a la hora de contraer o evitar la infección.
Si se es una persona afortunada, muy difícil será que la enfermedad nos arruine la vida social, entre otras muchas cosas; pero, ¿qué ocurre si el factor suerte nos da la espalda?
Existe un pequeño porcentaje de españoles que ha vivido en sus propias carnes como el aislamiento se ha convertido en el único aspecto destacado del día a día de toda esa gente. Hablamos de casos como el de una persona que, a consecuencia de haber sido contacto estrecho de varios positivos, no ha podido dejar en ningún momento el factor riesgo de su situación.
Hay quien lo lleva con completa calma y perfecto análisis de la circunstancia; no es sencillo pero mantener la calma resulta algo fundamental. “En mi piso éramos varios compañeros, eso es una suerte porque al pasarlo juntos resulta menos complicado”, es el testimonio anónimo de una estudiante nacida en Alicante, que vio cómo de buenas a primeras, pasó un confinamiento más largo de lo previsto, pero que consiguió “llevarlo bien, se hizo más ameno que el confinamiento anterior, fue muy diferente”.
A pesar de ello, cuenta que “había momentos de mucho aburrimiento”, situaciones en las que las paredes de la habitación terminan por agobiar del todo. “Lo más frustrante era ver cómo mis amigos disfrutaban del tiempo libre y de los últimos días en Madrid”, algo clave para entender lo más difícil de su circunstancia “el no poder despedirme de mis amigos fue lo más duro, me dio muchísima pena”.
“Conviene centrarse en lo que depende de uno mismo”
Sin embargo, no todas las personas pasan una vivencia tan complicada de la misma manera. Muchas personas tienen verdaderas dificultades para seguir hacia adelante, y sufren especialmente en el aspecto mental.
José Antonio Bonilla es psicólogo, y da unas pautas fundamentales para tratar de pasar con el mayor optimismo posible, estas fechas tan delicadas; “evitar pensar en lo negativo es algo fundamental, en su lugar, conviene concentrarse en esas actividades que dependen de cada uno para ser realizadas”, y además “centrarse en el presente, sin pensar en el pasado ni en el futuro”, ya que eso genera “frustración”
Bonilla muestra un patrón de los problemas que suelen experimentar estas personas: “aumentan las preocupaciones, las dificultades para dormir y la ansiedad”. La mala alimentación suele ser un problema común, y con ello la “ausencia de ejercicio físico”, que provoca aumentos de peso.
Dentro de los pensamientos de cada uno, se puede llegar a experimentar “fobia a salir de casa, ante el cambio repentino que puede llegar a suponer volver a la calle”. Todos estos problemas están derivados de la fortaleza mental de cada uno. La responsabilidad empática con nosotros mismos es fundamental en estos casos.