La mujer gitana sigue sintiendo el racismo

Soraya es una de las 1.700 mujeres a las que ha ayudado el Programa Calí puesto en marcha por la Fundación del Secretariado Gitano 

La mujer gitana sigue sintiendo el racismo

Laura Otón

Publicado el - Actualizado

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Soraya tiene 32 años, es de Badajoz, tiene tres niños y trabaja en El Corte Inglés. Nada de esto sería noticia si no te damos más datos, si no te damos el dato. Soraya es noticia porque es gitana. Es una de las 1.700 mujeres a las que ha ayudado el Programa Calí puesto en marcha por la Fundación del Secretariado Gitano durante los tres últimos años. Este programa ha permitido que 245 encuentren empleo y 122 han retomado sus estudios: “Yo tenía muchas limitaciones como la mayoría de las mujeres gitanas, a la hora de encontrar un empleo, yo iba a buscar trabajo y no me lo daban, ni siquiera me daban la oportunidad de demostrar como trabajo”, explica Soraya. “He sufrido doble discriminación, por ser mujer y por ser gitana”. Es algo de lo que se quejan todas estas mujeres que quieren aportar a la sociedad. “Yo me encontraba desanimada, sin fuerzas, no tenía ánimos dejé de buscar trabajo, lo dí por perdido”. Pero con la ayuda de este programa Soraya ha encontrado empleo “ahora trabajo en El Corte Inglés, soy dependienta, algo impensable en una ciudad de donde yo vengo”.

Este programa además ha permitido en estos tres años de implementación trabajar con la comunidad gitana para sensibilizar sobre igualdad y en él han participado 2.050 gitanos y 3.360 mujeres gitanas de diferentes edades de toda España. Son conscientes que el machismo late en estas comunidades desde donde hay que trabajar. El apoyo de la familia es fundamental. Lo saben bien Pepi Fernández logopeda y empresaria, o Sara Giménez abogada, y diputada en el Congreso. Pepi cuenta como ha querido volcar su trabajo en ayudar a los niños “vengo de una familia que me han inculcado valores como el respeto y la solidaridad”.

Sara cuenta cómo en su Huesca natal vivió la vida de vendedores ambulantes de unos padres que sin embargo apostaron por sus estudios. No son las únicas. Sally Cortés, vive en Valencia, tiene tres niños y acaba de publicar su primer libro. Escribe obras de teatro y las dirige para contar la visión real de la mujer gitana. Ahora además estudia Literatura. Su hermano fue quien empezó a estudiar y ella siguió su estela.

La mujer gitana es abogada, pintora, educadora social, maestra o lo que haga falta. Es la imagen que quieren proyectar de cara a una sociedad que todavía les señala. Hay rasgos físicos que delatan su etnia, pero muchas veces esos rasgos por mucho que los busquemos, no aparecen. Es el caso de Celia Gabarri, es la primera mujer gitana universitaria de Palencia. Y cuenta como tras participar en el colegio en una entrevista en la clase de su hija de siete años contando su experiencia, la niña ha sentido la discriminación del grupo “A veces dicen que la discriminación viene por cómo se comportan los gitanos, pero mi niña es la primera de la clase, va a las excursiones, su mamá participa en el AMPA, sí que es cuestión de racismo, sí que lo es. Queda mucho por hacer”.