Así trabajan "codo con codo" los expertos del IGN para vigilar la erupción volcánica de La Palma
Carmen del Fresno es sismóloga y ha mostrado a COPE su labor diaria para analizar la evolución del volcán de La Palma
Publicado el - Actualizado
3 min lectura
La lava arrojada por el volcán de la Cumbre Vieja en la isla de La Palma cubre ya más de 166 hectáreas y ha destruido 350 inmuebles, según los últimos datos del sistema de observación terrestre europeo Copernicus, obtenidos en la tarde del miércoles. Una catástrofe natural sin precedentes que se sigue con preocupación desde el pasado domingo. Entre los daños ocasionados, la ceniza del volcán está provocando estragos también en el tráfico aéreo, provocando incidencias en el aeropuerto de La Palma.
Este jueves, los Reyes acudían hasta la isla para apoyar a las personas afectadas por la erupción del volcán. "Hay que preservar su seguridad, garantizar su mañana y reconstruir en La Palma todo lo que la naturaleza se ha llevado", ha dicho el Rey durante su visita al barrio de La Laguna, en Los Llanos de Aridane, a las personas que están en este lugar tras abandonar sus hogares.
La lava, que ha ido ganando en viscosisad, de ahí que discurra más lenta, alcanza espesores entre 8 y 15 metros en su lengua más activa y la sismicidad continúa en bajos niveles. La estimación de la tasa de emisión de dióxido de azufre (SO2) a la atmósfera por este proceso eruptivo oscila entre 6.140 y 11.500 toneladas diarias.
Numerosos expertos tratan de gestionar la catástrofe que conmociona a los habitantes y que seguimos atentamente desde la Península. En concreto, se trata del Comité Científico que trabaja dentro del Plan de Emergencias de Volcanes de Canarias (PEVOLCA).
Desde Madrid, en el Instituto Geográfico Nacional trabajan incansablemente especialistas como Carmen del Fresno para realizar una adecuada coordinación con dicho Comité. Así, cuentan con la información necesaria sobre la evolución del volcán. Ingenieros de telecomunicaciones, topógrafos, personas formadas en matemáticas, física, geofísicos... múltiples disciplinas que se unen para gestionar bien esta emergencia medioambiental.
Por tanto, del Fresno ha enseñado a COPE el trabajo que realiza tanto ella como sus compañeros desde la capital. "El Instituto Geográfico Nacional es el responsable de toda la monitorización y de obtener esos datos para presentarlos al Comité Científico. Allí se evalúa, entre todos, y se traslada a Protección Civil y a Emergencias". Además, añadía que "realizamos reuniones diarias, todas las mañanas durante la primera semana.. y cuando se fue acelerando el proceso, se han incrementado las reuniones. El semáforo es la manera que tiene el PEVOLCA de informar a la población en qué situación está la isla en ese momento. En este caso, se encuentra en rojo la zona volcánica", afirma la sismóloga.
El pasado 11 de septiembre, comprobaron que se estaban produciendo medidas anómalas de gases, deformación del terreno y seísmos que les hacía prever lo que ha acabado ocurriendo.
La experta, junto al resto del equipo, recibe en tiempo real, "todas las señales de toda la instrumentalización que tenemos para monitorizar la isla. Señales de registros sísmicos, continuamente nos llegan señales que son almacenadas y analizadas para evaluar donde son los seísmos. A la vez, tenemos medidas de deformación, a través de inclinómetros y medidas satelitales".
Una situación excepcional que tratan de afrontar con energía, mientras nos reconocía que "el momento crítico fue antes. Justo antes, porque era inminente y claro, tienes todas las estimaciones. Sabes más o menos la zona, pero nunca sabes dónde. Ese es el momento más complicado y ahora es cuestión de ir observando pero es distinto. La tasa de emisión, uno de los instantes más difíciles son las primeras 72 horas. Luego puede tener períodos más estables, un poco más efusivos. Digamos que la explosividad del volcán puede ir variando".
Sobre la llegada de las coladas al mar: "No podemos impedir lo que está haciendo la naturaleza"
La lava, en palabras de la experta, "parece que va a llegar al mar, aunque es cierto que se va ralentizando por diferentes causas: una de ellas es el cambio de pendiente de la ladera, en el punto de emisión cae muy vertical... se va enfriando, se va endureciendo y eso frena el avance. Aún así, como el volcán sigue expulsando lava suponemos que acabará llegando al océano".
Por tanto, es necesario extremar la atención. "No podemos impedir lo que está haciendo la naturaleza. Monitorizar para que los daños no sean mayores. Cada vez avanza más despacio".