¿Cuáles son los límites de la libertad de expresión en España?

Santiago Thomás de Carranza, abogado, subraya que en nuestro país no se persiguen ideas sino delitos

Celia Hernández

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

La entrada en prisión de Pablo Hasél, un rapero que en algunas de sus letras se dedica a alentar la muerte de policías y a alegrarse de los atentados cometidos por ETA, ha hecho que grupos radicales de extrema izquierda se adueñen de las calles convirtiéndolas en auténticas barricadas y los comercios -arruinados por la pandemia- queden saqueados a modo de protesta y defensa de la libertad de expresión, irónica manera de denfenderla.

El hartazgo ante esta situación lleva a ciudadanos como María Isabel a reflexionar. Ella cree que en este país sí que podemos opinar cada uno lo que nos convenga. "Yo lo estoy haciendo ahora mismo sin problema ninguno. El problema, es que aquí se está confundiendo la libertad de expresión con otro tipo de problemas, de vandalismo, simplemente. La pregunta que habría que hacerles a estos 'defensores' sería si se acuerdan de Miguel Ángel Blanco. Un joven concejal de la localidad vizcaína de Ermua por el Partido Popular, al que tuvieron 48h secuestrado y mataron de un tiro. Probablemente no sepan ni quién cometió ese crimen", asegura.

El debate surgido por el encarcelamiento de Hasél plantea los límites de la libertad de expresión. Por un lado, ha tratado de poner en duda los cimientos de nuestra legislación. Santiago Thomás de Carranza, abogado, asegura que “en una sociedad democrática no se persiguen las ideas, ni se persiguen las opiniones políticas". "Lo que se persiguen son la comisión de delitos. Nadie va a la cárcel por tener una idea o por manifestar una opinión por muy rechazable que sea”, dice. Y de delitos, Hasél, va sobrado.

Pero, es más fácil pensar y creer el mensaje que quiere hacer llegar a quienes hoy defienden este derecho quemando contenedores y tratando de infundir el pánico en la sociedad con sus acciones, que informarse de sus antecedentes y condenas.

Santiago, recuerda que en este caso "se trata de una persona reincidente que ha sido juzgada y ha tenido garantías de defensa, ha tenido el derecho de defenderse”.

Para María, “la noción de libertad de expresión está totalmente manipulada, es esconderse detrás de una palabra para estar atacando, metiéndose con la Iglesia católica, decir que te pueden pegar un tiro. No saben lo que significa la libertad de expresión, mientras todos los demás nos tenemos que quedar callados”.

Ese escondite es, en muchas ocasiones, las redes sociales. Todos las utilizamos para expresar nuestra opinión y tenemos derecho a hacerlo pero también hay límites. Santiago considera que hay un principal problema: “Muchas veces el anonimato es utilizado para exagerar delitos y para tratar de esconderte a la hora de expresar tus ideas de una forma más grave”. Las condenas varían en función del delito, pero en caso del enaltecimiento al terrorismo se trata de una pena de prisión de 1 a 3 años y de multa de 12 a 18 meses.

Para Nacho, “un país democrático como es el nuestro, tiene que luchar para proteger la libertad de expresión, siempre y cuando no superen los límites del respeto". "Y está claro que desear la muerte de alguien o enaltecer al terrorismo sobrepasa esa barrera con creces”, sentencia.