Informe COPE sobre la sequía: Cataluña y Andalucía, al límite por la sequía

Las lluvias de las últimas semanas no están llegando a todo el territorio por igual y las cuencas catalanas y andaluzas siguen bajo mínimos.

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Cataluña y Andalucía, al límite por la sequía, informa Carmen Labayen

Carmen Labayen

Publicado el - Actualizado

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Los embalses están en niveles mínimos en Cataluña y buena parte de Andalucía y aún con las lluvias de estos últimos días en estas zonas en situación límite por la sequía no cambiará excesivamente la situación.

Según recoge el último informe COPE, la situación -que también afecta, aunque en menor medida a Extremadura, Castilla La Macha y el Levante- está motivando esta misma semana la adopción de nuevas restricciones en el uso del agua en la España seca.

Las reservas de agua están de media en España al 50 por ciento de nuestra capacidad de almacenamiento, quizá suba un poco estos días, con un total de 28.476 hectómetros cúbicos muy desigualmente repartidos según los últimos datos oficiales.

La peor situación está en Cataluña con los embalses por debajo del 16 por ciento, 4 veces por debajo de la media de la última década con poco más de 100 hectómetros cúbicos embalsados.

También en mínimos las cuencas de Andalucía en su mayoría con niveles inferiores al 20 por ciento de su capacidad y con la mitad de agua acumulada que hace un año.

¿Llegaremos a ver barcos de aprovisionamiento?

Los expertos consultados por COPE esperan que no lleguemos a necesitar barcos para el aprovisionamiento de agua de este verano para el que se están preparan tanto Andalucía como Cataluña. Es algo que va a depender de las lluvias que tengamos esta primavera y los modelos meteorológicos son aún imprecisos.

Buque cisterna ante la sequía

El Gobierno de la Junta de Andalucía acaba de aprobar esta semana un nuevo Decreto de Sequía, el cuarto al que da luz verde en los últimos meses, con una inversión de más de 200 millones de euros, de ellos 50 millones destinados a medidas de apoyo al sector agroalimentario y a actuaciones en municipios con problemas de abastecimiento además de preparar los puertos por si es necesario traer agua en barcos en los próximos meses.

Las autoridades consideran que la situación se está acercando a la meta sequía que ya se vivió en 1995 o la experimentada en 2004 y 2005 que fue más intensa pero más corta que la actual y cifran entre 40.000 y 100.000 m3 de agua la capacidad que pueden contener los barcos. Una cantidad limitada si tenemos en cuenta que solo el área de Málaga gasta 66.000 m3 al día.

También Cataluña se prepara para lo que pueda venir.

Cataluña ya vive una fase de emergencia por sequía en el área metropolitana de Barcelona y la provincia Girona.

La medida afecta a seis millones de personas que viven 200 municipios donde el consumo de agua por persona quedará reducido a 200 litros por persona y día para todos los usos.

Los ayuntamientos y entidades sociales siguen decidiendo si disminuyen la presión del agua o si efectúan cortes horarios.

Comporta, además, una restricción del 80 por ciento en el agua para regar, del 50 por ciento en el uso para la ganadería y en el 25 por ciento en la industria.

La agricultura y la sequia

En los peores escenarios la hoja de ruta diseñada por el Govern, barajan nuevas reducciones del agua disponible por persona hasta los 160 litros diarios para todos los usos además de incluso prohibir usar las duchas en recintos deportivos o rellenar las piscinas de hoteles o campings.

El riego en parques y zonas verdes se limitará a árboles de carácter singular o monumental.

Las autoridades catalanas ya tuvieron que recurrir en 2008 a un buque cisterna para reabastecer las reservas de agua del área metropolitana de Barcelona con agua procedente de Tarragona y de Francia.

Los embalses estaban entonces al 21 por ciento, 5 puntos por encima de los niveles actuales tras 40 meses sin un régimen normal de lluvias. Entonces fueron necesarios 21 viajes durante algo menos de un mes que inyectaron medio millón de de metros cúbicos.

Es, sin embargo, una solución limitada para afrontar situaciones de grave crisis. Y es que cada barco puede desembarcar como mucho en torno al 8 por ciento del consumo diario en esta zona. Solo la capital catalana consumió 91 millones de metros cúbicos (91,5 hm3) en 2022, el doble en el área metropolitana que incluye a otros 35 municipios y 3,5 millones de personas más.

Se trata además de un recurso bastante más caro.

Y es que los expertos cifran entre 4 y 10 euros por metro cúbico el coste del agua que llegue a Barcelona en barco frente a los 2 euros por metro cúbico que es el precio medio del agua en Cataluña. Todo dependerá de donde se llegue el agua que Cataluña confía en poder volver a sacar de Tarragona y Marsella mientras Andalucía baraja traerla de las desaladoras murcianas o de Portugal.

Las lluvias de febrero serán insuficientes para paliar la situación

Salvo en Galicia y en Canarias, lo previsto para las próximas semanas son precipitaciones en la media de lo que ha sido normal entre 1991 y 2020 y esto son malas noticias para las zonas más afectadas por la sequía en España porque según explica a COPE el portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), Marcelino Nuñez, “tendría que llover muy por encima de lo habitual para que aumentase el agua embalsada”.

Además de la previsible falta de precipitaciones y según este experto la humedad del suelo en los enclaves de sequía severa está por debajo del 40 por ciento lo que implica que “las primeras lluvias si se producen se quedan en las primeras capas que la absorben y hacen falta nuevas precipitaciones para que se produzca la escorrentía que llega a nuestros embalses”.

El presidente de Andalucía Juanma Moreno señaló hace algunas semanas que de no llover el equivalente de 30 días seguidos habrá cortes de agua en las grandes ciudades como Córdoba, Málaga o Sevilla este verano pero, según Nuñez, “es una situación que no se ha producido nunca en una comunidad autónoma en la que de media en todo el año llueve unos 50 días.

Esas lluvias tan continuadas tampoco serían lo más idóneo ya que lo beneficioso es que las precipitaciones se produzcan de forma más intermitente porque el suelo necesita secarse y airearse”.

El cambio climático agrava la sequía

A la falta de lluvias que se han repetido en diferentes episodios de sequía en el último siglo en España se une el aumento de las temperaturas que es otro claro factor de estrés para los ecosistemas y los ya mermados recursos hídricos y cuyo carácter, a diferencia de las precipitaciones, es constante y va en aumento.

Y es que según explica a COPE Sergio Vicente investigador del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE) y del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) “más que un problema de falta de lluvias que es algo cíclico y que venimos observando desde el siglo XIX, lo que está sucediendo es que las temperaturas más elevadas -que nos han llevado a superar el 1,5 grados de los acuerdos de París en la zona mediterránea- están afectando a la humedad del suelo y provocando una evaporación más elevada que notamos en los embalses”.

Además y, según señala este experto, en los últimos 90 años las cabeceras de las montañas de donde cae el agua que llega a los embalses se han visto profundamente modificadas. La agricultura y la ganadería -que antes mantenían las cubiertas vegetales en condiciones óptimas para que se formen corrientes de agua que alimentaban los ríos y los embalses- se han convertido en bosques “que consumen más agua de lo que lo hacían las actividades ganaderas y la agricultura extensiva en se practicaba en esos espacios”.

El resultado es que tenemos menos agua disponible y que las necesidades hídricas no han hecho más que aumentar en nuestro país, lo que nos sitúa ante el dilema imposible de un campo que multiplica los regadíos en un país sin recursos necesarios en los años secos.

El reto de ser una potencia agrícola en un país árido

La superficie cultivada casi se ha triplicado desde 1950. España es la segunda potencia agrícola en Europea y según recuerda Sergio Vicente “el regadío concentra de media el 80 por ciento del agua que consumimos en nuestro país”. La agricultura más rentable está además precisamente en el arco mediterráneo, en la España seca, y depende en gran medida de la disponibilidad de agua.

En los últimos 70 años, la superficie dedicada al regadío ha pasado de 1,6 millones de a 3,8 millones de hectáreas. Supone casi el 23 por ciento de la superficie total cultivada en España y en ellas se obtiene el 65 por ciento de la producción en España con lo que el regadío es clave para el sector agroalimentario español, según los últimos datos del Ministerio de Agricultura que son de 2021.

España es el primer país de la Unión Europea en superficie de regadío y en la mitad de los cultivos, casi el 53 por ciento, se utiliza el riego localizado. A ello se suma casi un 15 por ciento que se riega por aspersión y el 9 por ciento con riego automotriz, métodos más eficientes que el riego por gravedad que se emplea en el 24 por ciento de la superficie actualmente, algo que ha sido posible debido al proceso de modernización del campo de las últimas décadas y a las millonarias inversiones que se han hecho.

Una industria muy potente y fuente de riqueza nacional

Cada hectárea que se pone en regadío y que recibe agua multiplica su valor. Según la Encuesta de precios de la Tierra del Ministerio de Agricultura, una hectárea de cultivo en España cuesta 10.000 euros y una hectárea de hortalizas asciende a 36.000 euros. Si es bajo invernadero el precio escala a más de 200.000 euros. Además una hectárea dedicada a frutales de clima subtropical como el aguacate, el mango o el níspero, cuesta 14 veces más si es de regadío que si es de secano.

Parte de nuestra producción la exportamos. Solo en el año 2021 España exportó casi 4 millones de toneladas de cítricos de los casi 7 millones de toneladas cosechados por 3.500 millones de euros.

Las exportaciones de hortalizas de invernadero supusieron otros 3.200 millones de euros y los frutos rojos 1.315 millones de euros adicionales.

Pero mejorar la eficiencia en el riego y multiplicar así las cosechas y la productividad requiere de enormes inversiones de forma que gasto público para modernizar 1,5 millones de hectáreas ha ascendido en España a unos 3.000 millones de euros. Con ello y según la Federación de Regantes Fenacore han logrado disminuir en un 15 por ciento su necesidad de agua.

En paralelo, los recursos hídricos disponibles han caído en las últimas décadas en torno al 12 por ciento según los cálculos del Ministerio de Transición Ecológica y las proyecciones sitúan un desplome de los recursos de entre un 14 y un 40 por ciento para 2050.

En 100 años hemos pasado de una capacidad de embalse de 2.000 hectómetros cúbicos de agua a más 55.000 hectómetros cúbicos. Al agua de los embalses se suma la reutilizada que supone el 10 por ciento de la que usamos en España y el agua de las desalinizadoras con la que logramos otro 9 por ciento y la de unos acuíferos cada vez más sobre explotados. Sigue siendo insuficiente para hacer frente a las necesidades de agua en tiempos de sequía.

Para hacerlo posible se han modificado y regulado casi todas las cuencas de nuestro país con el consecuente impacto ecológico y ambiental pero, según recuerda Sergio Vicente, “cuando llueve por debajo de lo normal y el agua disponible es insuficiente para hacer frente a las necesidades quedan en evidencia todas las contradicciones de nuestro sistema”.


Los hogares sí han logrado un drástico descenso del consumo

Así como en la agricultura la tendencia es a una creciente demanda por el aumento de la superficie cultivada y la posibilidad de aumentar la producción de regadío, el consumo de agua en los hogares se ha ido reduciendo a lo largo del tiempo. Los expertos calculan que ha caído un 30 por ciento en los últimos 20 años.

De no mejorar la situación de sequía entre las medidas que se barajan figuran limitar a 200 litros el agua disponible por persona y día. En realidad los hogares ya están gastando en torno a 100 o 125 litros por persona pero según señala el también investigador del CSIC, Enric Vázquez “los 200 litros incluyen el uso industrial. También los hogares pueden ser más eficientes si tenemos en cuenta que la recomendación de la Organización Mundial de la Salud es de 50 litros por día y habitante y, de hecho, hay países que en los que el consumo está por debajo de los 20 litros e incluso de los 10”.


Potenciar la desalación y la reutilización, otras apuestas posibles

España es una potencia mundial en la generación de aguas de segundo uso, las desaladas se utilizan para el consumo humano mientras que las depuradas tienen un uso agrario.

"Tenemos 800 desaladoras, 20 de ellas grandes, y podemos producir 5 millones de metros cúbicos de agua al día, lo que equivale a 1.000 hectómetros cúbicos al año y es el 9 por ciento del suministro total de agua. Somos el quinto país en capacidad instalada en el mundo y nuestras empresas son pioneras. 8 de las 20 empresas más grandes del mundo en procesos de desalación son españolas”, afirma en COPE Domingo Zarzo presidente de la Asociación Española de Desalación y Reutilización (AEDyR).

Considera que si hasta este momento no ha sido necesario implementar restricciones es gracias al recurso al agua desalada. Admiten que el precio del agua desalada ronda los 0,8 a 1 euro por metro cúbico, debido en un 60 por ciento al gasto energético que implica, frente a los entre 0,2 ó 0,3 euros por metro cúbico del agua procedente de los embalses.

A juicio de Zarzo, construir plantas portátiles de desalación como está haciendo Andalucía también suma pero la cantidad de agua que pueden producir es limitada. Considera que la construcción prevista de 2 nuevas grandes plantas desalinizadoras en Andalucía, prevista en un Real Decreto de medidas contra la sequía del Gobierno de mayo de 2023, será positiva pero a medio plazo ya que entre los permisos, autorizaciones y construcción, estas infraestructuras no van a estar listas hasta dentro de 5 años y son insuficientes para hacer frente a la demanda nacional.

En cuanto a la reutilización, la costa Mediteránea y las islas concentran el 80 por ciento del uso del agua depurada en España, en el conjunto del país la regeneración de las aguas está en torno al 10 o el 11 por ciento “hay mucho margen para elevar este nivel medio pero para ello serán necesarias multiplicar las inversiones” explica a COPE el director académico del Foro de la Economía del Agua, Estanislao Arana.

La Comunidad Valenciana es la región que genera más volumen de agua reutilizada de toda la Unión Europea y Murcia la que recuperan un mayor nivel de agua reutilizada en el territorio comunitario, casi el 90 por ciento. Pero en otras zonas la depuración de agua es prácticamente inexistente. En cuanto al coste oscila entre los 0,3 y los 0,4 euros por metro cúbico para uso agrario y hasta 0,5 o 0,6 euros por metro cúbico cuando se potabiliza.

España quiere duplicar la capacidad de aguas reutilizables de aquí a 2027 de forma que supongan el 20 por ciento de los recursos disponibles y, de momento, solo autorizados para uso agrario e industrial pero no humano.

Pendiente un pacto de Estado para el uso del agua

Hasta el momento no ha sido posible alcanzar un gran pacto de Estado sobre el uso del agua en España: “quizás ahora justamente no sea el momento político idóneo pero es una pena porque es necesario. Tenemos que llegar a grandes acuerdos sobre temas esenciales como el precio del agua, el coste de los productos agrícolas o la la planificación de los recursos hídricos para desarrollo agrícola” señala Arana.

“Ahora hay agua excedente en toda la parte occidental del país y en toda la parte oriental, sur y noreste, hay unas dificultades especiales. Deberíamos tener las infraestructura necesaria para poder trasladar recursos de un sitio a otro en los momentos en los que en un sitio se necesita y no en otros. Deberíamos ser capaces de quitarnos los prejuicios ideológicos y no demonizar el concepto de trasvase sino limitarlo a criterios técnicos objetivos y previamente consensuados”, subraya Arana.

Según explica a COPE el investigador del CSIC, Enric Vázquez, los trasvases serán la última opción cuando tras recurrir a la desalación y la reutilización, los recurso hídricos siguen sin ser suficientes.

¿Qué hacer frente a la sequía?

Ahorrar todo el agua que podamos tanto en las ciudades como en el campo y en la industria; ajustar su precio a su coste real, eliminar las fugas de agua por las que perdemos el 15 por ciento de los recursos disponibles, promover la reutilización del agua y desalar, son las principales soluciones para afrontar la sequía según los expertos consultados por COPE que no ven ya margen ni social ni medioambiental para construir más presas y embalses en nuestro país.

Para Enric Vázquez es precioso seguir mejorando la eficiencia en el uso del agua en el sector agrícola además de “hacer una planificación adecuada y realista además de sostenible, un modelo que sea capaz de ajustar la demanda a los recursos disponibles”. También aboga por recuperar pozos que se han quedado en desuso para aumentar algo más la oferta de agua.

Antes incluso de la implantación de nuevas medidas en Andalucía y Cataluña, 100 municipios en España tienen algún tipo de restricción en el uso del agua. Y es que como resume el presidente de la Asociación Española de Abastecimiento de Aguas y Saneamiento (AEAS), Pascual Fernández “nos sabemos hacer llover”.

A su juicio aumentar el precio del agua hasta ir equiparándolo a su coste real es una de las claves para tomar conciencia de que el agua es un bien escaso y que es imprescindible evitar cualquier despilfarro: “con un precio medio mensual de 6 euros en España esta sensibilización no está teniendo lugar”.

Limitar las fugas de agua a como máximo el 3 ó el 4 por ciento es otro de los objetivos que considera Fernández que debemos perseguir.

Tanto Fernández como Vicente consideran, en cambio, agotado el margen para construir nuevos embalses en nuestro país.

El investigador del CSIC aboga por recuperar los paisajes de las cabeceras de montaña con desbroces y una adecuada gestión forestal además de la recuperación de la agricultura y la ganadería tradicionales y cifra entre el 10 y el 15 por ciento el agua extra disponible de invertirse en esta medida.

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