El Coloso de Rodas o la estatua de Zeus: ¿Qué ocurrió con las desaparecidas 'Maravillas del Mundo'?
De las 'Siete Maravillas del Mundo Antiguo', solo la pirámide de Giza se mantiene en pie en la actualidad
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La gran mayoría de personas conocen las ‘Siete Maravillas del Mundo’ actuales, un conjunto de obras arquitectónicas repartidas en diferentes puntos del mundo que han sido catalogadas como ‘maravillas’ por su espectacular diseño y belleza. Sin embargo, lo que algunos no saben es que existe un listado similar a este, pero de obras arquitectónicas que la mayoría han desaparecido al tratarse de construcciones de hace milenios. Estas son conocidas como las ‘Siete Maravillas del Mundo Antiguo’ y solo una de ellas ha resistido hasta nuestros días: la Gran Pirámide de Giza. Esta fue construida en torno al 2.500 a.C como tumba del faraón Keops y cómo se construyó aún sigue sembrando dudas.
El resto de espectaculares construcciones de la antigüedad se conocen gracias a los escritos que se han conservado de la época. Las siete se encuentran en territorios cercanos al Mar Mediterráneo, una muestra del dominio de las civilizaciones asentadas en esos lugares. Entre ellas, la que más destacó en esta época fue Grecia, con cinco de ellas en territorios ocupados por la cultura griega, una muestra del gran desarrollo de la cultura helena, que fueron el referente arquitectónico, intelectual y artístico durante más del milenio antes de Cristo.
Los contemporáneos de estas espectaculares construcciones enumeraron gran cantidad de lugares destacados, con famosas versiones como la del poeta Antípatro de Sidón del siglo II a.C., del matemático Filón de Bizancio, de Calímaco de Cirene o el historiador Heródoto. Sin embargo, estas listas diferentes solo recogían los pocos lugares que había presenciado cada uno. Por tanto, la lista actual de las ‘Siete Maravillas del Mundo Antiguo’ es una selección de los escritos que han perdurado.
Templo de Artemisa
El rey Craso mandó construir este templo en el siglo VI a.C como ofrenda a la diosa griega de la fertilidad, la guerra y la caza, Artemisa. El templo estaba rodeado por 127 columnas de 18 metros de alto que custodiaban la sala central en la que se encontraba una estatua de la diosa Artemisa, hija de Zeus, y el altar. El techo formaba dos pendientes con un frontón en la parte delantera y trasera con forma triangular y la totalidad del templo estaba rodeado de escalones. La decoración seguía el estilo jónico de la época.
Estaba situado en la antigua polis de Éfeso, actual Turquía, concretamente en la ciudad de Selcuk. Fue Eróstrato o Heróstrato es causante de que las generaciones venideras no pudieran disfrutar de este majestuoso templo. En la actualidad solo quedan las ruinas de una de las columnas que sujetaban el templo
El templo estaba construido de mármol y de madera y este pastor lo quemó intencionadamente, confesando en su detención, tal y como relata Valerio Máximo, que “a través de la destrucción de ese edificio tan hermoso, su nombre fuera difundido por todo el mundo”. Fue torturado, condenado a pena de muerte y castigado con el olvido (damnatio memoriae) prohibiendo mencionar su nombre, pero finalmente logró que su nombre quedara para la historia al aparecer en libros.
En la actualidad se mantienen las referencias a este hombre en psicología, con el complejo de Eróstrato e incluso la Real Amademia Española define ‘erostratismo’ como “de Heróstrato, ciudadano efesio que, en el año 356 a. C., incendió el templo de Ártemis en Éfeso por afán de notoriedad” o “manía que lleva a cometer actos delictivos para conseguir renombre”.
Los jardines de Babilonia.
Esta construcción es la única de la que los historiadores dudan de si realmente existió o fue una leyenda, ya que en el momento en el que los cronistas de la época realizaron sus listas de ‘las maravillas’, Babilonia ya estaba en ruinas.
Una de las teorías de su construcción es que se crearon en el siglo VI a.C por orden del rey Nabucodonosor II como regalo a su mujer Amitys de Meda. La historia cuenta que la princesa echaba de menos los paisajes de su tierra natal y el rey, para contentar a su esposa, mandó construir estos jardines.
Los historiadores creen que esta ‘maravilla’ se encontraba a orillas del río Éufrates y los escritos que han perdurado describen los jardines colgantes de Babilonia como una edificación compuesta por terrazas de piedra escalonadas en las que se plantaron árboles, arbustos, flores y demás vegetación. Para regar las distintas terrazas se cree que utilizó una noria para elevar el agua hasta las estancias superiores.
Este prodigio de la construcción se destruyó mucho antes que pudiera llegar a nuestros días. Pocas décadas después de su creación, el poder de Babilonia cayó ante la expansión del imperio persa. El paso del tiempo hizo que los jardines se abandonaran y con la llegada de Alejandro Magno al territorio, los jardines ya estaban abandonados. Finalmente, en el año 125 a.C, Evemero provocó un incendio en el territorio convirtiendo Babilonia en ruinas y cenizas.
Estatua de Zeus
El origen de esta estatua data del 436 a.C según los historiadores. La construcción se ubicó en un templo dedicado a Zeus y se construyó por la creencia religiosa de que la ciudad estaba protegida por el ‘dios de dioses’ y a modo de ofrenda mandaron construir al escultor ateniense Fidias la estatua.
La construcción estaba hecha de oro y marfil, medía 12 metros de altura y se dice que esta construcción representó el aspecto canónico de Zeus. Se cree que la piel era de marfil para simular la blancura y que la ropa, barba y pelo estaban hechos de oro. Esta representación se basa en la grabación en una moneda encontrada y en el testimonio de Pausianias.
Las representaciones habituales de Zeus reflejaban ira, sosteniendo un relámpago. Fidias quiso reflejar poderío y calma, por ello, el dios aparece sentado en un trono con una Niké (victoria) sostenida en la mano derecha, un cetro en la izquierda y una corona de olivo de plata sobre su cabeza.
La extinción de esta ‘maravilla’ se produjo en el año 475, una vez más a causa de un incendio.
Mausoleo de Halicarnaso
Este monumento funerario se construyó en el año 350 a.C a petición del rey Mausolo para que tanto él como su esposa fuesen recordados toda la eternidad. Pese a que fue su idea, se encargó su esposa Artemisa quien acabó la 'maravilla' debido al fallecimiento del rey. Estaba situado en lo que hoy es la ciudad turca de Bodrum.
La obra llevó unos 20 años, tenía 43 metros de altura y su gran belleza con grandes ornamentos reflejan el prodigio de la construcción de la época helenística. Estaba formado por una tumba de 13 metros, una fila de columnas de 12 metros, un techo de 12 metros y una cuádriga en la parte superior de seis metros. La infraestructura guardó los cuerpos de Mausolo y dos años más tarde también de su esposa es un cámara funeraria situada en el centro del Mausoleo.
Esta construcción ha sido la 'maravilla del mundo antiguo' que más ha resistido, ya que se mantuvo firme hasta el siglo XIV, cuando un terremoto derruyó la construcción.
El Coloso de Rodas
Esta construcción fue una estatua de bronce del dios del sol, Helios, de unos 33 metros que se levantó en la entrada del puerto de Rodas en el siglo III a.C., custodiando la entrada de todos los barcos a la isla.
El motivo de la construcción fue agradecer a Helios su protección al evitar una invasión del territorio. La representación mostraba al dios del sol con las piernas abiertas apoyadas en dos bases de mármol y por la separación de las dos extremidades era por donde las embarcaciones entraban al puerto.
Pese a los esfuerzos y dificultad de construcción, la 'maravilla' no duró mucho tiempo debido a que sesenta años después de su construcción un terremoto derrivo la estatua. Sin embargo, documentos señalan que las piernas hasta las rodillas quedaron el el lugar durante 900 años.
El faro de Alejandría
Frente a la costa de la isla de Pharos se levantó el faro de Alejandría, que tenía 160 metros de alto y se convirtió en el punto de referencia para los marineros que surcaban el Mar Mediterráneo en la Antigüedad. Tal fue su importancia que por el nombre de la isla en el que se ubicó, las lenguas románicas adaptaron la palabra 'faro' para referirse a esa construcción.
La orden de levantar esta 'maravilla' fue de Ptolomeo I. La infraestructura se componía de un primer nivel cuadrangular de 30 metros de largo, un segundo lado alargado, un tercer nivel octogonal y un último nivel en el que se encontraba un espejo que reflejaba la luz del sol durante el día y la luz emitida por una hoguera por la noche.
La construcción se mantuvo en pie hasta el siglo XIV, cuando el tercer terremoto que se produjo en la ciudad terminó de derruir el faro. A pesar de esto, aún se pueden ver algunos restos de su construcción.