¿Qué fue de José Rabadán? La historia del hombre que asesinó a su familia con una catana

Ocurrió en el año 2000 y paralizó a todo el país; Rabadán se encuentra viviendo una nueva vida después de cometer, junto al de Elche, uno de los parricidios más grandes en España

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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En el año 2000, toda España se estremeció con un crimen que parecía sacado del guion de una película de terror. Pero esta historia es real y nos sitúa en el murciano barrio de Santiago el Mayor. Allí vivían los Rabadán, una pareja y sus dos hijos, una pequeña de nueve años y un chaval de 16 que siempre tuvo lo que quiso, dicen que era el mimado de la casa.

Los vecinos veían en él a un chico educado, tímido, muy reservado, al que nunca se veía alternar con otros jóvenes del barrio porque él prefería pasar las horas encerrado en su habitación, jugando con el carísimo ordenador que sus padres le habían regalado.

Estaba obsesionado con los videojuegos, sobre todo con uno: el 'Final Fantasy'. Deseaba emular a su protagonista, por eso dijo en casa que quería una catana y, como acostumbraban a hacer ante cualquier petición del joven, sus padres accedieron. No podían ni imaginar que aquella fue la peor decisión de sus vidas.

La noche del 31 de marzo del año 2000, José Rabadán se fue a la cama con un objetivo en su retorcida mente: iba a ejecutar un sangriento plan en solo unas horas porque quería quedarse solo en el mundo. Ya en la mañana del 1 de abril, se levantó, empuñó la catana que guardaba con celo en su habitación e irrumpió en la de sus padres.

A su madre no le dio tiempo a despertar: la mató mientras dormía. Su padre trató de defenderse, aquella afilada arma le arrancó tres dedos cuando trataba de protegerse la cara. El intento fue en vano: a su hijo no le costó demasiado seccionarle la cabeza, que metió después en una bolsa de plástico.

Una vez culminada la matanza de sus padres, José Rabadán caminó hacia la habitación de su hermana, una niña con síndrome de Down. Para ella, el destino también fue fatal. El cuerpo de la pequeña lo introdujo en la bañera, llena de agua; justo al lado, en el suelo, el del padre, mientras que el cadáver de la madre siguió desangrándose en la cama del cuarto principal.

Tras asesinar a su familia, Rabadán se cambió de ropa y puso rumbo a Barcelona, quería reunirse con una joven a la que había conocido por internet. Tres días después del triple asesinato, fue detenido. José Rabadán fue sentenciado a pasar ocho años en un centro de menores. El 1 de enero de 2008, a los 24 años, quedó en libertad.

Una nueva vida en Cantabria

Rabadán llegó a Cantabria en busca de formar una nueva vida, repleta de un escenario complemente ajeno a lo que vivió en aquella noche del año 2000. Después de finalizar su tiempo en el centro de menores, retomó un día a día normal. Son el perdón, el arrepentimiento, su esposa y una hija a las que quiere. "Nunca he sentido temor ni miedo estando con él", las palabras de la mujer que lo acompaña en su vida y con quien comparte los momentos más íntimos de una etapa completamente distinta a la que manchó su pasado en el año 2000.