Violaciones por sumisión química, una realidad emergente

Durante las Navidades, se ha producido una ola de agresiones sexuales utilizando la burundanga o sumisión química de por medio

Violaciones por sumisión química, una realidad emergente

Carmen Labayen

Publicado el - Actualizado

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Los casos de violaciones y agresiones sexuales en los que se emplean drogas y fármacos para anular la voluntad de las víctimas son cada vez más frecuentes en nuestro país. Es una realidad minoritaria pero creciente con más de 100 casos al año por sumisión química según los últimos datos de la Policía Nacional. En 2017, último año disponible, documentan 104 casos, 11 más que el año anterior y el triple de los que se registraban hace 8 años según las cifras facilitadas a COPE del Instituto Nacional de Toxicología.

“Nuestro índice de sospecha lo activamos cada vez con más frecuencia y hemos pasado de tener 3 casos al trimestre a tener 3 ó 4 casos al mes” explica a COPE Andrés Santiago jefe de Medicina Legal del Clínico San Carlos en Madrid y pionero en la creación de un protocolo para atender a las víctimas de sumisión química.

Detrás de 1 de cada 3 casos sospechosos de sumisión química hay una violación o una agresión sexual. Cuando esto sucede en Madrid los casos son derivados al Hospital la Paz. Ana Martínez trabaja como presidenta de la comisión de violencia constata “un repunte de los casos de agresión sexual por sumisión química y lo que hacemos es tratar de identificar la sustancia si es posible y ofrecemos la atención integral y personalizada a la víctima”.

Aunque también se multiplican los casos masculinos a cargo de agresores también hombres, el mayor número de denuncias corresponde a mujeres y según explica Martínez “la mayoría cuentan es que estaban en un sitio, que no se acuerdan de lo que ha pasado, que aparecen en su domicilio o en otro lugar. La mayoría de las veces han sufrido algún robo y en ocasiones aparecen sin ropa y con signos de haber sufrido una agresión sexual”.

Una anmensia, que sufren 6 de cada 10 víctimas junto a otros síntomas como la somnolencia o la confusión, y que complica las investigaciones pues dificulta la reconstrucción de los hechos. A ello se une que no siempre es fácil detectar las sustancias empleadas en la sumisión química.

“Se usan muchas, fundamentalmente las benzodiacepinas, ansiolíticos, hipnóticos, otras drogas sintéticas como la GHB, también detectamos la flaca también sintética y la escopolamida que forma parte de la burundanga....El alcohol y las benzodiacepinas son las que mejor se detectan” subraya Andrés Santiago que señala que algunas actúan “a los 10 o 15 minutos de su ingesta” en la mayoría de los casos mezcladas con alcohol.

Tras una agresión cada minuto cuenta, los médicos recomiendan acudir cuanto antes al centro médico si es posible en las seis primeras horas tras sufrir una agresión ya que de ello depende tanto la atención médica a la víctima como la posibilidad de obtener pruebas.

La primera pregunta de control a las que se somete una posible víctima según explica a COPE la subdirectora de enfermería del Clínico San Carlos es la de si sospecha que puede haber ingerido una sustancia tóxica en contra de su voluntad.

Si la respuesta es positiva se activa el protocolo que incluye una valoración integral individualizada de la persona, la obtención de muestras de orina y sangre, la elaboración de un parte de lesiones a cargo del médico y la comunicación con los familiares ya llegados.

Si hay sospecha de agresión sexual el caso se deriva en Madrid al Hospital La Paz. Como en otras formas de violencia machista, denunciar es importante. Hacerlo permite la apertura de diligencias y de las investigaciones a cargo de la Unidad de Familia y Mujer de la Policía Nacional.

No hay datos recientes de violaciones o abusos sexuales por sumisión química por comunidades autónomas. Los últimos facilitados a COPE se remontan al periodo 2010-2012. La mayoría de los casos denunciados, 1 de cada 4, se produjeron en la Comunidad de Madrid seguida de País Vasco con el 20 por ciento y de Galicia que copa el 15 por ciento. En el extremo opuesto Cantabria, Asturias y La Rioja.

107 casos muy probables fueron recogidos entre 2010 y 2012 en el Instituto Nacional de Toxicología de un total de 306 investigados. En todos la víctima fue una mujer y en 6 de cada 10 casos de menos de 30 años, mayoritariamente españolas aunque también latinoamericanas.

En los últimos años y según explican en el Clínico San Carlos también acuden hombres víctimas de agresores masculinos por sumisión química en momentos puntuales como las fiestas del orgullo gay o después de un concierto de forma que ya trabajan en la puesta en marcha de un protocolo masculino.