La dura frase de Blanca Fernández Ochoa que puede resolver muchos enigmas
Mientras la investigación sigue su curso, continúan trascendiendo testimonios sobre la vida de la laureada esquiadora
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Desde primera hora de la mañana familiares, amigos y admiradores de Blanca Fernández Ochoa han dado su último adiós a la medallista olímpica en la capilla ardiente instalada desde este viernes en el tanatorio de Cercedilla (Madrid).
"Estamos todos rotos. Ha sido un proceso largo porque la hemos buscado con mucha ilusión y luego lo hemos pasado mal. Han sido unos días muy largos y duros. Queda recuperarla con risas, como era ella", ha manifestado Adrián Federidghi, el portavoz de la familia y cuñado de Blanca.
Será el informe de la autopsia el que determine la causa de la muerte de la esquiadora, aunque los indicios encontrados alejarían la hipótesis de la muerte accidental. El cadáver no tenía golpes de suficiente entidad como para haber provocado un fallecimiento, según las fuentes de la investigación a la agencia EFE.
Fernández Ochoa, cuyo cuerpo fue hallado en una posición natural, llevaba las llaves del coche, medicamentos y parte del queso que había comprado el día de su desaparición en un supermercado de Pozuelo de Alarcón. Cerca había una botella del vino, si bien las fuentes no han precisado que la llevara con ella.
Un amigo de la deportista que participó como voluntario en las tareas de búsqueda afirmó en una entrevista en ABC que la medallista olímpica lo estaba pasando muy mal. “Me daba mucha pena. La verdad es que últimamente estaba fatal y no atravesaba un buen momento”, ha dicho.
Según este conocido, la propia Blanca le dijo que se sentía irreconocible: “Ella era una deportista nata. Vivía por y para el deporte. Entrenaba, estaba en forma, caminaba mucho... No sabía hacer otra cosa. Eso era su vida. Por eso no se había formado ni tenía estudios para realizar otra actividad, ni había emprendido negocio alguno. Su situación económica no era buena, al contrario, y, lo que es más importante, ella no se sentía ni valorada ni reconocida por sus méritos deportivos”.
Blanca Fernández Ochoa terminó vendiendo su casa de Las Rozas en la que se había criado y se trasladó a vivir con su hermana Lola y su marido Adrián, el que ahora es portavoz familiar. El amigo, que se mantiene en el anonimato, dice que la conoce desde hace más de 40 años y que la última vez que la vio, la deportista le dijo: “Cualquier día desaparezco”.
El propio portavoz de la familia, Adrián Federidghi, reconoció que Blanca “fue diagnosticada de trastorno bipolar” desde que era niña. La deportista ha estado en tratamiento casi toda su vida.
A esto hay que añadirle el trágico suceso de la muerte de su hermano al que consideraba como 'alma gemela' y el traumático divorcio del padre de sus dos hijos. Sin embargo, siempre han desmentido que estuviera pasando “una mala racha”.
Entre tanto, el Ayuntamiento de Madrid ha decidido honrar su memoria dando su nombre a un centro deportivo municipal.
La desaparición de la medallista olímpica y el posterior encuentro del cuerpo sin vida creó una gran conmoción en redes sociales donde muchos famosos, amigos y desconocidos quisieron dejar su huella a modo de último homenaje: