Las consecuencias de la pobreza energética: frío y sin Internet

Según recoge el último informe COPE en el último año son 500.000 personas más las que están en esa situación

Carmen Labayen

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Con el kilowatio hora situado este martes en 182 euros, el segundo más caro de la historia, la situación se pone muy cuesta arriba para los dos millones de familias que no solo ahora, sino incluso antes de que alcanzásemos máximos en el precio de la luz, ya lo tenían difícil para mantener una temperatura adecuada o para cargar el teléfono.

Pero no es solo no poder cocinar, poner la lavadora o calentar o enfriar el piso, quienes acompañan a estas familias explican a COPE que las consecuencias van bastante más allá. Y es que sin electricidad no hay Internet y esto merma directamente las oportunidades de salir adelante de estos hogares.

Según recoge el último informe COPE en el último año son 500.000 personas más las que están en esa situación. Algo más de una de cada 10 familias tuvo en 2020 dificultades para calentar o enfriar su vivienda, frente al 7,6 por ciento en 2019.

Es el caso de Elia madre soltera con dos niños de 13 y 10 años y su factura de la luz se ha duplicado en los últimos meses: “solía pagar unos 50 euros de factura, pero ahora y solo de luz ya rondan los 90 euros. Es algo muy preocupante porque estás viendo la tele y la apagas para no gastar tanto o con las lavadoras pues si toca ponerla de noche pues toca, el cambio en la factura ha sido increíble porque yo ya de por sí trato de gastar lo mínimo posible, pero con esta subida pues es que no llegábamos y también por eso fui a la fundación”.

Tras quedarse en el paro y con una renta actual de 400 euros mensuales, Elia Rodríguez, de 32 años, acudió en Barcelona a la Fundació de l'Habitatge Social que aloja a 1505 personas, de ellas 642 menores y paga los suministros eléctricos o una parte de ellos a quienes no puede costeárselos.

“Las personas que vienen porque tienen necesidad de alimentos, la mayoría de los que vienen no tienen calefacción y los que tienen no la van a poner, para ellos la única alternativa para combatir el frío es el butano que es caro y también está en máximos, pero permite controlar mejor el gasto” explica a COPE Sonia Lacalle que trabaja en esa Fundación ligada a Cáritas.

Constata que el bono social, que incluye una rebaja de entre el 25 y el 40 por ciento de la factura, se queda muy corto para las familias de ingresos bajos o nulos a las que atienden. No se concede tampoco a las instituciones que les ayudan lamenta y tras el 30 de octubre se abre una incógnita con la deuda de las personas a las que ahora y, tras el Estado de Alarma, no se ha podido cortar la luz pero cuyos contadores siguen en marcha.

Para Lacalle la pobreza energética tiene consecuencias aún más graves que pasar frío en invierno o calor en verano.

“Si no tienes electricidad no tienes acceso a Internet, no puedes cargar tus dispositivos y esto, hoy en día, es perder un montón de oportunidades. Es decir que no poder pagar la luz implica mucho más que no poder calentar una vivienda”, subraya esta abogada.

Hay un problema adicional y es que muchas de estas personas y familias vulnerables comparten piso “si hasta ahora les permitían por ejemplo poner una lavadora por semana, con toda la subida de la luz que tenemos y que continúa, a ver qué consecuencias va a tener todo esto para todos ellos”.

Calcula que solo con una subida del 25 por ciento en la factura eléctrica este año con respecto a 2020, supondrá un sobrecoste de 644 euros por hogar: para las familias a las que atendemos estos supera un mes íntegro de ingresos, es decir, que a las personas vulnerables les afecta bastante más que al resto de la población sin contar con que sus electrodomésticos son bastante menos eficientes que los del resto”.

Temas relacionados