El curioso sistema de búnkeres que Estados Unidos preparó por si caía una bomba atómica
En los años 50 desde el Gobierno de los Estados Unidos diseñó un sistema de búnkeres por si la URSS atacaba en plena Guerra Fría
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Vivimos días que bien, a los más mayores, pueden recordar a la Guerra Fría. Con motivo de todo lo que está ocurriendo en el conflicto entre Rusia y Ucrania, la amenaza nuclear ha vuelto a aparecer sobre escena.
Nos habíamos olvidado pero la amenaza nuclear no se acabó con el fin de la Guerra Fría. Las armas nucleares vuelven a ser usadas como instrumento para conseguir más influencia. Estados Unidos, Rusia y China están actualizando su armamento nuclear. China lo aumenta rápidamente.
En enero de 2021, Estados Unidos y Rusia firmaron una nueva edición del Tratado Start para la reducción del armamento nuclear pero es difícil que el tratado se renueve. Lentamente nos vamos dando cuenta de que la paz no forma parte del paisaje, no se puede dar por descontada. Ya no nos parecen tan lejanas las guerras del siglo XX, esas guerras en las que sistemas ideológicos y políticos aberrantes utilizaban sistematicamente la mentira y sembaron de muerte Europa. La mentira es un hábito para Putin. También ahora se nos hace más claro que no todo era y es relativo, que se lo cuenten a los ucranianos.
Pero no es, ni mucho menos, la primera vez que parte del mundo está en alerta nuclear. Durante esos años de la Guerra Fría, el miedo desde los Estados Unidos a que la Unión Soviética se atreviese a pulsar el botón rojo era más que evidente.
Desde la Casa Blanca se desarrolló un sistema de búnkeres como alternativa para salvar a la población americana en caso de ataque nuclear soviético. Pero era un plan... con ciertas fisuras.
En primer lugar, porque solo se construyeron en Washington D.C. ¿El motivo? Un mensaje para que en el resto de las ciudades nortamericanas se pusieran las pilas y también montasen este sistema. Otro problema era la estimación de tiempo que se debía pasar allí: dos semanas, un tiempo insuficiente para protegerse de una alerta así.
Y el tercer y mayor problema, las condiciones. Búnkeres de muy baja altura, previsbilemente con mal olor o iluminación limitada.
No existen datos exactos de cuántos se construyeron. Algunos se terminaron, otros se quedaron a la mitad y fueron abandonados. Hoy en día algunos tienen otra utilidad, como almacenes de víveres o bodegas de trastos viejos. No obstante, de vez en cuando sale alguna noticia de que se ha encontrado algún búnker no descubierto anteriormente.
A la vez, también se construyeron búnkeres habilitados para los miembros del Gobierno, de los cuáles no hay mucha información pero sí hay una certeza. En caso de que hubiese producido ese ataque nuclear, ellos hubiesen sobrevivido y buena parte de la población americana no.
Estados Unidos y el misterio de las bombas nucleares perdidas
El 17 de enero de 1966, cerca de las 10:30 am, un pescador de mariscos español vio cómo caía del cielo un contrahecho paquete blanco … y luego planeaba silenciosamente hacia el mar de Alborán. Algo le colgaba debajo, aunque el hombre no podía definir qué era. Luego, el paquete desapareció bajo las olas.
Al mismo tiempo, los pobladores de la cercana Palomares, una aldea de pescadores, veían una imagen muy diferente, a pesar de estar viendo el mismo cielo: la de dos bolas de fuego, dirigiéndose hacia ellos.
Pocos segundos después, se rompió la somnolencia de aquella idílica población rural. Los edificios se sacudieron. Cayeron escombros del cielo y también partes de cuerpos.
Pasadas unas semanas, Philip Meyers recibió un mensaje a través del teleprinter, un aparato parecido a un fax que podía mandar emails primitivos.
En ese entonces, trabajaba como agente neutralización de bombas en la base naval aérea Sigonella, en el sur de Sicilia. Le avisaron de una emergencia ultra secreta en España, y le pidieron que se reportara allá en días.
Pero la misión no fue tan secreta como los militares hubieran querido.