Más de 1 de cada 10 universitarios no termina la carrera y la mitad lo hace en el primer curso

El abandono de los estudios de grado en universidades presenciales afecta al 13 por ciento de los estudiantes, el 11 por ciento si hablamos de los menores de 30 años

Carmen Labayen

Publicado el - Actualizado

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Más de uno de cada 10 universitarios abandonan la carrera sin terminarla y más de la mitad lo hace en el primer curso. Actualmente, hay algo más de 700.000 alumnos en bachillerato en España y en el último año llega el momento de elegir los estudios que marcarán su futuro profesional. Un verdadero laberinto para muchos chavales y sus familias ante una oferta que no deja de crecer

El abandono de los estudios de grado en universidades presenciales afecta al 13 por ciento de los estudiantes, el 11 por ciento si hablamos de los menores de 30 años, según el “Estudio sobre el Abandono de los Estudios de Grado en el Sistema Español” publicado en marzo de 2022 por el Ministerio de Universidades que apunta sobre todo a factores personales del alumno como las características de cada estudiante o de su entorno familiar seguidos de factores relacionados con el grado que cursa.

El informe refleja los motivos que hay detrás de estas cifras, entre ellos, el rendimiento académico; el precio de las tasas; la edad del alumno (cuanto mayor es la tasa de abandono); el nivel socioeconómico (cuanto menor es más riesgo de abandono). También influye donde han estudiado esos alumnos: abandonan más quienes han sido alumnos en el sistema público y concertado que del privado, pero quienes estudian en una universidad privada tienen más posibilidades de dejar la carrera que quienes lo hacen en una pública.

Y hay otras variables que, según recoge este estudio, se deben tener en cuenta como que la tasa de abandono es mayor en quienes cursan un doble grado que quienes hacen uno simple. Los estudiantes que cursan un grado de la rama de Artes y Humanidades son los más proclives a dejar los estudios sin concluir, frente a los de Ciencias de la Salud, que son quienes más continúan estudiando. Además, si la universidad está localizada en Baleares o Canarias, la probabilidad de dejar la carrera es mayor y cuanto mayor es el centro de estudios superiores, mayor también la tasa de abandono.

La inmensa oferta dificulta la elección de los estudios

Tanto el mundo universitario como el de la Formación Profesional ofrecen posibilidades en permanente cambio y la oferta se ha multiplicado con los años, permitiendo una elección mucho más amplia, pero complicando al mismo tiempo la selección tanto para los bachilleres como para sus familias.

“Ahora mismo la oferta es tan inmensa que es complicado, salvo que tengas las cosas muy claras saber todas las opciones de las que dispones para llegar al mismo destino. Antes las opciones eran muy limitadas. Ahora para ejercer una misma profesión puedes llegar por una vía más directa estudiando la carrera que te facilita esa titulación, o puede haber trampolines con una FP, o distintos grados que te pueden permitir llegar al mismo sitio por diferentes vías y conocer al detalle estas pasarelas no siempre está al alcance de todos los estudiantes” explica a COPE Rafael de Santiago, socio de Futureo, empresa especializada en orientación académica y profesional.

Con todas las incertidumbres que rodean a las profesiones del futuro, consideran que entre los sectores con mayor empleabilidad para 2020 son las profesiones sanitarias por el envejecimiento de la población; los servicios que las empresas pueden subcontratar, como la tecnología de la información, la digitalización y ciberseguridad, las actividades jurídicas y contables, la consultoría o la I+D y, en tercer lugar, la construcción en todo lo que tiene que ver con la rehabilitación de viviendas y la transición energética.

Muchos interrogantes y necesidad de un acuerdo familiar

Basan su acompañamiento en la necesidad que tanto el estudiante como la familia estén de acuerdo en sus objetivos y en la decisión final. Será el final de un proceso dividido en varios módulos y que arranca con la cumplimentación de cuestionarios y test psicotécnicos para descubrir las áreas de interés del alumno; un proceso de coaching para abrir nuevos puntos de vista y la fase final con, una vez decidida la trayectoria, los centros educativos que mejor se adaptan a ella.

“La carrera más demandada es no tengo ni idea y claro, para eso estamos nosotros para tratar de profundizar y averiguar a qué se refieren con eso. Hay muchos que quieren ser youtubers o influencers y luego también están de moda las carreras relacionadas con las ciencias de la salud en sentido amplio y con el Big Data”, subraya De Santiago, coach certificado por la Escuela Europeo de Coaching.

Considera que encontrar la vocación de una persona requiere de reflexión, pero sin dramatizar. Se trata de alinear las capacidades, motivaciones y valores para intentar distinguir lo que puede ser una afición de lo que está llamado a ser una profesión. Explica que cuando se plantean cosas concretas, incluso quienes inicialmente no tenían una idea clara en cuanto se les habla de sus habilidades o preferencias, se van encendiendo luces que dan lugar a mayor concreción sobre lo que les puede interesar o no. Y según su filosofía, “la familia y el estudiante son un equipo y tienen es que tomar una decisión conjuntamente y con las normas que decidan que son las suyas”.

Los estudios trampolín para un trabajo

“La carrera que vayan a estudiar o los estudios superiores que vayan a emprender no son más que una etapa de transición o un trampolín para el trabajo y nuestro acompañamiento lo enfocamos hacia al trabajo que van a desempeñar”, subraya De Santiago.

Cuando no se tiene claro lo que se quiere es fundamental subrayan desde Futureo dedicar el tiempo necesario para auto conocerse antes de elegir la mejor opción académica y profesional. Para evitar equivocarse es útil señalan profundizar en la vocación, en los talentos, en lo que les interesa, en las salidas profesionales de esos estudios o en cómo son esas carreras en la práctica.

Aunque acertar por completo es difícil reducir el riesgo de abandono, pasa por ver si es la carrera lo que no le va a ese alumno o si lo que le conviene es cambiar de centro de estudios. Minimizar el riesgo de fracaso pasa por no elegir sin criterio o guiándose por la nota de corte, por la inercia de lo que hace el amigo o por el atractivo de un determinado campus universitario.

En mi promoción empezamos 50 y somos 35”, señala Estelle

Estelle está a punto de terminar un grado en periodismo y comunicación audiovisual en una universidad privada madrileña. Explica a COPE que en estos años su clase ha perdido al 30 por ciento de los alumnos: “En primero de carrera éramos 50 y ahora somos 35, después del primer año se fueron muchísimos, unos a relaciones internacionales, otros a derecho y otros a psicología pro ejemplo”.

En su caso, también tuvo que ajustar sus estudios, ya que empezó con un doble grado de periodismo y relaciones internacionales y después decidió quedarse únicamente con la parte de comunicación, una pasión que había tenido desde pequeña y que resurgió gracias a un proceso de orientación profesional que fue según nos cuenta “de gran ayuda tanto para elegir qué hacer y dónde como para el papeleo final”.

“Al hacer un proceso personalizado sabes perfectamente a qué te vas a enfrentar con los estudios y te vas a conocer mejor, tienes más posibilidades de acertar porque los orientadores te van a poner en diferentes situaciones y profundizar en tus centros de interés y hacen que te plantees cosas que tú solo o con tus padres no harías, es muy importante” señala Estelle, de 21 años.

Decisiones más informadas para hijos y padres

Margarita Álvarez tiene una hija en segundo de bachillerato y han recurrido también a Futureo como empresa de orientación profesional para que “pueda tomar una decisión con mucha más información, ya que los padres o su círculo más inmediato tenemos una visión más parcial de nuestra realidad y lo que queríamos es que alguien profesional le explicara todas las posibilidades de un mundo que hoy en día son ilimitadas”.

Aunque su hija Margarita tenía ya bastante claro a los 17 años lo que quería estudiar, por el camino “nos hemos cuestionado y hemos abierto nuestra mente y esto es siempre positivo. También ha explorado más a fondo sus fortalezas y debilidades para saber en qué áreas deberá esforzarse más y en cuáles otras tienen puntos fuertes que hasta ahora desconocía que tenía”.

Inversión para maximizar las posibilidades de acertar

Aunque supone un desembolso variable en función del tiempo que dura el acompañamiento y los servicios solicitados, lo que los alumnos y sus familias se pueden ahorrar con procesos de acompañamiento de este tipo es tiempo y dinero si a la larga se equivocan y tienen que volver a matricularse y disgustos o conflictos laborales que hacen que según De Santiago podamos hablar de “una buena inversión siempre que nos la podamos permitir”. En esta empresa, el proceso completo tiene un coste de cerca de 1.700 euros.

El momento ideal para empezar con una orientación profesional es desde cuarto de la ESO, pero puede hacerse en cualquier otro curso o incluso iniciados los estudios superiores si el estudiante tiene dudas. Pueden evitarlo quienes tienen muy claro lo que quieren estudiar y para qué y cuentan con el apoyo de sus familias.