Tarda cuatro horas en comerse un paquete de patatas para no ponerse la mascarilla en el avión

Un hombre se las ingenió para no ponerse la mascarilla durante las cuatro horas que duró su vuelo a Tenerife de una forma sencilla: comer patatas

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

En plena segunda ola de contagios en nuestro país, es evidente que, entre la mayoría de restricciones y medidas de seguridad que han implantado las aerolíneas para los vuelos internacionales es el uso obligatorio de la mascarilla. No obstante, para Michael Richards, un hombre de 41 años originario de Huddersfield no supuso ningún problema: se las ingenió para evitar colocarse la mascarilla durante las cuatro horas que duró su viaje hasta Tenerife con un simple paquete de patatas.

Una ocurrencia que, aunque algunos califican de imprudente, se ha convertido en toda una sensación en las últimas semanas. Lo hacía en un vuelo entre la ciudad británica de Manchester y la isla de Tenerife, un trayecto en el que consiguió que solo tuviese que ponerse la mascarilla mientras cargaba y bajaba el equipaje y cuando iba al baño.

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Un paquete de patatas de 4 horas

“Estaba sentado en el avión y pensé que podía hacer que las Pringles duraran hasta cuatro horas”. Esa es la explicación que Michael ha dado al diario británico Evening Standard, al que explicaba que se le ocurrió la idea al comenzar el vuelo, de la aerolínea Easyjet. La compañía especifica en sus normas que todos los pasajeros sin excepción deben llevar mascarilla.

Hice los cálculos. Hay más o menos 100 pringles en el tubo y puedes llegar a tardar hasta dos minutos y medio en comerte cada patata”, especificaba Michael a través de su perfil oficial de Facebook, en un ejercicio de absoluta pericia. Además, en la misma publicación compartía la imagen tanto del té que llevaba a bordo del avión como del bote de patatas, marca Pringles y sabor a sal y vinagre.

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Michael confiesa que no es anti-mascarilla

Según relataba al diario británico el propio Michael, la broma viral escondía una intención oculta: “básicamente estaba intentando demostrar que no necesitas llevar una mascarilla si estás comiendo o bebiendo, esa es la pura moraleja de la historia”. Una reflexión que, aunque parezca una obviedad, no le ha privado de duras críticas en redes sociales, de las que también se ha defendido.

“No soy anti-mascarillas, no me importa llevar mascarilla. Mucha gente está deprimida en estos momentos y a mí me gusta hacer reír y ser un tipo divertido”.