¿Cómo acaricio a un gato y cómo sé si no le gusta?
Acariciar a un gato no es tarea fácil y cometemos muchos errores habitualmente que no toleran nada bien y les provoca estrés
Madrid - Publicado el - Actualizado
3 min lectura
Los gatos no son perros, eso ya lo sabemos, y todavía más quienes tienen la suerte de convivir con un felino. Por eso, es muy importante saber que acariciar a un gato es mucho más complejo de lo que parece y que hay zonas que no toleran muy bien, otras en las que él debe permitirte tocarle e incluso hay veces que no le apetece que invadas su espacio. Esto último, como inconveniente, puede provocar incluso estrés en el animal, así que es crucial que aprendas a acariciarlo, cuándo quiere que lo hagas y cómo saber si le está gustando o no.
Lo cierto es que la mayoría de personas que conviven con gatos no saben cual es la forma correcta de acariciarlos. Aún sorprende ver que el gatito araña o muerde para evitar esa caricia que nosotros consideramos acertada. Pero una cosa es clara: el gato normalmente suele advertir cuando algo no le gusta para que dejes de hacerlo antes de dar un paso más.
¿Qué hago mal al acariciar a mi gato?
Lo primero que debes saber es que hay gatos más tolerantes con el contacto y otros que son mucho menos tolerantes. Lo que sí suele ser factor común es que les desagrada que les toquemos demasiado. Por eso hay que entender su lenguaje que no es tan complicado, solo único de ellos.
Los rasgos que indican que un gato está en buena predisposición para ser acariciado son:
Cuando veas que estas características se cumplen, establece el contacto con el gato. Debes acercarte relajado, sin elevar la voz y tocarle suavemente. También puedes ver si él toma la iniciativa y se acerca a ti buscando esas caricias. Puedes saberlo porque busque tu mano o te dé cabezazos. Lo importante es que le acaricies en la cabeza y el lomo. Casi todos los gatos odian que les toques la tripa y te avisarán con apartándote con la pata para que ceses. Si no lo haces, entonces morderán suavemente e irán incrementando la intensidad.
Acaricia a tu gato solo cuando él quiera
Recuerda que el gato no suele limpiarse nunca a contrapelo, eso es porque no les gusta. Así que no lo hagas al acariciarle. Siempre ve en el sentido del pelo. Las caricias largas y suaves son las mejores. Solo aprieta suavemente si él presiona su cuerpo contra ti. Esto suelen hacerlo con la cabeza ya que así liberan las feromonas que tienen en las glándulas de su cabeza.
Los gatos que tienen más confianza con sus dueños, dejarán que estos le acaricien la barbilla y las mejillas. Estas zonas les producen placer pero solo cuando te lo permitan, no amenacen ni apartándote con las matas ni mordiendo. Es el gato quien debe decidir si quiere ser acariciado. La cola tampoco es una zona que le guste que le toquen, como tampoco las patas. Estas últimas son muy delicadas para ellos y casi ninguno deja que se las toquen.
Evita acariciar la tripa, la cola y las patas del gato
Para saber si el gato está aceptando las caricias o las rechaza, estos marcadores pueden ayudarte a saber cuándo lo estás haciendo mal:
Cuando veas alguna de estas señales, detente y déjale. Como explicábamos, los gatos son animales muy particulares cuya personalidad marca completamente la experiencia que el dueño puede tener de ellos. No obstante, si les tratamos con cariño, les comprendemos y hacemos lo que nos piden con su lenguaje corporal, la convivencia será muy positiva y reconfortante para mascota y persona.