La natalidad, en mínimos históricos: Cada vez se reduce más el tamaño de las generaciones en edad fértil

La falta de apoyo público y un merado laboral diseñado para los varones están detrás de esta realidad

Sefi García

Publicado el - Actualizado

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La falta de apoyo público y un “merado laboral diseñado para los varones” están detrás de esta realidad, según The Family Watch. El 64% de las mujeres con hijos ha asumido algún coste laboral, ya sea reduciendo su jornada, cogiendo excedencia, rechazando empleos por sus horarios o abandonando el mercado laboral, indica “El Coste de la Conciliación” puesto en marcha por la asociación “Yo no renuncio”, Y el 57% de ellas ha asumido esta pérdida de ingresos para poder ejercer el trabajo doméstico familiar. El 22% ha perdido su empleo, y el mismo porcentaje ha renunciado a crecer profesionalmente, ha puesto de manifiesto el informe “Las Invisibles” del Club Malas Madres. Son datos de distintos estudios que analizan el impacto de la maternidad en las mujeres, en un país donde la natalidad está en mínimos históricos.

Mínimos que sitúan la media de hijos por mujer por debajo de 1,3. La media actual está en 1,18 hijos por cada mujer. Eso se denomina Low Slow Fertility, una situación que nos coloca en un punto de no retorno, según el Catedrático de Geografía Humana, Rafael Pujol. “Con una tasa de natalidad por debajo de 1,5 hijos por mujer, por muchas políticas de recuperación que se pongan en marcha -asegura- nunca vamos a volver a la tasa de 2,1 hijos por mujer que exige la renovación de generaciones, pero estamos tan bajos que cualquier subida por pequeña que sea será positiva para nuestra demografía”. Y, ojo, porque cada vez se reduce el tamaño de las generaciones en edad fértil, cada vez hay menos mujeres en edad fértil, y los hijos se tienen más tarde.

Rafael Pujol hecha mano de encuestas y estudios para deducir que “en el mercado laboral reside una de las circunstancias que nos explican la situación que tiene en estos momentos la fecundidad”. Raquel, madre de dos hijos pasó “un pequeño tormento” en su empresa anterior. Al nacer su hija, quisieron engañarla para reducir más su jornada. Además “tenía que oír todos los días que cuando iba a volver a mi jornada completa. Tuve que recuperar muchas horas por acudir con mis hijos al médico, me llamaron mucho la atención por estas ausencias, he visto como a una compañera intentaron manipularla para que redujese en más tiempo su jornada cuando estaba embarazada”. En su empresa actual las cosas son diferentes, “todo lo contrario -nos cuenta- apoyan y ayudan” pero tiene claro que si hubiese querido mejorar en su empresa “seguramente hubiera tenido que renunciar a mi reducción de jornada”.

El motivo

Esta es una realidad innegable, como lo es el cambio de mentalidad de las mujeres que, además de ser madres, aspiran a tener una carrera profesional, y como lo es que ahora mismo una mujer no se plantea la maternidad si no ve una situación económica de cierta seguridad. Y como lo es que, a pesar los pasos que se van dando, estos son escasos. “La realidad es que las mujeres sufren una triple discriminación -asegura Mª José Olesti, directora general de Family Watch- por ser mujer, por trabajar fuera de casa y por querer ser madres. España es el país de la unión europea donde hay más diferencia entre los hijos anhelados y los que realmente se tienen. En todas las encuestas las mujeres declaran que hubieran tenido o tendrían más hijos de los que tienen”. La última realizada por la fundación la Caixa determina que el 35 % de las mujeres que han superado la edad reproductiva óptima desearían haber tenido más hijos, con independencia de su formación universitaria.

Olesti nos invita a analizar bien “primero, que hay un mercado laboral diseñado para los varones, hemos visto que durante la pandemia muchas mujeres han tenido que reducir sus jornadas laborales e incluso abandonar sus empleos para cuidar de la familia. Han sido mayoritariamente ellas. Falta co responsabilidad. Por tanto la responsabilidad las medidas de conciliación, incluso el teletrabajo que parecía la solución, si no están bien cimentadas, difícilmente serán compatibles.”

A esto se une la falta de apoyo público. “España está a la cola de los países donde se da más apoyo a las familias -apostilla Mª José Olesti- En otros países, en los nórdicos, han apostado por ayudas directas que se han traducido en un incremento de madres que trabajan fuera de casa, en Francia han implementado medidas estables más allá de una legislatura, han puesto a la familia en en centro de las políticas. Si no lo hacemos así, no lo conseguiremos nunca. Las ayudas tienen que estar por encima de los colores políticos y tiene que tener una duración en el tiempo que permita ver el efecto deseado”.

Trabajar por un mercado laboral más flexible, dar seguridad laboral y sueldos decentes a los jóvenes, implementar políticas de familia, serias, estables y duraderas en el tiempo y sobre todo, un pacto por la familia son las medidas que The Family Watch reclama para mejorar la natalidad y facilitar la vida laboral a las madres.

Rafael Pujol lanza una mirada a las políticas que ha implementado entorno europeo para revertir la situación y se muestra “absolutamente convencido” de que si las copiáramos, el índice de natalidad subiría como la espuma en España, “nuestro país tiene una tasa de fecundidad del 1,2 hijos por mujer, Francia está en 1,9, y Suecia en 1,7. ¿Cuál es la diferencia? Que Francia y Suecia destinan más del 3% del PIB a ayudas de este tipo, y España está en un modesto 1,2, o 1,3%. En España podríamos lograrlo, pero no esperemos milagros, no subiríamos tanto la fecundidad aunque se implementaran estas medidas, pero, repito, estamos tan bajos que cualquier subida sería positiva”.

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