La obesidad cuanto más temprana más problemática

1 de cada 3 niños tiene exceso de peso y el 16 por ciento es obeso

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Uno de cada 3 niños tiene exceso de peso y el 16 por ciento es obeso

Carmen Labayen

Publicado el - Actualizado

6 min lectura

Los graves riesgos para la salud que implica la obesidad especialmente en niños -por su persistencia y tendencia a la cronificación- van calando pero aún hoy el 16 por ciento de los niños en España tienen esta enfermedad, 1,4 puntos menos que hace 4 años. Otro 20 por ciento tienen exceso de peso según el último informe Aladino del Ministerio de Sanidad, 3,1 puntos menos que en el estudio anterior. Los datos han mejorado pero, según los expertos consultados por COPE, siguen siendo absolutamente inaceptables.

La promoción de hábitos de vida saludables, que implican sobre todo una buena alimentación y ejercicio físico, por parte de las distintas administraciones y en el sector educativo, los talleres y las escuelas de padres, además de la mayor conciencia sobre los productos que deben evitarse explican en parte los mejores datos oficiales registrados entre los niños y niñas de entre 6 y 9 años en España con un descenso del 4,5 por ciento en 4 años de los chavales con sobrepeso o obesidad según el citado estudio.

“Poco a poco estamos consiguiendo que nuestras intervenciones vayan teniendo un cierto efecto, lo único es que el esfuerzo es desproporcionado para el resultado. Para el futuro soy optimista para la mayoría de los niños y adolescentes pero considero que sin una intervención enérgica, la obesidad crecerá en las familias más vulnerables lo que generará una mayor desigualdad” explica a COPE Julio Alvarez, coordinador del Comité de Promoción de la Salud de la Asociación Española de Pediatría (AEP) .

La tasa de sobrepeso en las familias con rentas bajas por debajo de los 18.000 euros supera el 23 por ciento y lo mismo sucede con la obesidad donde la tasa más que duplica la de los niños de las familias con ingresos por encima de los 30.000 euros que se limita al 11 por ciento. Además en las familias desfavorecidas solo 1 de cada 2 niños tiene un peso normal, 18 puntos menos que en los hogares más acomodados.

En las familias vulnerables el consumo de fruta a diario es 9 puntos inferior al de los hogares con más ingresos, el de verdura está 10 puntos por debajo. Hacen desayunos menos completos y toman refrescos con azúcar con mucha mayor frecuencia, un consumo que -según señala el Estudio Aladino 2023-se ha multiplicado por 8 en los últimos 4 años.

¿Qué es lo que está en juego?

Más que el peso y el Indice de Masa Corporal (IMC) o el percentil en el caso de los niños, que tradicionalmente han servido para determinar si una persona es obesa o no lo es, lo que importa según el último consenso médico, es el porcentaje de grasa corporal acumulada en torno y dentro de los órganos la que genera graves problemas que no solo afectan a la calidad de vida de las personas sino que está relacionada con más de 200 enfermedades, entre ellas, la diabetes y la hipertensión pero también complicaciones en el corazón, el hígado, los riñones o el páncreas y mayor propensión a sufrir un tumor.

“Hasta hace poco hablábamos de un niño gordito, rellenito o sanote pero hoy sabemos que la realidad es que cuando se acumula un porcentaje de grasa excesivo esto provoca que cambie el metabolismo del organismo; que haya una sobrecarga mecánica sobre los niños, en sus piernas y en su sistema respiratorio, y que también la regulación del apetito y la autoestima se vean afectadas. Y todo esto no puede ser considerado más que una enfermedad de los pies a la cabeza”, explica Álvarez que es también Jefe del Servicio de Pediatría del Hospital General de Valencia e investigador de la Red de Investigación Biomédica sobre Obesidad en España, CIBEROBN .

Sin embargo, y según lamentan desde la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) , esta patología -provocada por una alteración en los mecanismos que regulan el balance energético y que da lugar a un exceso de tejido adiposo o adipocitos- carece de un reconocimiento como enfermedad crónica en España.

Para María Zelmira Bosch, coordinadora del Servicio de Endocrinología y Nutrición Pediátrica del Hospital HM Nens de Barcelona, “cuando ves un claro aumento de peso en un corto periodo de tiempo por ejemplo en el plazo de un año en tu hijo llega el momento de alarmarse y, sobre todo, de ocuparse y de ver qué es lo que está pasando en la familia y qué es lo que falla”.

Aunque está bien seguir mejorando los menús escolares, el ámbito para intervenir son los hogares porque, según recuerda Alvarez, “la familia es la clave en el establecimiento de los hábitos de vida, cada vez hay mayor conciencia de que la obesidad no es solo una situación desfavorable que hace que aparezcan otras complicaciones, sino que es, por si misma una enfermedad y esto cambia la forma de ver las cosas y de abordarlas”.

Muchas veces las intervenciones se hacen con los padres porque además de ser los responsables de comprar y de diseñar los menús y de acompañar a sus hijos a actividades deportivas y de financiarla son ellos los primeros que deben dar ejemplo. En adolescentes los programas de lucha de contra la obesidad se centran en el propio afectado porque ya el efecto de los padres sobre ellos es menor.

Bosch considera que lo que más cuesta es introducir o reforzar el ejercicio físico “la alimentación siempre es mejorable pero lo más difícil con un niño sedentario es lograr que dé el paso a la actividad física”, algo que tampoco facilita, reconocen, el exceso de peso.

Para esta endocrino, el recurso a especialistas “para hacer un tratamiento más dirigido” es imprescindible cuando se alcanzan los umbrales de obesidad y, pese a los intentos, ese niño o adolescente no logra ir reduciendo la grasa corporal. Una atención que debe hacerse a cargo de equipos multidisciplinares que valoren un posible recurso a fármacos, hasta ahora solo posible a partir de los 12 años.

¿Cuáles son los retos pendientes?

-Frente una enfermedad tan compleja de tratar como la obesidad, crónica y multifactorial, la mejor opción es siempre la prevención. Seguir insistiendo en labores de concienciación y de divulgación por medio de campañas es necesario para seguir reduciendo las actuales tasas de sobrepeso y de obesidad.

-La detección precoz y la intervención temprana son claves para evitar que una persona pase del exceso de peso a la obesidad.

-No culpar a los niños y adolescentes con obesidad. En torno al 50 por ciento de su problema tiene origen genético y no por un solo gen sino por múltiples modificaciones genéticas que hacen que una persona tenga peor regulación del apetito, un menor gasto energético o que responda peor a la actividad física. Son rasgos que dificultan mucho la pérdida de grasa corporal. A esto se une que, cuando adelgazamos, nuestro organismo y especialmente el de las personas obesas, intenta hacer todo lo posible por recuperar el peso eliminado.

-Que se reconozca la obesidad como enfermedad crónica en España para establecer protocolos y rutas asistenciales específicas.

-La puesta en marcha de un plan nacional para facilitar la prevención, contribuya a generar conocimiento y asegure una atención clínica de calidad en esta patología.

-Explorar la posible financiación en el Sistema Nacional de Salud de los tratamientos farmacológicos de la obesidad.

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