La vida del Chapo en prisión VS. la vida de su mujer en el exterior
El narcotraficante más peligroso y sangriento de los últimos tiempos vive con la luz encendida 23 horas al día en su cárcel estadounidense. Su mujer exhibe una vida a todo trapo en redes sociales
Comienza el juicio contra el Chapo Guzmán
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Hace unos días las hijas de Joaquín 'El Chapo' Guzmán celebraron su séptimo cumpleaños por todo lo alto, o eso quiso hacer ver su esposa y madre, Emma Coronel, en la cuenta de Instagram del fotógrafo Antonio Tizoc:
En la imagen se aprecia una casa gigante de esta marca de muñecas, dulces y una gran tarta. Lo que se dice, en conclusión, una vida a todo trapo que se refrenda en anteriores y posteriores publicaciones que la mujer del narcotraficante ha subido a esta red social desde que su marido está en la cárcel estadounidense Metropolitan de Nueva York.
Estos son solo dos ejemplos, pero hay más: Emma en la cancha de los Yankees de Nueva York, Emma practicando tiro... En abril denunció que no veía a su marido a solas desde hacía 15 meses, que solo podía verle en la corte judicial y que estaba preocupada por su salud. Algo lógico, viendo cómo vive el Chapo Guzmán.
23 horas con la luz encendida, así vive el Chapo en prisión
En el Centro Correccional Metropolitano de Nueva York Joaquín Guzmán vive desde hace un año. Recordemos su historia: el Chapo es un narcotraficante y criminal mexicano, líder de uno de los cárteles de droga más peligrosos y sangrientos del mundo: el de Sinaloa. En 2013, la revista Forbes le colocó en el puesto 67 de las fortunas más grandes del mundo, que calculó en unos 1000 millones de dólares. Por miles se cuentan también los asesinatos con los que se le vincula: entre 2000 y 3000, de manera directa o indirecta.
Guzmán ahora vive recluido en una cárcel de máxima seguridad de Estados Unidos, adonde fue extraditado en enero de 2017, un año después de ser recapturado por tercera vez en su vida. Antes se había fugado tres veces de penitenciarías mexicanas.
En su nueva 'casa', este criminal vive en una celda de 18 metros cuadrados con una ducha, un váter y una ventana en la parte superior traslúcida que no le permite ver lo que hay más allá. Allí, la luz está encendida 23 horas al día. La hora restante sale para practicar bicicleta estática.
No puede hablar con el resto de confinados, una decena -los más peligrosos- en este módulo 10 South, donde están encerrados más de 700 internos. Solo puede hablar con sus abogados, y no puede recibir la visita de su esposa, aunque sí de sus hijas. Una vida totalmente diferente a la que, en apariencia, lleva Emma en el exterior.