Reciclarse o morir: la disyuntiva a la que nos enfrentamos en plena expansión de nuevas profesiones

Ya no hay duda de que estamos entrando de lleno en la cuarta revolución industrial, aquella en la que el trabajo humano convive con algoritmos y robots

Sefi García

Publicado el - Actualizado

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Ya no hay duda de que estamos entrando de lleno en la cuarta revolución industrial, aquella en la que el trabajo humano convive con algoritmos y robots. Ha sido una entrada abrupta que tendrá consecuencias en el mundo laboral: los expertos auguran que en 2.025 desaparecerán 85 millones de puestos de trabajo en el mundo, y se crearán 94 millones nuevos con perfiles diferentes. La gran incógnita es cómo va a responder la enseñanza a estos nuevos perfiles profesionales que aún desconocemos y cómo va a encajar la empresa española esta realidad innegable.

Serán perfiles más tecnificados, más formados. Con una visión más completa. Trabajarán con robots que se comunican entre sí y que dan información al ser humano. Las Tecnologías de la información y la comunicación y el mantenimiento serán los ámbitos que más demanden y las energías limpias. De la Universidad, saldrán los que creen los sistemas y los desarrollen. De la Formación Profesional, los que operen con los nuevos sistemas y los mantengan.

Es imposible explicar el proceso que estamos viviendo sin recurrir a la analogía de la primera revolución industrial. En aquel entonces hubo sectores y empresas que perdieron hasta el 90% de su mano de obra en favor de máquinas, de tecnología, que sustituía los procesos manuales. Las misas industrias multiplicaron por mil sus plantillas al cabo de pocos años.

¿Qué nos espera?

Los expertos entienden que el proceso ahora será menos corrosivo que en aquel mundo del siglo diecinueve, pero advierten que si las empresas no se ocupan de dejar hueco a la formación “pasaran a no tener espacio, a no tener ningún valor, y por lo tanto a desaparecer y por contra, aparecerán otras que buscarán perfiles profesionales adaptados al producto que estén desarrollando”. El que habla es Pere Tuset, director del máster de industrias 4.0 de la Universidad Oberta de Cataluña.

Expertos en tecnologías de la información y comunicación, perfiles relacionados con el mantenimiento, en integración de sistemas ciberfísicos, ciberseguridad, robótica.. son algunas de las pistas que nos dan desde la universidad. Calculan que en un suspiro habrá robots colaborativos que intercambien datos entre ellos y con las personas.

Parece ciencia ficción ¿verdad?. Pues es una realidad que nos arrastrará como un tsunami antes de que nos demos cuenta. “El resultado neto de esta transformación, en cuanto a empleo, va a ser superior-augura el profesor Tuset- pero las empresas tendrán que someterse a un proceso de adaptación e invertir en sus trabajadores para que se formen. Habrá más trabajo, pero viviremos un periodo de readaptación en el que se perderán puestos de trabajo y empresas ”.

¿Y cómo va a adaptarse la universidad?

Será una revolución para las empresas, y también para la Universidad que tendrán que formar a los profesionales que diseñen esos sistemas y los desarrollen. Pere Tuset apuesta por “mantener una formación genérica de base, porque si no tienes esa base técnica, científica, difícilmente podrás adaptarte. Por tanto, lo que estamos viendo es que cada vez más, a diferencia de lo que se pensaba hace bien poco, la formación universitaria de base será más transversal. Hasta ahora había grados super especializados y los máster eran más generales. Ahora será al revés, porque no sabemos cuales son los cambios que van a llegar. Por tanto la formación de base ha de ser genérica para luego ampliar con másteres”.

Pero la formación no va a depender solo de la universidad. Además de los diseñadores y desarrolladores de los sistemas, habrá trabajadores que tengan que desplegarlos, operar con ellos y mantenerlos. Ha quedado claro que la formación será indispensable, pero en este caso estudiaremos una FP.

¿Y la formación profesional?

La nueva ley de Formación Profesional, aun en desarrollo, promete buenas perspectiva por su configuración, porque “prevé itinerarios flexibles que permiten formaciones cortas , microformaciones, por ejemplo, si quieres formar técnicos en fotovoltaica, probablemente tendrá que hacer módulos de incluidos en energías renovables, de electrónica, mantenimiento... la ley permite extraer esas formaciones y hacer un itinerario corto, y que puedan hacerse en 5 o 6 meses”- explica Luis García, profesor y presidente de la asociación de profesores de Formación Profesional-. “Lo que pasa es que tenemos que armar las ofertas, y ese es el reto, que tengamos autonomía para hacerlo”.

La implicación de las empresas en este caso, es más que fundamental, asegura Luis García, y por el momento funciona a matacaballo. Cuenta a Cope que “cuando tuvimos el boom de la fibra óptica nos venían los operadores telefónicos porque no había trabajadores formados. España fue en un momento dado el país que más crecía en esta tecnología de toda Europa y hubo un cuello de botella, no había chicos que supieran hacer esas tareas tan específicas. Ahora nos está pasando con las renovables y se acercan a los centros para tener en el menos tiempo posible profesionales, pero sólo cuando les aprieta el zapato vienen”. Reclama el representante de los profesores de FP que las empresas “deberían hacer un huequito para la formación, para colaborar en los desarrollos formativos e incluso, en facilitar a los profesores si tienen a los expertos o incluso en la propia formación en las empresas donde los chicos hacen prácticas”.

La punta de lanza van a ser las empresas que cuando están reclutando personal no encuentran y tienen que dar servicio, algunas no podrán darlo, y lo estamos viendo, por ejemplo ahora que hay un boom con las renovables (la electrificación de los coches, la fotovoltaica). Las empresas nos dicen que tienen que ralentizar el servicio porque no tienen suficiente profesionales formados. Ellos saben que esta formación básica cuando hablamos de componentes tan delicados supone itinerarios muy complejos, porque requiere albañilería, electricidad,mantenimiento, informática... ya no vale el ñapas de siempre. Es mucho mas complejo”.