Así fue la adhesión de España a la OTAN: el cambio de posición del PSOE y el referéndum
Gracias a la campaña de Calvo Sotelo, España inició los trámites que a punto estuvo de tumbar el PSOE de Felipe González. El 60% de los españoles votó un SÍ que hoy continúa
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La relación de España con la OTAN no ha sido siempre tan sencilla como ahora. Hoy es un día para hacer retrospectiva y recordar dónde estábamos en el pasado, en concreto en el 30 de mayo de 1982. En aquel momento, España se encontraba en plena reconversión, y es que nuestro país ha cambiado mucho en todo este tiempo, aunque son especialmente destacables dos fechas de aperturismo internacional hacia el mundo, momentos en los que nuestro país dijo "hemos cambiado".
La primera de estas fechas es el año 1992, cuando Barcelona organizaba por primera vez unos Juegos Olímpicos. Evidentemente, este fue un momento especial para toda España, y sirvió para contrastar, de manera definitiva, unos esfuerzos que comenzaron tiempo antes, en 1982. En ese momento nacía Naranjito y el espectáculo más grande del mundo del fútbol con la organización de la Copa del Mundo. La España democrática daba sus primeros pasos y junto a la organización del mundial, el aperturismo se confirmó cuando en ese instante entramos en la Organización del Tratado Atlántico Norte.
Los procesos no fueron fáciles ni sencillos, de hecho llevó más tiempo del esperado. Debemos recordar que nuestro país durante todo el siglo XX se mantuvo neutral en las dos Guerras Mundiales. Tras el comienzo del franquismo en 1939, España se encontraba en una posición compleja; la posguerra empezaba a generar problemas en todo el territorio, y la imagen de debilidad era algo notable. Así lo transmitió el propio Franco a los países internacionales cuando se planteó la participación española en el conflicto, rechazando tal proposición, y manteniendo una imparcialidad que no fue del todo clara en todo momento. Precisamente por ello, la desconfianza en la España franquista se mantuvo durante varios años.
Un origen temeroso
En 1949, cuatro años después de que finalizara la Segunda Guerra Mundial, el bando aliado decidió prevenir los riesgos de que un país del mundo se alzara por encima de los demás y tratara de imponer su propia autoridad. Del mismo modo, en Occidente se veía con preocupación la política expansionista que estaba siguiendo la Unión Soviética. Era evidente que la Organización de las Naciones Unidas no podría ser capaz por sí sola de mantener la estabilidad en el mundo, ya que las propuestas de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad eran rechazadas por los numerosos vetos soviéticos.
La aparición de gobiernos comunistas en Europa Central y Oriental por influencia soviética aumentaba la presión en Europa Occidental. Entre 1947 y 1949, una serie de sucesos, más dramáticos por el hecho de la reciente marcha de las tropas estadounidenses y canadienses que aún se encontraban en Europa desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, marcaron el punto más alto en la tensión que se estaba experimentando.
Estos sucesos fueron amenazas a la soberanía de Noruega, Grecia, Turquía y Checoslovaquia, entre otros, donde el golpe de Praga de febrero de 1948, fue interpretado como un ataque directo a los intereses europeos. Además, el bloqueo de Berlín, entre junio de 1948 y mayo de 1949, empeoró la situación para los países antes mencionados.
Una campaña por la Alianza
Ningún comienzo es sencillo, o al menos eso dicen, y España es el fiel reflejo de ello. Mientras doce países se ponían de acuerdo el 4 de abril de 1949 para fundar la OTAN, acto que sirvió para sentar un precedente único en toda la historia. Tuvieron que pasar treinta y tres años para que España accediera a la Organización, en la tercera incorporación de países, pero a pesar de todo, fue algo que no llevó mucho tiempo.
El proceso de adhesión a la OTAN fue bastante rápido, de hecho. La propuesta la planteó el presidente Leopoldo Calvo Sotelo en su discurso de investidura el 25 de febrero de 1981 y pese al rechazo de algunas fuerzas políticas, con el PSOE como principal abanderado, el 2 de diciembre de ese mismo año se formuló la solicitud.
La entrada se produjo apenas seis meses después y para finales de año el PSOE llegaba a la Moncloa con Felipe González, uno de los más férreos detractores de la OTAN, como presidente. Sin embargo, este dio un giro de 180 grados para convertirse en defensor de la Alianza, aunque con condiciones.
En octubre de 1984, González formuló durante el discurso sobre el Estado de la Nación lo que se denominó el Decálogo de Paz y Seguridad y que sirvió de base para la convocatoria del referéndum del 12 de marzo de 1986. El PSOE hizo no solo campaña a favor de la permanencia, sino que con la redacción de la pregunta que se formularía a los ciudadanos también se aseguró en buena medida que el 'sí' se impusiera.
Así, se dejaba claro que la permanencia estaba condicionada a tres cuestiones: no habría incorporación a la estructura militar integrada; se mantendría la prohibición de instalar, almacenar o introducir armas nucleares en territorio español; y se procedería "a la reducción progresiva de la presencia militar de Estados Unidos en España".
El referéndum
El 52,54% de los españoles respaldaron al Gobierno en esta postura, en un referéndum que contó con una participación próxima al 60%. El referéndum fue un punto de inflexión para la pertenencia en la Alianza, ya que a partir de ese momento España comenzó a participar en todos los comités y órganos de la misma, con la excepción de la estructura militar integrada.
El siguiente gran hito se produjo en diciembre de 1995, cuando el entonces ministro de Exteriores, Javier Solana, fue elegido secretario general de la OTAN, cargo que ostentó hasta 1999, meses después de que España se adhiriera al Estatuto de los Cuarteles Generales Militares Internacionales.
Al año siguiente, el Congreso dio luz verde a que el Gobierno negociara la entrada de España en la nueva estructura de mandos, con la vista puesta en albergar el Cuartel General de Mando Subregional Suroeste en Retamares (Madrid), como terminó ocurriendo a finales de 1996.
Quince años después de su adhesión, España acogió el 8 y 9 de julio de 1997 su primera cumbre de la OTAN. En ella, con José María Aznar al frente del Gobierno, España manifestó su aspiración de participar de forma plena en la estructura militar integrada, si bien no sería hasta 1999 cuando se produciría dicha incorporación plena.