El tabaquismo, una de las causas de que mueran más hombres que mujeres por COVID-19
¿Podría fumar influir en el impacto de género del brote vírico? ¿Y el impacto en sí? Son algunas de las preguntas que se hacen los investigadores
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El Ministerio de Sanidad, los gobiernos de La Rioja y de la Región de Murcia y el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) estan llevando a cabo un estudio para conocer el impacto que está teniendo el confinamiento en el consumo de tabaco u otras formas de consumo, y en qué medida han influido los problemas de salud de la población y el coronavirus en dichos consumos. Si está interesado en participar, en aportar su experiencia ya como consumidor de tabaco o como si no fuma y no ha fumado nunca, lo puede hacer hasta el 22 de mayo.
Y si preocupa el impacto que podría tener el coronavirus en personas fumadoras, activas o pasivas, que no han dado muestras de la enfermedad o la han pasado de forma leve y están confinadas en casa, preocupa, también, saber la incidencia del tabaquismo en fallecidos por la COVID-19 o personas que han sido infectadas, quizás por padecer problemas coronarios derivados del tabaco.
No se puede pasar por alto que el consumo de tabaco mata al año a 8 millones de personas en todo el mundo, 56.000 personas fallecen en España por culpa del tabaco, por culpa de las enfermedades relacionadas con las consecuencias del tabaquismo. Y esas enfermedades cardiovasculares aumentadas por el tabaquismo están presentes en más del 30 % de las víctimas mortales por coronavirus.
Tabaco y COVID-19
El consumo de tabaco condiciona las consecuencias del coronavirus. Más del 30 % de las personas fallecidas ( casi 26.000), presentaban enfermedades cardiovasculares, que son la primera causa de fallecimiento en España —un 28 % en 2018—, y el 10 % de dichas enfermedades tienen su origen en el tabaquismo.
Investigadores de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Javier C. Vázquez -del Neurocampus de Burdeos-, y Diego Redolar, insisten en que el tabaquismo está detrás de los sistemas cardiovasculares más débiles que se exponen más a los efectos negativos de la COVID-19. Los datos apuntan que "el tabaco es una de las causas por las que hay más víctimas hombres que mujeres por el virus en España".
La COVID-19 es una enfermedad infecciosa provocada por el coronavirus del síndrome respiratorio agudo grave SARS-CoV-2. Como ya se ha confirmado, el virus se propaga normalmente de persona a persona a través de gotitas de la respiración, producidas, por ejemplo, al toser, y los síntomas habituales son fiebre, tos y dificultades de respiración. En cuanto a su impacto en la población, más del 90 % de las muertes en España tenían más de sesenta años y más del 45 % presentaban enfermedades de consideración previas.
Afecta más a hombres que a mujeres, el efecto biológico del tabaco
En nuestro país la COVID-19 está afectando tanto a mujeres como a hombres prácticamente por igual, incluso hay más mujeres contagiadas que hombres, pero, sin embargo, están falleciendo más hombres que mujeres.
Según confirma el análisis de los investigadores Diego Redolar, subdirector de investigación de los Estudios de Ciencias de la Salud e investigador del grupo Cognitive NeuroLab de la UOC, y Javier C. Vázquez, investigador del Departamento de Neurociencia de la Universidad de Burdeos, aunque los hombres y las mujeres se infectan por la COVID-19 en porcentajes similares en España, la mortalidad —a partir del 5 de abril— se ha mostrado más alta en hombres —en torno al 8 %— que en mujeres —más del 4 %—. "Es una evidencia que sugiere que las diferencias de género tienen que ver con patrones como la prevalencia del tabaquismo", aclara el investigador de la UOC. Según datos de 2017, en España fuman más de un 25 % de hombres y más de un 18 % de mujeres.
Los investigadores añaden que "hay que tener en cuenta datos biológicos como que el tabaquismo puede regular la enzima conversora de la angiotensina 2 (ACE2) que, entre otras funciones, influye en la presión sanguínea. Esta enzima funciona como puerta de entrada a las células de algunos coronavirus".
En un artículo publicado por Redolar y Vázquez en la revista Tobacco Induced Diseases señalan que el SARS-CoV-2 se une a los receptores de la ACE2 en las vías respiratorias inferiores de los pacientes infectados para entrar en los pulmones. "Los datos existentes sugieren que los pacientes con una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o con tabaquismo tienen un mayor riesgo de infección grave por la COVID-19, ya que aumenta la expresión de la ACE2 en las vías respiratorias más débiles, como las de este tipo de pacientes", confirman los investigadores que se apoyan en las conclusiones de estudios en modelos de ratones de laboratorio.
La vulnerabilidad de los fumadores
Ante esta conexión entre tabaco y coronavirus, los investigadores muestran su preocupación por la falta de datos que permitan estudiar mejor la relación entre el tabaquismo y la pandemia. "En España no tenemos datos sobre el hábito de fumar de los pacientes con COVID-19", por lo que los investigadores sugieren que se registren y se compartan los datos sobre del tabaquismo de todos los casos identificados de COVID-19.
La Organización Mundial de la Salud señala que los fumadores "son más vulnerables a la COVID-19, ya que el acto de fumar supone arrimar los dedos (y los cigarrillos, que pueden estar contaminados) a los labios, lo que aumenta la posibilidad de transmisión del virus de la mano a la boca. Los fumadores también pueden padecer una enfermedad pulmonar o una capacidad pulmonar reducida, lo que potencia enormemente el riesgo de enfermedad grave".
Advierte la OMS sobre el uso de pipas de agua porque se comparten boquillas lo que facilita la transmisión y el contagio del virus y recuerda que los fumadores pueden padecer afecciones pulmonares graves como la neumonía que "incrementan las necesidades de oxígeno".
Pese a todas estas advertencias y evidencias, la confusión surgía cuando a finales de abril en Francia se publicaba un estudio elaborado por el Hospital Pitié-Salpêtrière de París en el que se afirma que "la condición de fumador parece ser un factor de protección contra la infección por el SARS-CoV-2" y que "se puede sugerir la nicotina como posible agente preventivo contra la infección por el COVID-19". ¿Qué consistencia científica tenía el estudio? ¿Sobre qué evidencias científicas basaba tales constataciones? Y aquí ya flojeaba, se afirmaba que su base cientíca era la literatura científica y las observaciones del propio hospital. Y se citaba al neurólogo Jean-Pierre Changeux, muy conocido en Francia y que tiene la hipótesis de que la nicotina utiliza los mismos receptores ACE2 que utiliza el SARS-CoV-2 para entrar en las células, e impediría la propagación del nuevo coronavirus.
Inmediatamante la OMS volvió a remarcar que el tabaco "pone a los pacientes en mayor riesgo de enfermedades pulmonares graves como la neumonía".
Los investigadores de la UOC, Redolar y Vázquez, sugieren que en estos momentos de pandemia lo que hay que hacer es "impulsar campañas para reducir el tabaquismo y también llevar a cabo intervenciones efectivas basadas en evidencias que reducen el hábito, como el aumento de la carga fiscal del tabaco, la prohibición de vender durante la pandemia y mejorar los programas que ayuden a dejar de fumar".
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