La soledad, enemigo número uno del siglo XXI, que nos hace más egocéntricos y egoístas

La soledad "es un estado emocional que sobreviene a la persona cuando no ha logrado las relaciones interpersonales que desea", por ello, "la soledad ha sido definida como una experiencia negativa que sobreviene a la persona cuando su red de relaciones sociales es deficiente, bien sea por su tamaño, bien sea por la calidad de las mismas. Se trata, por tanto, de una discrepancia entre los niveles de contacto social deseados y los contactos reales mantenidos" podemos leer en el artículo: "Soledad y apoyo social" de los profesores de la Universidad de Granada, Francisca Expósito y Miguel Moya, publicado en la revista Psicología Social en mayor de 1999, que incidían en la apreciación de que la soledad es "una experiencia subjetiva, de modo que las personas pueden no sentirse solas estando aisladas socialmente o, por el contrario, una persona puede sentirse sola en medio de una multitud". 

Lo que sí dejaban claro, hace ya 20 años, es que había diferencias entre la soledad por falta de apoyo social y la soledad/ estado emocional. Esta última "es un fenómeno que hace referencia a aspectos más subjetivos, emocionales, profundos y globales, y que por tanto, tendrá efectos más devastadores sobre la vida de las personas que la falta de apoyo social".

La soledad y sus efectos devastadores

Sobre esos efectos devastadores de la soledad, en algunos casos destructivos, trata el estudio realizado por los investigadores: Liad Uziel, del Departamento de Psicología de la Universidad de Bar-llan de Israel, Martine Seemann, de la Universidad de Mainz, Alemania y Tomer Schmidt-Barad, de la Escuela de Administración de Empresas de la Universidad Bar-Ilan y el Departamento de Ciencias del Comportamiento del Centro Académico Peres.

La investigación llama la atención sobre "el posible impacto nocivo", como la alienación social, de "un fenómeno cultural cada vez más intenso de pasar tiempo solo". 

En el estudio, en el que han participado 700 personas y que ha sido publicado en la revista Journal of Personality and Social Psychology se descubrió que "estar solo (o solo pensar en pasar tiempo a solas) hace que algunas personas, particularmente aquellas con una estabilidad emocional relativamente baja, sientan que están completamente solos en el mundo . Es decir, algunas personas experimentan tiempo a solas como si su entorno social las descuidara. Pensar en, y en realidad estar, induce la sensación de que solo puedes confiar en tí mismo". 

En la sociedad actual, según distintos estudios y estimaciones, las personas pasan entre un tercio y la mitad de su tiempo a solas todos los días. ¿Cuál es el impacto de ese 'tiempo a solas' en nuestra vida mental? La investigación señala que cada vez el comportamiento humano es "más egocéntrico y más egoista", porque al sentirnos mal por la situación, el tiempo nos hace entrar en un 'modo de supervivencia' lo que obstaculiza la capacidad de reintegrarnos en las actividades sociales e incluso, con el tiempo, nos hacer ser rechazados.

Por ellos los doctores Uziel, Seemann y Schmidt-Barad dicen que "reconocer la dinámica entre las necesidades relacionadas con la sociedad y la experiencia de estar solo entre aquellos con una estabilidad emocional relativamente baja puede ayudar a crear intervenciones destinadas a mejorar su ajuste social y mejorar su bienestar tanto solo como con otros".

En España, la soledad es el enemigo de 9 millones de españoles mayores de 65 años

La sociedad española, al igual que la del resto de Europa, envejece año tras año. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), hay más de nueve millones de personas con más de 65 años (9.055.580), casi el 20 % de la población, y con tendencia a aumentar por el aumento de la la esperanza de vida y la disminución de nacimientos.  Y a la vez que sube el número de mayores, también se incrementa la cifra de hogares en los que vive una sola persona, a veces elegido de manera voluntaria, pero otras no.

Más de dos millones de personas mayores de 65 años viven solas en España, la mayoría mujeres (1.465,6 mujeres frente a 572,1 hombres). Un 39,8 % de esas personas mayores de 65 años sufren "soledad emocional" en España, según un estudio de la Obra Social La Caixa, donde además alertan del riesgo de aislamiento por pérdida de la red social de amigos, sobre todo en el caso de los hombres.

Por ello, proponen fomentar las relaciones sociales, algo difícil, sobre todo en las grandes ciudades, donde se producen muertes de ancianos solos que no son descubiertas hasta meses o años después.

La soledad no deseada perjudica a la salud, según estudios científicos, como el publicado el pasado mayo por la Universidad Autónoma de Madrid, que concluye que es un factor de riesgo para desarrollar demencia en las personas mayores.

La soledad no deseada ya se ha relacionado en anteriores estudios con el empeoramiento general del estado de salud, con la depresión e incluso con la mortalidad prematura.

El "síndrome del café con leche"

Así define el doctor Esteban Pérez Almeida, director médico de COPE y geriatra, a la soledad que padecen los mayores, nuestros ancianos. Uno de cada diez hogares en España son monoparentales y sobre todo son hogares de personas mayores. La soledad, nos recuerda el doctor Pérez Almeida, "es un factor de riesgo cardiovascular independiente. La soledad es tan perjudicial como fumar 15 cigarrillos al día o ser obesos". Es el 'síndrome del café con leche' porque las personas que están solas se descuidan, "como te dejas desayunas café con leche, comes un vaso de leche con una galleta y por la noche otro café con leche porque en el día a día la persona que está sola se descuida, uno de cada diez hogares en España son monoparentales y sobre todo son personas mayores y van dejando la higiene, no limpia la casa, te vas alejando la alimentación saludable"  advertía en 'La Linterna' de COPE.

La soledad nos lleva a la tristeza, tristeza que nos lleva a un estado depresivo y a la depresión como enfermedad y la depresión como enfermedad termina siendo una pseudodemencia. Y esto, como dice el doctor Pérez Almeida, "se puede evitar".